Funcionaros del Estado… No del Gobierno
(Por Daniel Ponce) –
En medio de la situación de crisis nacional e institucional, de raíces muy profundas, en la que nos encontramos, acentuada por el actual Gobierno de España (de naturaleza Global-Masónica) pero que viene desde el comienzo de esta Democracia antiespañola, uno de los asuntos más visible y novedoso es la sumisión y dependencia que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, junto con las Fuerzas Armadas, están teniendo, no tanto al Gobierno de España, a los Gobiernos Autonómicos y Municipales para hacer cumplir ordenanzas publicadas en los boletines gubernativos pero sin respaldo judicial alguno.
Esta falsa crisis sanitaria, como han evidenciado las propias cifras de mortandad del INE, no sólo no ha unificado y centralizado recursos nacionales sino que ha descentralizado aún más las regiones y gobiernos autonómicos, que ansiosos de poder se han convertido en puras taifas y cortijos de señoritos siervos de corporaciones empresariales tecnológicas, médicas y farmacéuticas.
En este contexto, la labor de las Instituciones Nacionales del Estado ha de ser hacer de baluarte y contención, y no convertirse en siervos del señorito del cortijo turno pues está en juego la unidad nacional de España, y por lo tanto nuestro bienestar básico.
Además, estos funcionarios públicos deben considerar que pueden acabar entre rejas por prevaricación y obedecer ordenes ilegales, en un marco jurídico que no es el propio. Estas órdenes son:
– Impedir la movilidad ciudadana.
– Obligar al uso de las mascarillas contra voluntad.
– Forzar al cierre de establecimientos comerciales que suponen el medio de vida de familias. Y otras que de forma arbitraria se les ocurren a los ”administradores públicos” como el hablar en autobús y metro, junto con el llevar la mascarilla, en Baleares, o la creación de ”centros de confinamiento” en Galicia.
Siguiendo el espíritu de la Milicia Católica y Tradicional, y del Requeté, así como la línea editorial de este prestigioso Digital Católico, sólo cabe la Contrarrevolución al Grito de: ¡¡¡ Viva Jesucristo Rey !!!.