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18 de junio de 2019 0 / / / / / / / / / / / / / / / / / / / / / / / / / / / / / / / / / / / / / /

A España por el Corazón de Jesús

Fechas históricas menos conocidas

por Teresa Jaurrieta

 

En estos días que preparamos con gozo el aniversario de la consagración de España al Corazón de Jesús, quisiera hacer presentes otras fechas históricas de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús en España.

Aunque en España no era muy conocida la devoción al Corazón de Jesús que ya empezaba a extenderse en Francia por los escritos de Santa Margarita Maria de Alacoque, en 1727, Felipe V de España, el primer Borbón español, a semejanza de lo que hará cuarenta años después la Reina de Francia, escribe a Benedicto XIII pidiéndole misa y oficio propio del Sagrado Corazón de Jesús para todos sus reinos.

En fecha posterior, en 1733 Bernardo de Hoyos recibe la promesa del Sagrado Corazón de Jesús: «dióseme a entender que no se me daban a gustar las riquezas de este Corazón para mí sólo, sino para que por mí las gustasen otros. Pedí a toda la Santísima Trinidad la consecución de nuestros deseos, y pidiendo esta fiesta en especialidad para España, en que ni aun memoria parece hay de ella, me dijo Jesús: “Reinaré en España, y con más veneración que en otras muchas partes».

El deseo real de pedir misa propia de Sagrado Corazón es ratificado en el II Concilio de Tarragona, celebrado en 1738. La devoción al Sagrado Corazón se va extendiendo poco a poco por los escritos del padre Hoyos y la labor de la Compañía de Jesús.

Fernando VII obtiene de Roma la potestad de celebrar la fiesta del Corazón de Jesús en todos los territorios de la corona, así como la potestad para fundar una cofradía en su honor y otros privilegios, concesiones que, en su conjunto, contribuyeron a la expansión del culto. Su tercera esposa, la reina María Josefa Amalia de Sajonia, escribió unos versos en honor al Corazón de Jesús.

La extensión de la devoción al Sagrado Corazón se realizó en el pontificado de Pio IX. En 1846, justo cuando se iniciaba su pontificado, el Papa aprueba la creación del Apostolado de la Oración, que había sido fundado en Francia por el jesuita Padre Ramière, herramienta fundamental para la propagación de la devoción. En 1856 el Papa, secundando los deseos de muchísimos obispos, extendió la fiesta del Sagrado Corazón a toda la Iglesia. Por otro lado, la beatificación de Santa Margarita María de Alacoque (18 de agosto de 1864) significó la aceptación por parte de la Iglesia del núcleo esencial de las revelaciones que le fueron hechas por el Sagrado Corazón y el puntal definitivo para asentar esta devoción.

La República del Ecuador se convierte, el 25 de marzo de 1873, en el primer país del mundo consagrado al Sagrado Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de María.

En España es Carlos VII, Carlos de Borbón y Austria-Este, el primer rey español que consagra España al Sagrado Corazón de Jesús, el 16 de junio de 1875, en Orduña (Vizcaya). Es en este mismo año cuando se pone la primera piedra para la construcción de la Basílica del Sagrado Corazón en Montmartre y es también en enero de este año cuando se pone bajo el patrocinio del Corazón de Jesús la basílica de Paray- Le Monial.

En 1875 Navarra, Guipúzcoa y Vizcaya, a excepción de sus capitales, estaban prácticamente en manos de los carlistas. Se habían establecido ya diferentes instituciones civiles en la tierra conquistada; Don Carlos además de hacer la guerra, iba estableciendo nuevas instituciones que crearán las bases de la nueva sociedad empeñada en reestablecer un orden social cristiano.

El papa Pio IX había elegido el día 16 de junio para consagrar la iglesia al Corazón de Jesús. Leemos en El Cuartel Real del mismo día 16: «Se ha celebrado aquí con gran solemnidad la consagración al corazón de Jesús. SM el Rey, su augusto padre, la Real casa y el Real Cuerpo de Guardas a caballo, han recibido la comunión en la iglesia de los padres jesuitas. El templo estaba lleno de fieles de los cuáles muchos han comulgado también después de SM. Con motivo de esta solemnidad, el 29 aniversario de la exaltación al solio pontificio de su santidad, el rey ha escrito a éste, una carta cariñosa y respetuosa […] que no dudo que arrancará lágrimas del bondadoso corazón de Pio IX», contaba un testigo de la carta[1]. A la salida de la iglesia, el pueblo de Orduña grita y lanza vítores al Papa y al ejército católico de Carlos VII.

Don Carlos consagra su persona; consagra su ejército y consagra España entera al Sagrado Corazón de Jesús. En los reinos, señoríos, provincias, batallones, juntas, diputados, pueblos de las Españas se consagran conforme a los deseos del Papa, al Corazón de Jesús. Como ejemplo, traemos aquí noticias del Cuartel Real de las celebraciones en Estella, (Navarra) por aquel entonces capital del territorio carlista: «Se celebró el día 16, con una pompa y solemnidad pocas veces vista, el acto de consagración al Sagrado Corazón de Jesús. Por la mañana hubo misa cantada en la parroquia de San juan, y por la tarde recorrió las calles de la ciudad una lucida procesión. A una y otra ceremonia acudió un inmenso gentío y vióse en ellas el excelentísimo Capitán General con su Estado Mayor, los generales Yoldi y Alemany, la Excma. Diputación, los cuerpos de artillería e ingenieros y demás corporaciones. Todo el día estuvieron colgados los balcones y por la noche fueron espontáneamente iluminados por los vecinos, que así quisieron dar un testimonio de lo profundamente que están arraigados en aquel pueblo los sentimientos religiosos»[2].

En el mismo sentido vemos la crónica de Tolosa (Guipúzcoa) donde «[…] como en los demás puntos de estas provincias, se celebró el 16 con gran solemnidad la consagración al Corazón de Jesús, estando concurridísimas las funciones religiosas. Los balcones estaban vistosamente colgados y la procesión se verificó con el orden, la compostura y el aparato propios de tan piadosa ceremonia»[3].

Hacía ya más de dos años su hermano, el infante Don Alfonso Carlos, había ordenado que en la bandera de sus zuavos se colocara, sobre las armas del papa y las de España, el emblema del Corazón de Jesús, consagrando sus zuavos a su protección y así mismo había consagrado al Ejército de Cataluña y Aragón, que él mismo comandaba, en el Monasterio de Nuestra Señora de Montserrat. De tal manera que con esta consagración del 76 todo el ejército carlista queda consagrado al Sagrado Corazón, así como las instituciones de la patria que iban surgiendo en la nueva organización carlista.

La devoción al Corazón de Jesús había sido potenciada por los jesuitas. Cuentan las crónicas que, en Orduña, el día que se verifica la consagración de España, el pueblo estaba atiborrado de gente. Don Carlos visita el colegio de la Compañía donde es recibido por los alumnos, profesores y por las familias. Los alumnos representan en su honor una obra de teatro sobre la historia de Judas Macabeo y Eleazar. Don Carlos come con los niños actores y sus familias y luego toma café en el colegio compartiendo con los profesores. Al día siguiente se celebra una eucaristía en la iglesia del colegio de los padres jesuitas como ya he comentado, dónde según el ritual apropiado se hace la consagración[4]. Se celebran así mismo una novillada por los festejos para solaz y regocijo de todos los allí presentes y una serenata de guitarras y bandurrias que el Rey escuchó desde el balcón de su hospedaje. La tarde la dedicó el Rey a realizar actos de misericordia, visitando enfermos y heridos.

En 1899, León XIII proclama la consagración del mundo al Sagrado Corazón de Jesús. A través de la encíclica Annum Sacrum se impulsó la consagración de naciones, familias, hogares e instituciones varias al Sagrado Corazón. Ya en 1893, durante el primer Congreso Eucarístico Nacional en Valencia, se había leído una fórmula de consagración de España que fue más bien un acto de homenaje y de sometimiento a la realeza de Cristo a quién se reconoce como el origen del poder político, ultimo legitimador de las leyes humanas y artífice de la paz.

En 1911, se desarrolla el XXII Congreso Eucarístico Internacional en Madrid, que contó con la activa participación de Menéndez Pelayo y de Vázquez de Mella entre otros, sorpresivamente para finalizar el congreso se realiza, en el Palacio Real de Madrid, un acto de sumisión a la realeza de Cristo en la eucaristía. Preside el acto Don Alfonso de Borbón, junto a su familia y el padre Postíus, secretario del congreso, recita la fórmula de sumisión: «Soberano Señor Sacramentado, Rey de Reyes y Señor de los dominan: Ante vuestro augusto trono de gracia y de misericordia se postra España entera, hija muy amada de vuestro Corazón. Somos vuestro pueblo. Reinad sobre nosotros. Que vuestro imperio dure siempre por los siglos de los siglos. Amén». Mostrándose el divorcio entre el sentir católico del pueblo y las políticas antirreligiosas que se protagonizaban en ese momento.

Días después, se hace la Consagración de España al Sagrado Corazón en la Cripta de la Catedral de Nuestra Señora la Real de la Almudena con la fórmula del padre jesuita Oliver Copons, que enriquecía la del padre Postíus realizada durante el Congreso, ofreciendo España, sus instituciones, sus leyes, sus hogares y sus habitantes al Corazón de Jesús y se recordaba la “Gran Promesa, como puede verse en las actas del congreso.

El Sagrado Corazón preside la capilla mayor de la cripta de La Almudena, junto con La Virgen y San Isidro; una placa sobre el muro de la cripta nos recuerda que allí se realizó, el 7 de julio de 1911, la “Consagración Nacional de España al Sagrado Corazón de Jesús” y la dedicación de esta iglesia como “Templo Nacional al Sagrado Corazón de Jesús”.

En 1919, es por todos conocido como Don Alfonso de Borbón, esta vez él mismo, consagra España al Sagrado Corazón en el Cerro de los Ángeles, donde se había erigido una estatua en honor al Corazón de Jesús, cuyo centenario estamos celebrando durante este año jubilar. Pero es menos conocido el manifiesto que Don Jaime, había firmado anteriormente, el 24 de marzo de ese mismo año, donde se declara hijo sumiso de la Iglesia, obediente al Papa, que desea, por encima de toda aspiración, el triunfo del reinado social de Jesucristo en el mundo.

Todos los miembros de la dinastía carlista eran devotos del Corazón de Jesús. Don Jaime, en su residencia del catillo de Fhrosdorff veneraba en su capilla un relicario del Lignum Crucis con las reliquias, entre otros, de Santa Margarita María de Alacoque, Santa Juana de Chantal y San Francisco Sales, todos ellos apóstoles del Corazón de Jesús; relicario que posteriormente fue depositado en la capilla del Museo de Recuerdos Históricos de Pamplona[5].

En 1932 D Alfonso Carlos de Borbón, ya siendo rey, pero sin trono y desde el destierro, declara el 3 de junio ante la asamblea legitimista de Toulouse:

 

«Yo, en mi firme voluntad, en este día en que la Iglesia celebra la fiesta del Deífico Corazón, prometo solemnemente que, si la Divina Providencia dispone que sea yo llamado a regir los destinos de España, será entronizado el Sagrado Corazón de Jesús en el escudo nacional, siendo colocado sobre las flores de lis de la Casa de Anjou y entre los cuarteles de Castilla y León, bajo la Corona Real» marcando así una línea de sucesión desde la consagración de España y del ejército carlista que hiciera su hermano el rey don Carlos en Orduña, en 1875.

 

 

 

Un año más tarde en 1933, con motivo de las celebraciones del centenario del alzamiento de 1833, Don Alfonso Carlos ordena la acuñación de una medalla conmemorativa, en cuyo reverso se dispusieron las armas heráldicas de España con el Sagrado Corazón[6].

En 1934 hace un manifiesto:

«Yo, Alfonso Carlos de Borbón y de Austria Este, por la gracia de Dios, rey legítimo de las Católicas Españas, para mayor gloria de Dios y exaltación de la devoción al Corazón de Jesús, reitero hoy mi promesa con el voto cordícola de establecer según el mensaje del Sagrado Corazón de Jesús a Santa Margarita de Alacoque, su reinado en España, si llego a triunfar, en la forma siguiente:

Juro cumplir, en cuanto esté de mi parte, sus tres divinos deseos, que fueron:

1º. Que se construya un edificio donde esté la Imagen del Divino Corazón.

2º Este adorable Corazón quiere recibir allí la consagración y los homenajes del rey y de toda la corte.

3º. Quiere estar pintado en la Bandera y Escudo Nacional.

El primer deseo se va realizando ya en los templos que se están construyendo en su honor[7]. El segundo deseo lo realizaré si llego a triunfar. Para el tercer deseo, reitero ahora, con voto, lo prometido por mí en el 2 de junio de 1932 ante nuestra asamblea.

Firmo este documento ante los testigos que me acompañan desde el destierro en la fiesta del Sagrado Corazón, el ocho de junio de mil novecientos treinta y cuatro»[8].

Así mismo se realiza un llamamiento oficial para que las Juventudes Tradicionalistas, las Margaritas, todos los círculos y juntas locales carlistas consagraran España y sus personas al Sagrado Corazón.

Un mes antes de la Guerra civil vuelve a formular y renovar el cumplimiento de los tres divinos deseos designando públicamente el Tibidabo como lugar elegido. Y en julio de 1936, el carlismo sale a combatir en las filas del Requeté llevando la imagen santa en sus banderas, y en su pecho el detente del Sagrado Corazón.

Don Javier de Borbón, actuando de regente, en las últimas instrucciones para preparar el alzamiento contra el Frente Popular, dispone que se consagren las unidades de requetés al Sagrado Corazón y así lo hicieron los tercios navarros consagrando Navarra a esta devoción, lo que causó una gran alegría a Don Alfonso Carlos[9]. «Salimos para que España sea del Sagrado Corazón» es la confesión que un requeté navarro del tercio de Rey, hace a su madre en una de sus cartas desde el frente. Este espíritu es el que animó a la mayoría de voluntarios.

 

El 7 de agosto de 1936 los milicianos, socialistas y anarquistas en su mayor parte, realizaron un fusilamiento del monumento al Sagrado Corazón del Cerro y emprendieron su demolición. Empezaron intentando derribar la columna de sujeción de la estatua a mano, pero sus casi 900 toneladas de piedra lo hacían imposible, por eso optaron por dinamitar la base de la estructura. Tras la guerra, se dejaron los restos del monumento original como testimonio y reliquia y se construyó un nuevo monumento, inaugurado por el entonces jefe del Estado, General Franco, en 1965, renovando entonces la consagración de España al Corazón de Jesús.

Don Javier de Borbón Parma, siguiendo la línea marcada por su dinastía, en 1966 renueva, en el Cerro de los Ángeles, la Consagración de España al Sagrado Corazón. Desde entonces, año tras año, el carlismo ha renovado la consagración al Corazón de Jesús.

La Comunión Tradicionalista Carlista estará presente en el Cerro de los Ángeles el 30 de junio, sumándose a la consagración, así como el 23 de noviembre, víspera de Cristo Rey, día en el que concluirá el año jubilar.

Hoy, como hace 10 años cuando celebramos el jubileo de los 90 años, nos adherimos a los actos de la renovación de la consagración de España que hace el pueblo de Dios, aun huérfano de jefes políticos que le represente, con el deseo de que Cristo reine en nuestros corazones y sea colocado en la cima de todas las actividades humanas, expiando con nuestro amor las injurias y menosprecios a su divino corazón y deseando intensamente que el Corazón de Jesús reine en España.

Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío

 

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[1] El Cuartel Real 16 y 19 de junio

[2] El Cuartel Real 19 junio 1875

[3] El Cuartel Real- 19 de junio pág. 3

[4] Vid. REVUELTA GONZÁLEZ, Manuel; La Compañía de Jesús en la España Contemporánea, Tomo I. Supresión y reinstalación. 1868-1883; Sal Terrae, Universidad Pontificia Comillas; Madrid, 1984; pág. 443.

[5] Vid. Museo Histórico de Pamplona. Dolores Baleztena; en Temas españoles nº 205, pág. 28

[6] El Pensamiento Navarro, 14 de mayo, 1, 23 y 24 de junio de 1933.

[7] Se refiere a la construcción el templo expiatorio del Tibidabo en Barcelona y El Cerro de los Ángeles en Getafe.

[8] Archivo Histórico Nacional, Archivo Borbón Parma, Alfonso Carlos, correspondencia 1934 c 106. Exp2.

[9] El Pensamiento Navarro. 26 e julio 1936, pág. 1.

 

 

 

 

 

 

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