Tarde se madrugan acusando de “fascismo” al nacionalismo.
Ya es muy tarde para decirlo. Llevamos décadas de retraso, pues el siniestro comenzó con el Sr. Adolfo Suárez (q.e.p.d.). ¿Quién dijo que el nacionalismo no es fascista? ¿Quién sino el Sr. Suárez empezó la andadura de entregar poder al fascismo nacionalista del PNV, de los Pujol etc.?
Ocurre que, hoy mismo, el presidente de la Federación de Municipios y provincias don Abel Caballero, ha acusado de”fascismo” -y con razón- al presidente de la Generalitat, el secesionista Carles Puigdemont. La acusación se debe al hecho de constatar que el sr. Puigdemont está acosando a los alcaldes de los municipios catalanes que se oponen al llamado referéndum del 1-O.
Que el nacionalismo sea fascistón lo dijo bien alto Carlos Ibáñez Quintana en una ponencia en la Fundación Sabino Arana. Pero antes lo había escrito en las primeras Jornadas Forales del Señorío de Vizcaya celebradas en Bilbao el 5 y 6 de febrero de 1977. ¡Fíjense la fecha! Esto sí era madrugarse. Claro, es que el Sr. Ibáñez era -y sigue siéndolo- carlista.
Pues bien, ya en 1977 -nadie puede llamase a engaño, aunque lo cierto es que aquí no lee nadie- Carlos Ibáñez Quintana escribió que el nacionalismo es panteísta, es imperialista, es fascista, y evoluciona hacia el marxismo. Sin ser adivino, el Sr. Ibáñez “adivinó”. ¿O los amigos de ETA no son marxistas? ¿Y los de Podemos? ¿Y…? Para los marxistas el nacionalismo es un simple medio para acceder al poder. También dijo el Sr. Ibañez que ante esto, sólo el Fuero y no en centralismo o las autonomías, es solución.Y la pobre Navarra -añadimos-, que es la única Comunidad que tiene una raíz foral (Lorafna, 1982) ha sustituido bobamente los Fueros convirtiéndolos como si fuesen un estatuto. Claro es: el estatuto da poder a la partitocracia y el Fuero reconoce facultades y jurisdicción propia a la sociedad.
La Constitución liberal, que rechaza los Fueros, ha echado carnaza al secesionismo y nada puede solucionar sino tan sólo agravar más las cosas. Ni el liberalismo centralista de Madrid, ni el liberalismo centralista autonómico, ni el secesionismo liberal y marxista, son soluciones: sólo los Fueros (derechos propios anteriores al Estado y jurisdicción limitado) pueden expresar la verdadera vida de Cataluña, la verdadera vida de España -o las Españas-. Los Fueros son realidad, vida y unión, ajenos siempre a las utopías del insatisfecho, el languidecer de las relaciones humanas, y el desgraciado enfrentamiento.
De nuevo se levanta el sr. Rajoy quejándose diciendo que en nacional-separatismo en Cataluña atenta contra la Constitución, y no ya contra la unidad de España. Esto es ser liberal, pues subordina la realidad que él defiende -y que debería defender según los votantes- a la letra de la ley, aunque a su vez dicha letra diga que España es una nación. Esto es ser liberal, no saber defender la propias posiciones -repito que además están en la misma Constitución- escudándose en que se infringe un texto legal.
Temo con fundamento que Rajoy negocie la unidad de España como patria, nación y Estado con los secesionistas.
Una vez más, los políticos generan males y los mismos políticos después nos llevan a males mayores .
Estamos perdidos; de nuevo y una vez más. Salvo que redescubramos nuestra tradición.