La CUP propone expropiar la Catedral de Barcelona y convertirla en un “economato”
La petición de la Candidatura de Unidad Popular (CUP) de expropiar la catedral de Barcelona es algo cercano al esperpento. Se quiere sustituir “un templo que ha pertenecido durante dos siglos a la burguesía y devolverlo al proletariado”, según declaraciones desde la dirección del partido. ¿Eso quiere decir que se quiere transformar la catedral de Barcelona es un salón de experimentos sociales del neocomunismo catalán incipiente?
Joan Suqué, el consejero de distrito de la CUP, aduce para defender la expropiación que “en este distrito (el de la catedral) tenemos una gran falta de espacios y una creciente gentrificación (abandono progresivo del barrio de las clases más bajas)”. ¿Y la expropiación de la catedral de Barcelona es la solución? ¿No sería más útil pedir a Ada Colau que modificara el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) para mejorar la situación de los vecinos de “siempre” que viven alrededor del distrito? ¿En que mejoraría el nivel adquisitivo de los vecinos menos pudientes la expropiación del templo y la creación de una “escuela de música y de un economato”?
Con esta petición, la CUP y la izquierda demuestran el odio a la Iglesia Católica. Las preguntas que se pueden plantear y la ausencia de respuestas lógicas nos hablan de como la partitocracia y su populismo entran en acción sin contemplaciones. Hoy la más débil es la Iglesia.