¡Escandaloso! Vacunas y Aborto
(por Luis B. de PortoCavallo) –
Todo lo que rodea a la potente industria farmacéutica global ―y sus «lobbies» de presión―, es enigmático, oscuro, confidencial, misterioso, hasta tenebroso y, en algunos casos, terrorífico.
Se ha desmentido hasta la saciedad, e incluso se han burlado, tachando poco menos que de paranoicos peligrosos, a quienes advertían que para la fabricación de muchas vacunas se utilizan células provenientes de fetos abortados.
El debate ha vuelto a surgir al salir a la luz algo, que intencionadamente, se oculta tras claves indescifrables. Varias de las vacunas producidas frente al SARS-CoV-2 están utilizando líneas celulares de origen humano, de fetos abortados, en concreto las denominadas HEK-293 y PER.C6, práctica muy polémica y silenciada.
En ambos casos se trata de células de embriones humanos abortados, a las que denominan “células inmortales” por su capacidad de reproducirlas artificialmente en grandes tanques indefinidamente, desarrollados en Leiden, Holanda, bajo la indecente excusa de que “no son abortos” propiamente, sino “líneas celulares seguidas” de fetos a los que, en su día, se les practicó el aborto “atendiendo a requisitos legales”.
[WADMAN, Meredith;
―Abortion opponents protest COVID-19 vaccines’ use of fetal cells.
Science, 5 Jun 2020
https://www.sciencemag.org/news/2020/06/abortion-opponents-protest-covid-19-vaccines-use-fetal-cells
―Vaccines that use human fetal cells draw fire.
Science, 12 Jun 2020; Vol. 368, Issue 6496, pp. 1170-1171
https://science.sciencemag.org/content/368/6496/1170]
No hay más que visitar la página web oficial de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios y comprobar que es cierto [https://www.aemps.gob.es/]
En cada una de las entradas que se especifica en <Información sobre la vacuna> se puede encontrar la ficha técnica, documento descargable en PDF
En ese documento hay que fijarse en el segundo apartado
- COMPOSICIÓN CUALITATIVA Y CUANTITATIVA
Astra Zeneca / Universidad de Oxford:
Janssen / Johnson & Johnson:
Las líneas celulares de origen humano de fetos abortados, que se han desarrollado, denominadas HEK-293 y PER.C6 (entre otras), se limitaban, hasta ahora, a procesos de investigación como herramientas experimentales en desarrollo.
El HEK-293 es una línea celular derivada de cultivos de células de riñón de embrión humano, transformadas con ADN de adenovirus, desarrollada desde 1973. Se utiliza, en investigación en biología celular, para la experimentación de producción de la industria biotecnológica e investigación de terapias génicas.
El PER.C6 es una línea celular derivada de cultivos de células de retina embrionaria humana, transformadas con fenotipo de ADN de adenovirus, desarrollada desde 1985. Desde 1998 se investiga con ellas, buscando un sistema de fabricación industrial para la producción de vacunas contra la gripe (influenza) y terapias génicas.
Los adenovirus son una familia de virus contagiosos, de ADN no encapsulado, que pueden provocar enfermedades e infectar a los humanos (y a los animales). Se están utilizando para obtener ADN para terapia génica.
La terapia génica humana es una técnica experimental reciente de tratamiento de enfermedades mediante la alteración del material genético del paciente, consistente en la introducción de la copia de un gen en las células del paciente.
Pero estos métodos necesitan, todavía, ser perfeccionados para que puedan llegar a formar parte del sistema terapéutico habitual, ya que se desconoce si realmente es factible, si pueden ser útil y los posibles efectos y consecuencias, especialmente, a largo plazo. Los adenovirus podrían incrementar el riesgo de contraer otras infecciones inmunodeficientes, debido a la alteración del sistema inmunológico.
Al menos 6 de los productos candidatos a vacunas del SARS-CoV-2 utilizan estos cultivos de células de origen humano:

De ellos, cinco, entre los que se encuentra el de la Universidad de Oxford, el estadounidense de Janssen y el candidato chino de CanSino, usan cultivos celulares para producir adenovirus con limitada capacidad de replicación en grandes cantidades. En otro, el de la Universidad de Pittsburgh, las células HEK-293 se utilizan para producir la proteína S (spike) [espícula] viral del SARS‑CoV‑2.
La de Moderna y Pfizer – BioNTech, utilizan nanopartículas lipídicas (LNP) PEGiladas que recubren, encapsulando, como vehículo de administración, las frágiles hebras de ARNmensajero monocatenario (ARNm), con caperuza en el extremo 5º, producido mediante transcripción in vitro acelular a partir de moldes de ADN correspondientes, que codifica la proteína S (spike) del SARS-CoV-2.
Las nanopartículas lipídicas PEGiladas son formulaciones farmacéuticas extremadamente nuevas. Tanto las nanopartículas lipídicas sólidas (SLN, sLNP), como las nanopartículas lipídicas (LNP), como vehículo de administración de fármacos, apenas se aprobaron por primera vez, en 2018 en fármacos destinados a neuropatías hereditarias mortales.
Un problema importante para el uso de LNP, como vehículo de suministro de ácidos nucleicos (ADN y ARN) es que, en la naturaleza, tanto los lípidos como los ácidos nucleicos tienen una carga eléctrica negativa, lo que significa que no se mezclan entre sí, por lo que, para su uso, con el fin de transfectar los ácidos nucleicos en células, han tenido que ser creados artificialmente, lípidos catiónicos (lípidos cargados positivamente).
Moderna utiliza su propio lípido catiónico ionizable patentado, llamado SM-102, mientras que Pfizer y BioNTech se hicieron con la licencia de un lípido catiónico ionizable llamado ALC-0315 de Acuitas.
Sin embargo, desde finales de 1990, se sabía por experimentos in vitro que este uso de lípidos catiónicos tenía efectos secundarios no deseados en las membranas celulares y, por otro lado, los lípidos destinados a ARN de interferencia (ARNip), de cadenas cortas, no funcionaban para cadenas de ARNm, mucho más largas, lo que llevó a una extensa investigación sobre la creación de nuevos lípidos catiónicos ionizables apropiados para ARNm.
Polémicas anteriores por otras vacunas
Para la fabricación de algunas otras vacunas virales, como la de la rubeola, varicela, herpes zóster, rabia o hepatitis A y otras, frente a adenovirus, también se han usado cultivos de células de origen de embriones humanos, las llamadas fibroblastos WI-38 y MRC-5 células de tejidos pulmonares, reproducidas mediante métodos de división celular, mitosis, etc., en laboratorio, cuyo origen también son fetos producto de abortos.
Las vacunas disponibles en España, actualmente, en cuyo proceso de producción se han utilizado líneas celulares de embriones humanos WI-38 y MRC-5, de fetos abortados, según datos comprobados en las fichas técnicas de todas las vacunas disponibles) son:
WI-38: componente de rubeola de M-M-RVAXPro y de ProQuad.
MRC-5: componente de rubeola de Priorix, componente de varicela de ProQuad, Varilrix, Varivax, Zostavax, Antirrábica Merieux, Havrix 720/1440, Vaqta 25/50 y el componente de hepatitis A de Twinrix ped./adultos.
En la fabricación de varios fármacos destinados al tratamiento de la hemofilia, fibrosis quística y artritis reumatoide, entre otras, se utilizan también estos cultivos celulares de origen humano producto de fetos abortados.
Otras vacunas utilizan células Vero, de riñón de mono (rotavirus, polio y encefalitis japonesa), células embrionarias de pollo (medicamento Rabipur, gripe y fiebre amarilla) o células de levadura recombinantes (hepatitis B).
A este respecto es clarificador el artículo del científico español José Luis Redondo Calderón, “Vacunas, Biotecnología y su Relación con el Aborto Provocado”, Cuadernos de Bioética, vol. XIX, núm. 66; 2008/2ª, págs. 321 a 353; órgano oficial de la Asociación Española de Bioética y Ética Médica. http://aebioetica.org/revistas/2008/19/2/66/321.pdf
¿Cuál dicen que es la posición de la Iglesia Católica respecto al uso de estas técnicas y vacunas?
Los falsos y falaces argumentos se repiten, exactamente igual, en todos aquellos lugares donde se PRETENDE justificar estas ABERRACIONES con las que SE ESTÁ EXPERIMENTANDO CON LA HUMANIDAD, sin su conocimiento, ni consentimiento.
SE MIENTE descaradamente y una vez más se tergiversa y se retuerce LA VERDAD:
1º―las líneas celulares bio-industriales “no son abortos propiamente dichos”.
[NO, SON ALGO TODAVÍA PEOR, MÁS PERVERSO Y MALVADO si cabe, por eso se ENCUBRE Y DISTORSIONA su origen]
2º―De todos modos, esos abortos “fueron legales” (sic).
[COMO SI ESA IMORALIDAD FUERA “ACEPTABLE”]
3º―“no hay alternativas” y lleva ya muchos años haciéndose.
[SI NO FUESE TAN TRÁGICO, hasta sería gracioso que los “CIENTIFICOS” DIGAN que “NO SON POSIBLES” ALTERNATIVAS. Si no las hay hoy, es porque hay UN INTERÉS CULPABLE EN NO BUSCARLAS y que lleve “haciéndose desde hace mucho tiempo” SÓLO CORROBORA LA MALA FE DE SU OCULTACIÓN]
4º― en “ciencia” no hay dudas morales, sólo resultados (incluidos los experimentos de los que se desconoce las consecuencias finales). Las dudas morales, especialmente las de los “obtusos” católicos, son ridículas y, además, “ya están resueltas”.
[INHUMANO, INMORAL y FALSO DE TODA FALSEDAD]
Tanto el documento de 2005, “Moral Reflections on Vaccines Prepared From Cells Derived From Aborted Human Foetuses” como el de 2017, al que hacen referencia, son respuestas a unas consultas de casos particulares concretos, en que unos padres plantean la preocupación y el dilema moral de suministrar alguna de esas vacunas a sus hijos y la respuesta está orientada a dar consuelo espiritual a esos padres, a la responsabilidad ante una situación de salud general y, por otro lado y al mismo tiempo, se emite la condena de la industria e investigaciones sin escrúpulos y sin ética. En ningún caso y bajo ningún concepto son extrapolables como doctrina general.
Aún y así, lo que el documento dice, NO ES lo que dicen que dice.
Veamos:
«Aplicación al uso de vacunas preparadas a partir de células procedentes de embriones o fetos abortados voluntariamente
»[…] En cuanto a las enfermedades contra las cuales no existen vacunas alternativas disponibles y éticamente aceptables, es correcto abstenerse de usar estas vacunas si se puede hacer sin que los niños, e indirectamente la población en su conjunto, corran riesgos significativos para su salud.
»[…] En cualquier caso, sigue existiendo el deber moral de seguir luchando y empleando todos los medios legales para hacer la vida difícil a las industrias farmacéuticas que actúan sin escrúpulos y sin ética. Sin embargo, el peso de esta importante batalla no puede ni debe recaer sobre niños inocentes y sobre la situación de salud de la población, especialmente en lo que respecta a las mujeres embarazadas.
»En resumen, se debe confirmar que:
―existe la grave responsabilidad de utilizar vacunas alternativas y de hacer una objeción de conciencia con respecto a aquellas que tienen problemas morales;
―en lo que respecta a las vacunas sin alternativa, se debe reafirmar la necesidad de impugnar para que se preparen otras, así como la legalidad de utilizar las primeras mientras tanto, en orden a evitar un riesgo grave, no solo para los propios hijos, sino también, y quizás más específicamente, por las condiciones de salud de la población en su conjunto, especialmente para las mujeres embarazadas;
―la licitud del uso de estas vacunas no debe malinterpretarse como declaración de la licitud de su producción, comercialización y uso, sino que debe entenderse como una cooperación material pasiva y, en su sentido más leve y remoto, también activa, moralmente justificado como extrema ratio debido a la necesidad de velar por el bien de los hijos y de las personas que entran en contacto con los niños (mujeres embarazadas);
― dicha cooperación se da en un contexto de coacción moral de la conciencia de los padres, que son forzados por optar a actuar contra su conciencia o, de otra manera, poner la salud de sus hijos y de la población en su conjunto, en riesgo. Esta es la opción de una alternativa injusta, que debe ser eliminada lo antes posible».
https://www.immunize.org/talking-about-vaccines/vaticandocument.htm
[en inglés]
El criterio ético sobre esta cuestión se encuentra claramente explicado en la Instrucción de la Congregación para la Doctrina de la Fe Dignitas Personae, de 2008 en los puntos §34 y §35. El texto, literalmente, dice:
«Sobre La utilización de “material biológico” humano de origen ilícito
34. Para la investigación científica y la producción de vacunas u otros productos a veces se usan líneas celulares que son el resultado de intervenciones ilícitas contra la vida o la integridad física del ser humano. La conexión con la acción injusta puede ser inmediata o mediata, ya que generalmente se trata de células que se reproducen con facilidad y en abundancia. Este “material” a veces es puesto en comercio o distribuido gratuitamente a los centros de investigación por parte de los organismos estatales que por ley tienen esta tarea. Todo esto da lugar a diferentes problemas éticos, sobre la cooperación al mal y el escándalo. Por lo tanto, conviene enunciar los principios generales a partir de los cuales quienes actúan en recta conciencia puedan evaluar y resolver las situaciones en las que podrían quedar involucrados a causa de su actividad profesional.
Cabe señalar en primer lugar que la misma valoración moral del aborto «se debe aplicar también a las recientes formas de intervención sobre los embriones humanos que, aun buscando fines en sí mismos legítimos, comportan inevitablemente su destrucción. Es el caso de los experimentos con embriones, en creciente expansión en el campo de la investigación biomédica y legalmente admitida por algunos Estados… El uso de embriones o fetos humanos como objeto de experimentación constituye un delito en consideración a su dignidad de seres humanos, que tienen derecho al mismo respeto debido al niño ya nacido y a toda persona» [54]. Estas formas de experimentación constituyen siempre un desorden moral grave [55].
35. Se configura un problema distinto cuando los investigadores usan un “material biológico” de origen ilícito, que ha sido producido fuera de su centro de investigación o que se encuentra en comercio. La Instrucción Donum vitæ ha formulado el principio general que debe ser observado en estos casos: «Los cadáveres de embriones o fetos humanos, voluntariamente abortados o no, deben ser respetados como los restos mortales de los demás seres humanos. En particular, no pueden ser objeto de mutilaciones o autopsia si no existe seguridad de su muerte y sin el consentimiento de los padres o de la madre. Se debe salvaguardar además la exigencia moral de que no haya habido complicidad alguna con el aborto voluntario, y de evitar el peligro de escándalo»[56].
En ese sentido es insuficiente el criterio de independencia formulado por algunos comités de ética, según el cual sería éticamente lícita la utilización de “material biológico” de origen ilícito, a condición de que exista una separación clara entre los que producen, congelan y dan muerte a los embriones, y los investigadores que desarrollan la experimentación científica. El criterio de independencia no es suficiente para evitar una contradicción en la actitud de quienes dicen desaprobar las injusticias cometidas por otros, pero al mismo tiempo aceptan para su trabajo el “material biológico” que otros obtienen mediante tales injusticias. Cuando el delito está respaldado por las leyes que regulan el sistema sanitario y científico, es necesario distanciarse de los aspectos inicuos de esos sistemas, a fin de no dar la impresión de una cierta tolerancia o aceptación tácita de acciones gravemente injustas [57]. De lo contrario, se contribuiría a aumentar la indiferencia, o incluso la complacencia con que estas acciones se ven en algunos sectores médicos y políticos.
Se objeta a veces que consideraciones como las arriba expuestas parecen presuponer que los investigadores de recta conciencia deberían oponerse activamente a cualquier acción ilícita llevada a cabo en el campo médico, con lo que su responsabilidad ética se ampliaría de modo excesivo. El deber de evitar la cooperación al mal y el escándalo es en realidad parte de la actividad profesional ordinaria del médico. Ésta debe ser planteada correctamente y, a través de ella, se ha de dar testimonio del valor de la vida, oponiéndose también a las leyes gravemente injustas. Hay que precisar que el deber de rechazar el “material biológico” deriva de la obligación de separarse, en el ejercicio de la propia actividad de investigación, de un marco legislativo gravemente injusto y de afirmar con claridad el valor de la vida humana. Esto vale también en ausencia de cualquier conexión próxima de los investigadores con las acciones de los técnicos de la procreación artificial o con las de aquéllos que han procurado el aborto, e incluso cuando no haya un acuerdo previo con los centros de procreación artificial. Por eso el mencionado criterio de independencia es necesario, pero puede ser éticamente insuficiente.
Por supuesto, dentro de este marco general existen diferentes grados de responsabilidad. Razones de particular gravedad podrían ser moralmente proporcionadas como para justificar el uso de ese “material biológico”. Así, por ejemplo, el peligro para la salud de los niños podría autorizar a sus padres a utilizar una vacuna elaborada con líneas celulares de origen ilícito, quedando en pie el deber de expresar su desacuerdo al respecto y de pedir que los sistemas sanitarios pongan a disposición otros tipos de vacunas. Por otro lado, debemos tener en cuenta que en las empresas que utilizan líneas celulares de origen ilícito no es idéntica la responsabilidad de quienes deciden la orientación de la producción y la de aquéllos que no tienen poder de decisión».
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El pasado domingo 14 de junio de 2020, en la Misa de Corpus Christi, celebrada en la Catedral de Valencia, el Cardenal Arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, advertía, refiriéndose a las vacunas experimentales para el SARS-CoV-2, con el subsiguiente rasgar de vestiduras de los hipocritones oficiales y oficialistas:
«Nos encontramos con la dolorosísima noticia de que una de las vacunas se fabrica a base de células de fetos abortados. Así de claro. Y eso es inhumano, eso es cruel, y ante eso no podemos alabarlo ni bendecirlo, todo lo contrario».
El P. Fr. Michael Copenhagen (Prof. en la Chesterton Academy of Rochester, NY) es, también, otra de las voces que clama por aquellos que no tienen voz, en el seco desierto del corazón de la ciencia, advirtiendo abierta y crudamente de la inmoralidad de usar todo tipo de medicamentos procedentes de abortos, en su artículo “Restore Ye to Its Owners: on the immorality of receiving vaccines derived from abortion” [Restaurar a sus dueños: sobre la inmoralidad de recibir vacunas derivadas del aborto]:
«Un niño es arrancado del útero de su madre y luego, inmediatamente, diseccionado, si es posible vivo, con el corazón latiendo para que la muestra sea fresca. Luego se lleva un pedazo del órgano del niño a un laboratorio, se sumerge en una enzima para descomponer el tejido en células individuales y cuando una línea celular “inmortal” se reproduce continuamente, se ha obtenido después de muchos abortos, siendo patentado y las células se multiplican industrialmente en tanques, convirtiéndose en fábricas virales».
Las industrias farmacéuticas señaladas por usar células procedentes de abortos ―con las que se enriquecen―, son:
―Moderna And NIAID (HEK 293).
―Johnson & Johnson/Janssen Tech (PER.C6).
―Inovio Pharmaceuticals (HEK 293).
―The University of Oxford (HEK 293).
―CanSino Biologics (HEK 293).
―University of Pittsburgh (HEK 293).
―Altimmune (PER.C6).
―Massachusetts Eye and Ear (HEK 293).
Por muchas escusas, falsos argumentos y falaces justificaciones que se propongan y por mucho desprecio o denigración que se arrojen, los católicos no pueden aceptar la “fabricación” de medicamentos en que se usen “células de fetos abortados”, en definitiva, es “inhumano y cruel” y se tiene el deber de exigir información, de denunciar y protestar ante la inmoralidad y de presionar para que se sigan líneas de investigación acordes al orden natural y al bien común, siendo imposible que pueda darse éste, en ausencia del primero.
2 comentarios en “¡Escandaloso! Vacunas y Aborto”
José Enrique Florencio Domínguez
¡Excelente trabajo, me alegro de que tú tampoco te hayas tragado el cuento! A mí me tocaba vacunarme hace dos semanas y no me dio la gana de ir, porque yo ni me dejo poner vacunas que tienen su origen en tan horrendos crímenes, ni me presto como cobaya para un experimento que vaya uno a saber en qué resultará. Para someterse (siempre voluntariamente) a un experimento te obligan a firmar, e incluso para una simple intervención quirúrgica. Y si lo normal es que una vacuna tarde varios años en salir al mercado (seis, ocho o hasta diez) mientras se prueba en células, luego en animales y por último en humanos para tener la seguridad de que funciona y no hay contraindicaciones, estas vacunas las han sacado en dos días y están vacunando a troche y moche mientras las farmacéuticas se han blindado contra posibles responsabilidades. Es más peligrosa la vacuna que el virus. Además, el año pasado murieron 1 600 000 personas de cóvid, de un total de 12 millones y medio por enfermedades infecciosas, casi 8 millones de cáncer, casi 5 millones por el tabaco y 2,5 millones por el alcohol (y sin embargo no han prohibido el tabaco ni el alcohol), mientras curiosa y sospechosamente la gripe de toda la vida casi ha desaparecido. Y no hablemos ya de los 41 millones de muertos por aborto. Que se dejen ya de meter miedo. Hay mucho cuento chino con el virus chino.
Joaquim M.ª Cymbron
Siento muchísimo, pero, cada día que pasa, veo mayor dificultad de combatir la iniquidad sólo por medios legales.
Hace muchos, muchísimos años (unos buenos 50), que lucho aprovechando los medios legales, sí, pero no antes de poner al enemigo en situación de enfrentarse a mí. Y la verdad es que saco resultados estupendos de esta táctica.
He alcanzado la victoria final? — No! Ella vendrá cuando Dios lo decrete. Hasta ese momento, lucho. Unas veces, hubo quienes me han seguido; otras, ni tanto.
Sin embargo, me anima la esperanza de, a la hora de morirme, poder decir como el Apóstol: «Bonum certamen certavi (…)» (II Tim. 4, 7).