¿Por qué este 1º de mayo ha sido un fracaso en Pamplona?
(Por José Fermín Garralda) –
Estaban cinco gatos, sin programa laboral y económico, y serviles al poder político del PSOE-Podemos-EH Bildu… para ser 1º de mayo. Decir esto no es agradable para nadie, pensando en lo que nos importa, en las bases sindicales, esto es, en las personas y familias de buena fe que cobijan.
Este 1º de mayo en Pamplona, por lo que respecta a los sindicatos politizados, ha sido un fracaso social porque la sociedad está desmovilizada por culpa de aquellos, cuyos partidos ocupan el Estado y las instituciones políticas en Navarra y el Gobierno de España. Me refiero a UGT, CCOO, LAB, ELA… Sabemos que hay sindicatos independientes, pero no se les ve ni oye en estas ocasiones de “lucha”, ni tienen parte de la tarta presupuestaria, ni están en la calle llenos de pancartas y banderas, porque su planteamiento es diferente a los sindicatos que quisieron ser revolucionarios, y están acomodados y aburguesados. Por ejemplo, el sindicato SEPNA en educación tiene mucha más fuerza en Navarra que los sindicatos politizados.
Este 1º de mayo ha sido un fracaso de los sindicatos politizados, que ya han hecho su revolución. Pues bien, ahora es cuando peor estamos en el ámbito laboral y económico, con paro a millones, en el aspecto salarial, con precariedad, sufriendo impuestos abusivos contra las empresas y los que trabajan en ellas (desde el sufrido director hasta los sufridos almacenistas y repartidores si los hubiere). Sume Vd. una lluvia de reglamentaciones, la subida de los precios de la electricidad y combustible, las competencias desleales, el abandono de los problemas de España en la UE -¿qué nos dicen de la pesca, los sectores energéticos…?- etc. De la Deuda Pública, las pensiones, la Sanidad y la Seguridad Social…, ni hablamos.
Este 1º de mayo ha sido un fracaso de los sindicatos politizados porque ya no movilizan a nadie, salvo –repetimos- a cinco gatos para ser el Día del Trabajo. Los sindicatos UGT y CCOO que iban juntos, y LAB… han reunido apenas un puñado de seguidores enfrente al Parlamento de Navarra, y, los últimos, en la plaza del Castillo de Pamplona-Iruña. Y no ha sido por falta de medios, porque los carteles anunciadores son preciosos, luego tienen dinero por estar sin duda subvencionados por el Estado y la administración pública, que son de los suyos. El cartel de ELA (Gurutze Plaza) es de un papel de calidad óptima y tiene grandes dimensiones (68 x 48 cm). Y como él los demás.
Es un fracaso porque en vez de decir las verdades al Gobierno actual PSOE-Podemos-separatistas… “Foral” y “central”, y exigir que los partidos que lo dominan desocupen el poder, tales sindicatos no hacen crítica al Gobierno ni a los partidos en el poder, sino a las empresas de iniciativa social o privada que nos da a todos de comer ya directa ya indirectamente. Por una parte, el Estado y los partidos que lo ocupan, se convierte en un monopolio cuando subvenciona tanto a tantos. Por otra, los grandes oligopolios “han convertido a los partidos políticos turnantes en sus servidores, con las consecuencias que estamos padeciendo en la actual situación de crisis”, no pocas veces provocada a ciencia y conciencia. Seguidismo éste el de los jefes sindicales a los políticos o partitocracia del Gobierno, aunque la clientela política sean inútil en su trabajo, nos esquilme, y en ella aniden desgraciadamente no pocos vividores y hasta mangantes.
Este 1º de mayo, en Pamplona, la crítica de UGT y CCOO es a las empresas, al PP, a la llamada ultraderecha, y a la guerra de Ucrania en el Paseo de Sarasate. Y los separatistas de LAB en la plaza del Castillo, sólo añaden a ello mucho zortzico y baladas en batúa, pero nada de nada más.
Cinco gatos el 1º de mayo y, sobre contenidos, balones fuera. Vacío. Eso sí, banderitas a montones y algunas malamente preciosas.
Los sindicatos politizados ya no saben qué hacer. No tienen Programa de acción y reconstrucción. Tampoco sabían qué hacer antes, salvo arruinar a las empresas y agentes sociales, a la gente, a la sociedad, tuya y mía. Engañaron a muchos trabajadores durante décadas, diciendo que el capital roba, la empresa roba, el empresario es el malo, la iniciativa privada es egoísta e insolidaria, y el Estado socialista, todopoderoso, nos dará la felicidad. Utopías de lo peorcito por basarse en la simplicidad, en mentiras y en la lucha que divide a la sociedad.
Al menos estaban cinco gatos. Lo siento por ellos y por todos. Quizás muchos de los afiliados de UGT, CCOO, LAB, ELA… estén haciendo autocrítica y dejen de ir a sus propias manifestaciones. Esto sería saludable. Aquí, en España, llevamos siglos en los que, criticarse uno a sí mismo, llega un poco tarde.
España está arruinada debido al desinterés y la torpeza técnica de los gobernantes, a la desprotección de la empresa por parte del Estado y de sus tentáculos en las CCAA y los sindicatos políticos, al exceso de funcionariado, a los elevados salarios en la función pública respecto al resto de la sociedad -el Estado cuida bien a sus hijos-, a la falta de beneficios empresariales y la sobreabundancia de impuestos que esquilman a todos, salvo a los dietistas y… ladrones.
La Comunión Tradicionalista Carlista sí tiene un Programa laboral y económico, siempre actualizado. Está en la Red. En él se abordan numerosas cuestiones económicas, el aprovechamiento del agua, los problemas de la vivienda, los Bancos, y para una justa y eficiente gestión económica. Lo que no sé es por qué los carlistas no lo conocen al dedillo. Si así fuese, nadie les diría teóricos, ni soñadores, ni desprogramados, ni sólo defensores de cuatro cosas. Ni ellos se creerían lo que les dicen tales ignorantes. Tenemos que estudiar. Sólo así sabremos responder. Este Programa es su mejor Agenda 2030 y en adelante. Es preciso divulgarlo a gran escala, y hacer ver que la sociedad -los cuerpos sociales o “intermedios”- deben hablar, exigir respeto, recibir apoyo desinteresado y sin contraprestaciones, y autogobernarse en lo que les corresponde –autarquía o burujabetza-.
Los carlistas saben que “la Economía trata de medios –que no necesariamente son fijos e inmutables- y no de fines”. La Economía es una ciencia y un quehacer práctico, y la sociedad libre es su mejor experta. La principio de subsidiariedad -clásico no el inverso de la UE- debiera estar siempre vigente.
Por un lado, el socialismo es una ruina y chafallo, sea de planificación central o de socialdemocracia en la que el Estado utiliza a las empresas privadas para que den trabajo cuando les deja darlo y ordeñarlas a impuestos, e impide, con excesivos impuestos directos e indirectos, que los trabajadores –del gerente al ordenanza- ahorren y progresen con su trabajo. Además este Estado-que-todo-lo-abarca quiere dirigir la economía, lo que tenemos y pensamos, la vida y la muerte. Hoy como nunca, la “izquierda” apoya el gran capitalismo globalista y transnacional.
Por otro lado, los carlistas rechazan aquel moderno capitalismo “cuyo fin es la apropiación del dinero con al endeudamiento perpetuo de la población y la consiguiente acumulación del poder”. También los Bancos tienen mucho que corregir. Más: ¿salarios basura para jóvenes becarios de por vida? ¿Que trabajen todos y el abuelito por cinco perras? ¿Precariedad laboral y de las pensiones? ¿Un coste de oportunidad demasiado caro para las empresas? ¿Un punto muerto y umbral de rentabilidad que nunca llega en las empresas de producción y gestión?…
Con socialistas y liberales, ¿los ricos son cada vez más ricos y los pobres son más pobres…? Hemos llegado a la indigencia social, la necesidad absoluta de Caritas diocesana, el agradecimiento social a las Hermanitas de los pobres, la añoranza de las Hijas de la Caridad… (Pues que vuelvan ya).
¿Y por qué las leyes no respetan el bien técnico y moral? Para la CTC, el poder civil debe reconocer y promover de veras “la libertad de los agentes económicos, así como el acceso de todos los ciudadanos a la propiedad individual o comunal. En momentos de necesidad o crisis las instituciones políticas deben aplicar medidas proteccionistas, y limitar los excesos de la competencia imperfecta, siempre con carácter subsidiario”.
Empresas, todo tipo de cuerpos intermedios libres y no politizados, sindicatos y gremios, cámaras de comercio, iniciativa social, emprendedores… debiera de ser vuestra hora. ¡Exigid que os dejen! ¡Exigir el principio de subsidiariedad! La unión de todos los agentes de la empresa es la fuerza que puede exigir al Estado rebajar inmediatamente los impuestos, simplificar tanta reglamentación, evitar el servilismo a la UE y las oligarquías transnacionales, y dejar trabajar con entusiasmo a los muchos que lo desean.