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4 de agosto de 2022 0

Dante A. Urbina, apologeta católico, impartirá una conferencia este sábado el Barcelona

(Una entrevista de Javier Navascués)

Dante A. Urbina. Autor, conferencista y docente seleccionado, luego de competitivo concurso internacional, entre los mejores jóvenes investigadores del mundo para participar en la Reunión de Premios Nobel de Economía en Alemania. Máster en Economía por la Universidad Complutense de Madrid y Doctor en Economía por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Autor de los libros ¿Dios existe? (2016), ¡Dios sí existe! (2017) y ¿Cuál es la religión verdadera? (2018), todos los cuáles han estado en el “Top 10” de los más vendidos de su categoría en Amazon. Ha dado decenas de conferencias sobre diversos temas en espacios académicos de Perú, México, España, Colombia, Argentina y Alemania. Ha participado de varios debates frente a ponentes de relevancia como Gabriel Zanotti (Director Académico del Instituto Acton), Nureddin Cueva (Presidente de la Asociación Islámica de Sufismo en el Perú), Luis Arbaiza (representante de la Asociación Peruana de Ateos) y Julio César Clavijo (el teólogo unicitario más influyente de habla hispana), entre otros. Al presente es conductor del programa Respuestas Apologéticas de HM Televisión (España), Blogger en InfoCatólica y cofundador de la Escuela de Apologética DASM (Discípulo, Apologista, Servidor y Misionero) de los Estados Unidos.

El próximo sábado 6 de agosto dará una conferencia en la parroquia de San Jordi de Barcelona a las 20:30.

¿Qué supone para usted venir a la Madre Patria?

Conectarme con mis raíces. En la Batalla de Ayacucho (1824), ocurrida en el marco del proceso de la mal llamada “independencia” del Perú, mis antepasados lucharon del lado del ejército realista, es decir, en fidelidad a la católica Corona Española. Y así como ellos lucharon hasta el final, yo he de luchar hasta el final, en defensa de la fe católica y la Corona de Cristo, aunque tenga todo el mundo en contra. Como reza el dictum atribuido a San Atanasio: “Si el mundo está contra la verdad, ¡pues yo estoy contra el mundo!”.

Además lo hace para hablar de uno de sus grandes temas. ¿Por qué decidió dedicar la vida al estudio de la apologética?

Porque nací a la fe en un “estado de guerra”. Me explico: siendo anticatólico y habiendo llegado a convencerme de la veracidad de la fe católica (luego de un intenso proceso de investigación de diferentes corrientes filosóficas y teológicas), me encontré con que estaba en un mundo fuertemente contrario a la fe católica. La declaración de guerra contra la Iglesia estaba hecha. Tenía dos opciones: mantener mi fe en privado o manifestarla en público. Pero mantenerla en privado sería avergonzarme de Cristo y no cumplir su mandato de ser luz del mundo (cfr. Mateo 5:14). Asimismo, implicaría egoístamente no compartir la maravilla que había descubierto. Así que, en realidad, esa primera “opción” de mantener mi fe en privado no era una opción para mí. Ergo, proclamar la fe en un contexto en que constantemente se ataca a esta, y desde muchos “frentes” (ateos, agnósticos, marxistas, liberales, modernistas, protestantes, etc.), implica necesariamente una defensa. Y eso es la “apologética”, la defensa de la fe.

¿Cómo le ha ayudado a nivel personal y espiritual poder profundizar en las razones de nuestra fe católica?

Me ha ayudado muchísimo. El mayor conocimiento sobre la fe católica me ha llevado a amar más a Dios, a Jesucristo, a la Virgen María, a la Iglesia, a los sacramentos… Y es que es imposible conocerlos y no amarlos. Asimismo, el conocer las razones de la fe me ha ayudado bastante a no tener mayores crisis de fe. Simplemente me encuentro con que los ataques a la fe católica terminan siendo irrazonables. Y como a medida que avanza el tiempo voy “coleccionando” cada vez mayor cantidad de respuestas a cada vez más objeciones, esa confianza mía en la solidez de la fe católica aumenta. Por supuesto, como muy indigno siervo de Cristo (¡cuánto me gustaría ser mejor!), tengo mis debilidades y fallas, pero al menos tengo muy claro que la Verdad y el Amor están en Dios. O, para decirlo con más precisión, Dios es la Verdad (cfr. Juan 14:6) y el Amor (cfr. 1 Juan 4:8). De este modo, tengo claro que el que falla soy yo, ¡pero nunca Dios!

¿Qué supone para usted poder dedicar su tiempo a transmitir a muchas personas todo aquello que ha estudiado, el oficio de difundir la Verdad?

Supone un gran regalo y una gran responsabilidad. Que yo pueda difundir y defender la Verdad de Cristo no es tanto un regalo que yo le hago a Dios, sino un regalo que Dios me ha hecho a mí. ¡Así de bueno es Él! Yo no lo merezco, pero Él tiene la costumbre de usar gente deficiente para realizar sus obras. En cuanto al plano humano, sí he de decir que esta labor apologética me implica bastante esfuerzo y desgaste. Recibo una cantidad descomunal de mensajes día a día de personas haciéndome preguntas. No es fácil atender ello pues soy esposo, padre de familia, autor de libros, conferencista, de profesión economista, docente universitario, investigador, etc. Hay ocasiones en que estoy muy cansado pero si algo he de hacer con mi vida es “exprimirme como un limón” por la causa de Cristo.

En Barcelona va a dar una charla elemental hablando de la importancia de la apologética católica. ¿Cómo puede ayudar esta charla a los que asistan independientemente de su nivel de formación?

Siempre procuro que mis charlas estén en un lenguaje accesible para la mayor parte de personas. Cuando utilizo términos técnicos o especializados normalmente doy a continuación alguna analogía sencilla (en ocasiones incluso jocosa) para que todo se entienda. Creo que la charla puede ser útil para todas las personas de fe pues están en el mismo mundo en “estado de guerra” que yo y requieren de estrategias e instrumentos para la defensa.

¿Cómo se prepara día a día para poder dar respuestas contundentes y convincentes a un mundo cada vez más secularizado, en donde predomina el indiferentismo religioso?

Trato de no desperdiciar el tiempo. Pero como casi ya no tengo tiempo, me es difícil sentarme a leer un libro tranquilo. Dado ello, los audiolibros, lectores automáticos en PDF y conferencias en video han sido mi salvación. Los pongo cuando hago cosas “mecánicas” como lavar los platos, barrer, ir en el bus, etc. Así, ¡mi apologética se ha desarrollado más en buses que en bibliotecas! ¡Grandes argumentos y refutaciones se me han ocurrido lavando los platos! Eso sí: la situación en la que estudio es “humilde” pero el contenido de lo que reviso procuro que sea de máximo nivel: fuentes primarias, análisis con idiomas originales, lecturas de los académicos más relevantes, revisión tanto de los estudios clásicos como los más recientes, etc.

Para finalizar, ¿cuáles son a su juicio las principales dificultades del hombre moderno para abrirse a la trascendencia y a la verdadera religión?

Que, al final de cuentas, ha abandonado el recto ejercicio de la razón pues ya no se pregunta si algo es verdadero o falso, o si es razonable o irrazonable, sino que se pregunta si algo es más actual o más antiguo, si está de moda o no lo está, si es divertido o aburrido, si da dinero y si no lo da, si brinda placer o si brinda dolor, etc. Con su racionalismo sin fe el hombre moderno ha terminado perdiendo la razón y esa pérdida de la razón le complica más volver a la fe porque la fe es razonable.

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