Catar y Eurovisión. ¿Estamos locos?
Por carlistasdearagon.blogspot.com.es
Por un lado expulsan a un empresario en Alimentaria en la Feria de Barcelona por hacer publicidad de sus productos sin tener stand propio en la feria. El motivo de expulsión, o sea el soporte publicitario, una camiseta con los colores de la enseña aragonesa con el escudo de la comunidad y la leyenda “Catar jamón de Teruel”, evidentemente similar a la del Barça de Qatar Airlines.
La dirección del recinto ferial asegura que no hay más motivación que la arriba expuesta, esto es, el incumplimiento de una normativa. Sin embargo, se percibe un tufillo en el aire de ofensa a la sensibilidad patriótica herida. Por supuesto que hay por parte del empresario turolense una intencionalidad, pero más de aprovechamiento, o de aquello que los juristas llaman animus iocandi, al elegir el diseño y la leyenda de la camiseta, que de ofensa. Al fin y al cabo no se trataría más que de la camiseta de un club de fútbol, pero ya sabemos las implicaciones políticas que tiene el club, que es más que un club…
Por otro, al representante de España en Eurovisión, Alfred, no se le ocurre otra cosa que regalar a Amaia, su pareja y compañera de reparto en el montaje con soporte musical, un libro titulado “España de mierda” el día de Sant Jordi. Naturalmente ha tenido que salir a dar explicaciones en el sentido de estar totalmente volcado en representar a España y alegando que el libro no contiene en sus páginas lo que el título haría presagiar. Sin embargo, seguimos percibiendo ese tufillo en este caso, no de sensibilidad ofendida sino lo contrario.
Sí, ya hace mucho tiempo que está todo viciado; un club de fútbol es más que un club, es parte de ese estado imaginario, imaginado por mentes que no supieron y no saben mirar mas allá de sus sueños y fantasías; alguien escribe un libro y no se le ocurre otro título mejor que uno que denigra a su Patria, para que alguien que está en la mirada de la opinión pública lo regale, abonando así el clima de crispación y enfrentamiento.
Aun así, todo esto no deja de ser anecdótico. Lo sustancial del tema no está en Alimentaria, en Alfred y Amaia o en Albert Pla; está en la construcción de este mundo global nominalmente laico -en realidad antiteo- en que todo vale menos la proclamación de la Verdad.
Por nuestra parte, procuraremos seguir degustando buenos jamones de Teruel en cualquier momento y, si es para celebrar el triunfo en Eurovisión, aunque no lo hayamos seguido nunca ni lo vayamos a seguir, mejor.