Separatismo, regionalismo y centralismo
Por Sergio Benito
Aunque a veces se nos olvida, el problema territorial viene de antiguo y es uno de los males que nos ha generado el liberalismo, al que, como le sucede en tantas cosas, no puede ser a la vez enfermedad y remedio, quedándose las más de las veces únicamente en la primera.
Respecto a esto no nos queda otra que tirar de la larguísima hemeroteca carlista (llevamos unos 180 años y los que quedan…) y recordar lo que decía al respecto uno de los mejores oradores que ha tenido el carlismo y España, Juan Vázquez de Mella, el verbo de la Tradición. Y eso aunque la amiga de nuestro alcalde, la Sra. Carmena, le vaya quitando calles allá por la capital del aún Reino.
Esto nos decía Mella sobre el separatismo:
“Imaginemos que España se fracciona en distintos estados, que Cataluña se proclama independiente, que las Vascongadas y Navarra, que Galicia hace lo mismo y que hasta se fraccionan Aragón y Castilla. Consecuencia inmediata: ¿Creéis que al fraccionarse España en estados se han acabado con eso los vínculos nacionales que han tejido los siglos enlazando las almas y las generaciones españolas? No. Estos vínculos, formados psicológicamente, que están como grabados en nuestro carácter y en nuestro espíritu, que heredamos con la sangre de muchas generaciones, con el medio social que ellas han formado y en que nos desarrollamos, no desaparecerían, aunque se fraccionara el Estado, porque una cosa es la unidad nacional y otra la unidad política.”
Y esto sobre el centralismo:
“Es peor, y trae consecuencias más desastrosas, ese centralismo absorbente, que mata toda energía, que aquel separatismo absurdo y circunstancial que tiene que terminar siempre por suicidarse, sometiéndose a una federación que supone toda una historia”
Así que ya se va despejando el camino. Si el separatismo es imposible y el centralismo ahoga las energías de la nación ¿qué nos queda? El sano regionalismo que hemos construido en las Españas, algo que no hemos olvidado los carlistas. El Fuero.
Nosotros lo tenemos claro:
Para la Esperanza, TRADICIÓN.
Para el Futuro, LOS FUEROS.