Golpistas a sus anchas en Navarra.
CIERTO es que hay muchos signos de esperanza cuando la sociedad española está reaccionando, reclamando, exigiendo la unidad de todos los españoles. La unidad en la variedad se aclama ya en ciudades grandes y de tamaño medio, ya en pueblos. Nunca como ahora están tremolando banderas de España, en la que se incluye lógicamente la bandera del principado de Cataluña. Sin embargo, como la otra parte sigue en sus trece, esto pinta muy mal.
Que el Gobierno de Rajoy nada haga (salvo el impedir el referéndum fantasma que no su escenificación) cuando el Gobierno en Cataluña continúa erre que erre en su rebelión y Golpe de Estado, está dentro de lo comprensible porque ello exigiría meter al Gobierno de Puigdemont en la cárcel, y es evidente que no se está haciendo ni se quiere hacer. Ahora el tal Puigdemont quiere dialogar porque ha fracasado, no sabe qué hacer, quiere evitar ir a la cárcel y la inhabilitación, quiere quitarse el sambenito de golpista y, sobre todo, quiere sacar tajada. Si consigue algo, el Estado de Derecho se habrá derrumbado totalmente si es que ya no está tocado en su línea de flotación tanto con sus leyes contranatura y con las cesiones ante ETA y los amigos de ETA (si no, estos, ¿por qué mandan?).
También es muy serio que el Gobierno nada diga de los políticos que han apoyado y apoyan la rebeldía del Gobierno de Puigdemont. Claro es que no quiere abrir otro frente insurreccional, pero ahí está. Me refiero a los políticos del Parlamento de Navarra como la Sra. Aznárez (Podemos), al alcalde de Pamplona Sr. Asirón (recordemos que EH Bildu no condena el terrorismo etarra), a la presidente Barkos (Geroa Bai vs PNV). Este silencio y permisividad hacia su apuesta por el golpe de estado de Puigdemont, es un gran mal que da alas a lo que se quiere evitar. Y además, ¡qué caramba!, la tal Aznarez, Asirón y Barkos a pocos navarros representan, pues la población navarra es mucho más amplia que las porciones de sus quesitos electorales.
Aquí en Navarra todo el mundo piensa que las cabezas visibles de los políticos navarros del cuatripartito -salvo IU que ni cuenta- son golpistas, pero nadie lo dice. ¿Es tan complicado decir que Aznárez, Asirón y Barkos son golpistas, colaboran con el golpismo y lo defienden, al declararse como cargos públicos al lado de los golpistas en Cataluña? Nosotros decimos y no dejaremos de decir que son lisa y llanamente golpistas. Amén que ellos son los que, pudiendo, aquí harían lo mismo. Penoso es también que la tal Barkos exhiba la idea de que según la Constitución en Navarra hay que votar para incluirse en Euskadi (Euzcadi o CAV) -inclusión que es lo que ella quiere-, aunque la Constitución no diga que para separarse de España: todo lo suyo es un juego falso, un juego de palabras.
Que unas instituciones -dicen que democráticas- en Navarra apoyen el Golpe de Estado en Cataluña, es lisa y llanamente golpismo.
La Sra. Aznárez es golpista. El Sr. Asiron es golpista. La sra. Barcos es golpista.
Y desde luego ninguno de los tres diga nada de esto a sus votantes. Luego el sistema está corrupto por todos los lados. El sistema es un cheque en blanco, una engañifa cada vez más descarada, una falta de mandato imperativo y de juicio de residencia. Es, nunca mejor dicho: todo el poder para la partitocracia, que además hace y deshace el panorama político según gustos postelectorales. Y así están en Cataluña con el tal Puigdemont. Sí, es eso lo que permite y estimula el llamado “Estado de Derecho”.
Son golpistas y hay que decirlo claro. Golpistas.
Lo son golpistas el 1º de Octubre.
¿Qué se espera de ellos en el futuro? Nada bueno. Serán golpistas cuando ellos quieran en Navarra, que es cuando logren incluir (si lo logran) a Navarra en Euzcadi (ya usarán trampas para ello, ya).
Los seguidores catalanes anticatalanes de los golpistas Puigdemont y Junqueras les apoyarán en tal caso.
Y se alternarán unos y otros hasta lograr lo que desean: la independencia de dos nueva repúblicas bananeras y socialistas (pobre PNV y pobre ex CIU). Querrán lograrla a la vez para lograr más fuerza.
¿Qué va a ser si el llamado Estado de Derecho argumenta básicamente (Rajoy, don Felipe de Borbón…) con la Ley en vez de -sobre todo- con la realidad histórica, social y moral? Digamos que la Ley puede cambiarse a voluntad desde la partitocracia, salvo el freno que pueda poner una sana reacción española como expresión de lo que España es. A este “freno” a la desunión y al guerracivilismo, que parte y expresa la realidad objetiva de la sociedad española, se refiere don Felipe aunque lamentablemente la subordine a la ley positiva dirigida por la partitocracia. La realidad es al revés, es la partitocracia y la Ley la que todavía en este caso se subordinan a dicha realidad social española, que es anterior al Estado. Esta función de la sociedad española es una pena: siempre intentando frenar los despropósitos de los políticos y del mismo sistema… aunque al final nada logre salvo prolongar la agonía. ¿Se acuerdan de las manifestaciones millonarias en Madrid? ¿Para qué sirvieron en favor del matrimonio, la familia, la vida…?
¿Y qué será si dicho Estado de Derecho se pone a negociar con los golpistas en vez de hacer con lo que hizo a los del 23-F?
Más todavía, que no nos hablen de que la Ley es igual para todos porque hace tiempo sabemos por experiencia propia y colectiva que no lo es.