Y María, la Madre de Dios, subió a los cielos
Que la Virgen María fue llevada al cielo en cuerpo y alma es un dogma de la Iglesia Católica desde 1950, cuando Pío XII lo proclamó como tal. Sin embargo, la Iglesia cree en ello desde que los apóstoles predicaron la Buena Noticia, allá en la época del Imperio Romano, después de la Resurrección y la Ascensión del Señor. Es una creencia que fue atacada por numerosas denominaciones protestantes y que España, sin embargo, ha defendido durante su medio milenio de Historia. Por ello y por otras cuestiones, San Juan Pablo II declaró en su viaje a Santiago de Compostela en 1980, con motivo de la JMJ, que España era tierra de María.
Celebramos como españoles católicos una fiesta nacional en primerísimo lugar porque Dios se fijó “en la humildad de su esclava”, a través de la cual se nos dio a todos los hombres la Salvación. Pero podemos añadir otro, más pequeño, motivo de celebración. Que España durante tanto tiempo haya defendido y se haya encomendado a la Virgen María, que haya confiado en ella y que la haya defendido por todo el orbe. Eso es un motivo de gloria para una patria, a pesar de lo destruida que pueda estar hoy. Está claro que no se puede vivir del pasado únicamente y, no obstante, los recuerdos nos consuelan.
Felicidades a todas las que se llaman Asunción y Reyes. En Sevilla se celebra la advocación de María como Virgen de los Reyes. El sentido de la fiesta es muy sencillo: si María fue elevada al cielo como también lo fue su Hijo Jesucristo, es porque a ella también se le ha entregado el Gobierno de toda la Creación. Ella es la Virgen de todos los Reyes y de las potestades de este mundo. Ante ella deben rendirse tanto España como todas las naciones de la tierra.
¡Feliz día españoles y lectores de Ahora Información!