Napoleón y el Premio Nobel
(De la Agencia Jota) –
El pasado domingo día 1 de corriente, la Unión Europa, hizo pública su petición a la Fundación Nobel pidiendo la concesión a título póstumo, del Premio Nobel de la Paz a Napoleón Bonaparte. En el comunicado se encomiaba sus esfuerzos altruistas por unificar Europa de una vez por todas a pesar de la evidente mala fe de muchos europeos, que violentamente se opusieron a su benefactora intención.
La sorpresa ha sido grande en todo el Globo, y las reacciones de lo más variopintas.
En Francia la decisión se ha celebrado con un día de fiesta Nacional y fuegos artificiales. No obstante un par de rancios legitimistas han hecho pública su disconformidad quemándose a lo bonzo en la Plaza de la Concordia, el Marquis de la Pomme de terre Chaude, el cual al empezar a arder gritó: “Oh je brûle” y Le Chevalier de la Cuillère en Bôis. Este, sólo dijo: “Ojú”, pero en francés.
En España, la cosa ha sido más complicada, mientras que el Presidente de Gobierno se ha adherido a la petición, la “ministresa” de Igualdad ha hecho pública su enérgica protesta por un nuevo acto del heteropatriarcado, afirmando que la importante fue Josefina y no su “partenaire”, después, a micrófono cerrado se la oyó decir; “si por lo menos hubiera dicho Napoleona…”.
Los alcaldes de Zaragoza y Madrid, han anunciado inmediatamente el proyecto de construcción de un monumento al eminente pacifista en sendas poblaciones.
Mientras, el presidente de EE.UU., fiel a las tradiciones patrias ha preguntado, ¿quién es ese Napoleón?.
El Sr. Putin, exclamó: “Kalinka maiá” y a continuación ha organizado un concierto extraordinario en el que se interpretará la obertura de Tchaikovsky 1812 con todos sus cañones y se dará un cañonazo de más, para que quede bien claro.
Los ingleses, sin embargo se han limitado a tomar el té y ha gritado “Viva el Brexit”.
La reacción más extraña ha tenido lugar en la Ciudad de Cádiz, en la que tres vecinos del Barrio de la Viña, El Coquina, El Palo Cortao y Albondigón, al parecer estaban disconformes con la noticia, por lo que Albondigón exclamó: “Pisha, esto hay que arreglarlo”, alquilaron un coche y se plantaron en la Frontera de Francia por donde no les dejaron pasar por no llevar el carné anti-bicho-chino, dejaron el coche en la Colegiata de Roncesvalles, atravesaron los Pirineos a pie, y en el primer pueblo que encontraron se dirigieron a una oficina de alquiler de vehículos y, aunque El Palo Cortao no entendía el francés, se entendía muy bien con las francesas, y la demoiselle de la oficina les entregó el mejor modelo de que disponían previa fianza. Pasaron por las Ruinas de Versalles, (Antes era un palacio, con sus jardines surtidos de flores y papillones), llegaron a París de la Francia, y una vez allí a la Moncloa que tienen ellos allí y que se llama El Elíseo, pero no sólo no los dejaron entrar sino que les encañonaron con sus fusiles modelo OTAN 2019.
Entonces fue cuando Palo Cortao decidió esperar al cambio de guardia presidencial y a los guardias con mostachos, los sustituyeron dos guardias llamadas Denise y Mimí. Entonces Palo Cortao, entendiéndose con ellas, se enteró que Mr. Le President, estaba ausente, de todas formas entraron, se fueron al balcón presidencial, arriaron la bandera francesa e izaron la española y gritaron: “ESTO NO LO PUDO HACER NAPOLEÓN EN CAI”, y se quedaron tan panchos.
En Bruselas, el Mankenpis, ya no echa agua sino Tío Pepe, nadie sabe por qué.
El incidente diplomático tardó más de seis meses en arreglarse, pero gracias a esos tres gaditanos, Napoleón se quedó sin premio.
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Un comentario en “Napoleón y el Premio Nobel”
Ramón de Argonz
Quieren hundir todo y convertirnos en submarinos.