“Dile a mi abuela que me porté bien”

Danuta Helena Siedzikówna seudónimo “Inka” /nacida el 3 de septiembre de 1928 – fallecida el 28 de agosto de 1946 en Gdansk/ fue una enfermera polaca que en la región de Białystok prestó servicios al Armia Krajowa/Ejército Nacional, dando atención médica a las guerrillas polacas antocomunistas en Pomerania.
Danuta Siedzikówna tenía apenas once años de edad cuando Polonia fue vencida por el Tercer Reich tras la Invasión de Polonia de 1939|invasión alemana de 1939. Su padre había sido apresado por el Ejército Rojo al participar como reservista de las fuerzas armadas polacas en las regiones orientales del país; posteriormente el padre de Danuta murió en Teherán (Persia) donde esperaba ser enviado al frente occidental tras enrolarse en el Ejército Polaco del general Władysław Anders. La madre de Danuta fue asesinada en 1943 por la Gestapo nazi por colaborar con la resistencia polaca. Tras esto, Danuta se refugió con sus hermanas en Bialystok, donde también colaboró con la resistencia y aprendió enfermería.
Después que las fuerzas alemanas fueran expulsadas de Polonia por el Ejército Rojo, Danuta Siedzikówna colaboró con los llamados “soldados malditos” que tras el fin de la Segunda Guerra Mundial lucharon contra las tropas soviéticas estacionadas en Polonia, al considerarlas prácticamente como una “fuerza de ocupación” que tan sólo sojuzgaba al país en beneficio de la URSS.
Tras meses de lucha contra los soviéticos y sus aliados comunistas polacos, los superiores de Danuta le ordenaron acudir a Gdánsk para conseguir medicinas y equipo médico, pero allí la joven enfermera fue descubierta y arrestada en junio de 1946. Acusada de participar en combate activo contra soldados del Ejército Rojo, Danuta fue condenada a muerte en un juicio sumario, pese a que pudo comprobarse su condición de enfermera no combatiente y que tenía apenas 17 años al momento de su captura (lo cual, en principio, la salvaba de la pena capital).
Pese a ser torturada y golpeada ferozmente en prisión, Danuta Siedzikówna no denunció a otros soldados malditos, por lo cual se le confirmó le sentencia de muerte, la cual se ejecutó en la prisión militar de Gdánsk el 28 de agosto de 1946.
Debido al impacto social que causó su muerte en Polonia, después de la caída del comunismo en 1989 el nombre de Danuta Siedzikówna fue rehabilitado, siendo la enfermera adolescente considerada una heroína nacional y homenajeada en diversos monumentos y memoriales.