La gasolina que alimenta a la Revolución
Es bien conocido que ETA empezó a renquear cuando una tras otra veía cortadas sus fuentes de financiación. Cuando comenzó a escasear la ayuda internacional. Cuando el estado, finalmente, se decidió a acabar con sus tramas de blanqueo. Así es como funciona la Revolución. O con sueldos o con la promesa de un saqueo. Así es como en España triunfó la revolución liberal: con peseteros en el ejército y con caciques encumbrados gracias a las desamortizaciones. Así se levantaron y así es como funcionan los partidos políticos; así es como se mueven las manifestaciones sindicales; así es como sobreviven los movimientos perroflautistas de toda clase. Así es como pagaron los bolivarianos su desastrosa dictadura; así es como se creó el Estado Islámico; así es como se extiende la industria del aborto asesino; así es como propaga el millonario George Soros la ideología de género. Nunca es la fuerza de la razón, ni la bondad de sus propuestas lo que les otorga las victorias. Es el poderoso caballero. Es el dinero. Los verdaderos idealistas son muy escasos en el campo revolucionario. Unos mueren manipulando sus propios explosivos, otros viven ocultos en su logia. Los demás agentes de la revolución antitea se mueven a base de dólares porque la lógica del materialismo y de todas las ideologías egoístas no da para más. Deberíamos estudiar más y mejor cuáles son y de dónde vienen esos dineros. Deberíamos denunciar a todas horas el robo que supone una fiscalidad tiránica, puesta al servicio de la destrucción del orden natural y cristiano. Deberíamos pensar de vez en cuando en la objeción fiscal. La historia de Robin Hood está basada en hechos reales, no lo olviden.