Tirant lo Blanc, progresismo y “soma” por un tubo
(Por Iván Blanco) –
Soy de la última generación de la EGB, y en aquel entonces nos hacían leer el Tirant lo Blanc. El otro día lo cogí y lo volví a ojear, con más nostalgia que apetencia por un libro de caballerías, y leí un pasaje que me ha hecho devorarlo con pasión. El episodio que captó mi atención es aquel en que el Duque de Lancaster, tío del rey, observa que hay una discusión entre el pueblo sobre qué fue primero si el oficio de tejedor o el de herrero. Ambos lados de la discusión eran defendidos por abogados, que no hacían sino armar tretas lógicas para llevarse el gato al agua sobre quién tenía razón. El duque, decide coger a 6 letrados, tres de cada lado, y colgarlos boca abajo (para mayor indignidad) hasta su muerte. El monarca sorprendido, pero no enojado, le da las gracias a su tío por haber eliminado la cizaña de su reino, pues sabe, como buen soberano, que una nación dividida no tiene futuro.
Eso es lo que se rompió de forma dramática con la llegada del liberalismo y la relajación de la fe. Pues es evidente que la forma de ordenar la sociedad procede de la cosmovisión que se comparte con esa misma comunidad en la que uno se desarrolla. Si creemos que la voluntad individual es soberana sin importar si obra bien o mal, y además se diluye la argamasa que nos vincula a una comunión de hombres, que no es otra cosa que la fe común, somos presas del individualismo. Este rasgo nuevo hizo que valorásemos el sacrificio por el bien común no ya como deseable, sino como inadmisible. Y mientras tanto, nuestros señores, nuestros políticos, atizaban, y siguen haciéndolo, el fuego de la discordia pues desde la inauguración de la modernidad saben que teniendo al pueblo dividido, pueden manejar los hilos sin que nadie les tosa.
Así, han ido insertando en la cabecita de todos los españoles, por todos los canales a su disposición, la idea de que el progreso es bueno. Pero no una mejora de la sustancia conservando su esencia, no. Sino fomentando el cambio por el mero cambio. El progresismo encumbra la mudanza constante y eterna como la forma de alcanzar la felicidad. Eso implica que no hay nada acabado, nada eterno ni completo, y por eso la cosmovisión que se constituye por la fe es repugnada por el progresismo, pues las verdades inalterables, eternas e inamovibles no se someten a la voluble voluntad humana, y son desechadas y proscritas de toda expresión pública y cultural.
Vivimos en un mundo en fuga, cobarde e incapaz del sacrificio. Por eso cuando aparece el sufrimiento, físico o espiritual, consumimos todas las “somas” a nuestra disposición que la modernidad nos brinda; Netflix, pornografía, videojuegos, TikTok, Lexatín, Tinder, y una larguísimo etcétera que me es imposible pormenorizar aquí por motivos de decencia.
Nuestra sociedad jamás pidió el aborto y le fue dado, jamás pidió la eutanasia y le fue dada, jamás pidió esta distopía y también le ha sido entregada. Y se profundizará más en esta madriguera distópica a medida que se vaya abandonando la fe, pues carentes de asideros firmes e inalterables, seremos pasto de chacales que desean ver a España convertida en un campo de Agramante.
De esta forma, hoy día, personas de buen corazón, pero incautas, han sido convencidas, sin debate ninguno, que huir del sufrimiento espiritual mediante la ingesta de una ponzoña es una “muerte digna” y además deseable. Porque no nos llevemos a engaño, no es el dolor físico lo que se trata de aliviar con la eutanasia, sino el dolor del alma. Para el primero, existen medicamentos paliativos, que si bien es cierto que no se han desarrollado en España como corresponde a un país de sus características, su solución hubiese sido dotar de más medios a las administraciones sanitarias y establecer un plan de atención paliativa. Pero no era eso lo que se buscaba con la aprobación de esta ley en mitad del Adviento, sino darle una solución al español alienado y arrasado espiritualmente, pudiéndose fugar de la vida como la vivió, de forma cobarde y sin sacrificio.
5 comentarios en “Tirant lo Blanc, progresismo y “soma” por un tubo”
Oscar
Gran lectura que hace plantearte tu esencia, la naturaleza de las cosas y sobretodo donde nos dirigimos como sociedad pero que comparto a medias .
Para mi el progreso tiene sentido si mejora la condición humana y hace que seamos mejores personas. No veo al ser humano como una cosa que está de paso hacia algo. Y la pregunta que me hago es ¿que es mejorar la condición humana? ¿Que es ser mejor persona ? ¿Todos buscamos progresar en el sentido estricto de la definición? Y aquí en esta última pregunta es donde me paro , miro a mi alrededor y me doy cuenta que no, que vivimos en una sociedad individualizada en el que cada uno va a lo suyo . Y entonces me pregunto cómo hemos llegado hasta aquí y te das cuentas que las personas que han guiado nuestro pasado más inmediato (políticos y élites que controlan a estos políticos ) no buscaban el bien común sino su propio bien, por lo tanto buscaban un progresismo para sí mismos.
En resumen veo el progresismo como una manera de acercar cada día más al ser humano y a la sociedad a un status más perfecto , no creo que el ser humano este de paso hacia una divinidad como establece el pensamiento teocentrismo cristiano. Pero claro para progresar se debe hacer en aquellos aspectos que demande la sociedad y que tengan como objetivo el progreso de TODA la sociedad. Cuando estos progresos están sesgados por otros intereses individuales, sectoriales o cómo lo queramos llamar entonces la cosa cambia y tenemos el progreso que nos lleva a la sociedad actual.
Dicho esto creo que la eutanasia era algo demandado por la sociedad española (1 millón de firmas ) que a mí entender nos hace progresar como sociedad y que evidentemente choca frontalmente con el cristianismo y dios como creador de la vida, aunque para mí entender no castiga la eutanasia (biblia habla de no asesinar ), al fin y al cabo el dios nos resucitara y no cree en nuestro sufrimiento
P.d1 me haces pensar mucho 🙂
Pd2 siento las faltas de ortografía desde el móvil el complicado 🙂
Luis Amorós
Estimado Oscar. Estar de paso hacia otro sitio es exactamente lo que hacemos en este mundo.
Todos resucitaremos, sí, pero unos para la vida eterna y otros para la eterna condenación. Más vale que nos interesemos por ese final, porque estamos en manos De Dios y de su infinita misericordia. Y su infinita justicia. Así que más nos vale preocuparnos de su opinión, y no de la opinión de la “mayoría”
Juan Rey
Extraordinario artículo de excepcional escritor , que refleja con total exactitud nuestra sociedad actual, dividida y enfrentada , en buena medida por la acción de una clase política mediocre y bastante nefasta, que solo busca la separación , no la unión , para poder lograr todos sus fines sin la menor oposición posible del pueblo.
Caballero de la Orden de Santiago
Se atisba un horizonte que huele a azufre. Sí. Puede ser que nos turbemos a causa del vaivén irrefrenable en el que nos mecen estás ráfagas de vientos con aromas putrescentes. Exacto, eso es. Pero a pesar de esto, hay que tener claro que Vincere Dominus Deus. Con fe y buenas obras, inspiraremos a aquellos que más alejados del camino de la verdad y de la vida se hallan. Esa caterva, presa de su ignorancia concienzuda baila convencida para ahuyentar sus carencias más larvadas al son de un modernidad que a todos hace esclavos ofreciendo saciar los placeres de la carne antes que la liberación del alma. Correcto, pero no debemos abandonarles. Sería saludable poder orientar de forma óptima a los más desnortados, y para que eso suceda hay que apoyar a medios por tal de que terminen siendo lo más prolíficos posibles. Por ejemplo blogs como este, el Canal del
Hispano, etc.
Luis Amorós
Casi todos aceptaron que el poder (que no la autoridad) legislara para que los padres pudieran asesinar impunemente a sus hijos antes de que nacieran, cuando estaban indefensos.
Justo era que ahora les recompense legalizando el asesinato impune de los padres cuando la debilidad y la demencia les deje indefensos.
Sociedad satanica. Progreso, pero acelerado y hacia las calderas de Pedro Botero.