Los culpables de la “emergencia democrática”: los del “no es eso, no es eso”
por José Fermín Garralda
Sí, estamos muy preocupados. Como lo están mons. Cañizares -tan amigo de lo que trajo Adolfo Suárez-, y la tal Rosa Díez -al parecer jacobina a lo Danton-. Estamos cayendo en la hartura, en el abandono de toda esperanza, en el desamor hacia el bien común y la causa pública, por una total desconfianza hacia nuestras posibilidades. El actual sistema político no es representativo en cuanto que no representa.
Rosa Díez acaba de escribir un artículo titulado: “El Gobierno que prepara Sánchez romperá España” (Expansión, 11-XII-2019). Lo que dice muchos ya lo sabíamos, pues se trata del colofón de un largo recorrido. Parece que comienza otra etapa de la misma Revolución. El artículo está bien escrito, que es lo que menos que se puede pedir. (Yo siempre presento mis disculpas al lector). En él, la autora desgrana las mentiras que han abocado a la “emergencia democrática” a la que nos lleva el pacto del tal Sánchez con los comunistas de Podemos, los separatistas y los amigos de ETA.
¿Que “no es esto, no es esto” las consecuencias de lo que creían en 1976-1978? Pues miren, “sí es esto, sí es esto”, sobre todo en España. Por eso,en la GRAN ENCRUCIJADA que parece se está presentando, HAY QUE PRESENTAR OTRA COSA y corregir la deriva que ya empezaba en tiempos del Generalísimo.
He aquí a Sánchez, un mentiroso compulsivo. A sus aliados, que buscan romper España. A todos ellos, que ansían cargarse de hecho los principales artículos de la Constitución de 1978.
Pues bien, para evitarlo y frenar esta deriva revolucionaria, Rosa Díez se aferra a la ésta Constitución, a ésta Democracia. Lógicamente, Díez muestra su vacío argumental como los girondinos ante los jacobinos, y después como el jacobino Danton ante el jacobino Robespierre “Sanchista”. Díez crea una ortodoxia pública -la gente pensó que la ortodoxia y ortopraxis no existían, pero siempre han existido-, por lo que no sé por qué se queja de otras ortodoxias. Su ortodoxia, es tan básica como lo es El Emilio, y consiste en decir:
” (…) no permitamos que por acción u omisión se forme un gobierno de involución que reniegue de lo mejor de nuestra historia y destruya la única identidad que es importante para todos los españoles: la identidad democrática. / Romper España no es una opción ideológica. Romper España es destruir nuestro marco de convivencia. Romper España es una tragedia para la democracia. Me niego a aceptar que no podamos evitarlo”.
Los españoles están muy preocupados. Muchos lo están. También cada español tiene su ortodoxia consigo mismo, más allá de ceder al número o al viento que más calienta de la propaganda electoral, mentirosilla siempre y pobreta, y que actúa sobre masas influenciables y volubles.
Hoy, Rosa Díez habla de responsabilidades y culpabilidad. Casi nada. Pues bien, digámosle: culpables son los demócratas de ESTA Democracia. No de LA Democracia en sí misma -de estilo clásico-, sino una forma de gobierno ideológica, inficcionada de liberalismo y socialismo -su hijuelo-, que endiosa la forma política y corrompe cualquier forma a la que deforma. Las democracias clásica y liberal -sobre todo la liberal-, son malas para todos los países, pero mucho más para España. Por eso España ha corrido más que ningún país a su abismo. Hablamos del hoy. La actualidad no es más que una consecuencia de las premisas que se pusieron en 1976-1978 y mucho antes, cediendo ante la herejía liberal, con un acomplejado mimetismo hacia el extranjero, una influencia sectaria, y con una gran falta de personalidad. Son consecuencias de lo que se sembró, mientras el engaño se construía confundiendo la Democracia clásica (de supuesta representación) con la democracia liberal (que tal representación corrompe).
Fue falso el decir de Franco: “O yo o el comunismo”. Y también es falso el decir de Suárez y el corifeo de la “transición”; “O dictadura o democracia, y sobre todo democracia liberal”. Que nos nos confundan. Lo de Franco no fue una verdadera Restauración, sino un permitir o tolerar males mortales larvados a cambio de un progreso material muy considerable (1959-1973). Al final, hemos caído en el punto en el que no hay ni salud religiosa y moral, ni progreso material.
Si la democracia como forma de gobierno es muy deficiente, la democracia liberal-socialista (ideológica) está corrupta de raíz y es a su vez corruptora. Por eso, no identifiquemos puerilmente la forma de gobierno actual en España como si de una Democracia clásica se tratase, porque la democracia en España se ha imbuido de liberalismo, y se ha basado en trampas y engaños contra nuestra convivencia. Ha sido y es una partitocracia, es decir, oligarquías no demócratas que utilizan de común acuerdo la Democracia o el juego democrático, que sobre todo se abandona a sí misma por estar escrita en clave liberal, esto es, atea práctica, amoral y generadora de corrupción en todos los ámbitos. Luego todos tienen un amo, muchas veces el mismo. Y estos son los culpables. No podemos pedir más al Pueblo, cuyo nombre tan gastado está.
La democracia española, ESTA democracia, no es representativa. Pero dicen que no puede haber otra cosa, y ese es el mayor error.
Para el año 2020 llega el Frente Popular anticatólico y antiespañol. El FP es contrario a aquella legalidad que no le gusta, y es amigo de la subversión calculada al estilo maoista. No les quepa la menor duda que si la CIA, los EEUU, la masonería europea, y la URSS -es decir, los instrumentos del Gobierno mundialista- estaban detrás de lo ocurrido en España en 1976-1978, llevamos tiempo con el PC de China detrás de Occidente y de España. No es Cuba quien azota nuestras costas, ni la Venezuela básica y pedestre la que exporta procesos revolucionarios… sino China, con su táctica racionalista y calculadora, planificadora, paralizadora, rápida, silenciosa, y total.
Hoy, dos de los elementos que componen el Frente Popular (comunistas y separatistas) atacan la legalidad, las instituciones, y todo lo existente. Son el ariete de asalto. Por otra parte, el PSOE pone la argamasa en el conjunto, y se ha escorado hacia la izquierda radical propia del Largo Caballero y Prieto de antaño. Todos son lo de siempre: anticatólicos (quizás come curas) y antiespañoles (apátridas e internacionalistas). Sin duda, el PSOE hace de argamasa para diferenciarse de ese Partido Popular (el partido de los inmorales, de los “piadosicos” obispos incluidos, de los revolucionarios conservadores, de los católico-liberales) que ha admitido prácticamente todo lo que antes negaba en su fundación. También lo hace para burlarse del tal Partido Popular (Roma no paga traidores) responsable por sus traiciones y su corrupción de la llegada del tal Sánchez al poder. Parecen hermanados.
Desde hace muchas décadas se ha ido cavando la tumba en cuyo borde nos han colocado. Hemos visto demasiadas trampas, engaños, traiciones y la claudicación de las mismas instituciones del Estado, desde don Juan Carlos y Suárez hasta hoy, trampas y engaños cada vez mayores y más llamativos. Cuando la sociedad soporta esto, es que está preparada para que hagan con ella cualquier cosa. Díganme si no es claudicación la efectuada ante ETA, los cuatripartitos y pentapartitos (¡oh modalidad democrática!). Díganme si no es mentiroso y traicionero el PSN de Navarra que pacta con separatistas, comunistas y amigos de ETA para quitar el poder a Navarra Suma (UPN ya se ganó el apartamiento). Díganme si no se ha claudicado (todos descontentos de la sentencia, descontenta sobre todo la gente honrada) ante el caso de los ERES de Andalucía. Díganme qué ocurre ante el golpe de Estado catalán-anticatalán. Díganme la doble vara de medir la corrupción según quien caiga en ella, pues tantos caen.
La corrupción es el paso previo del anticlericalismo y del fin de cualquier institución de origen o sesgo tradicional.
¿Que “no es esto, no es esto”? Pues miren, “sí es esto, sí es esto”, sobre todo en España. Por eso, hay que hacer otra cosa y no remiendos nuevos sobre telas viejas.
Ha acabado la primera transición (la primera “traición”) y comienza la segunda o bien la RUPTURA ABIERTA. Quieren hacer OTRA COSA, con decisión, empuje e idealismo. Ante eso, los conservadores de la Revolución no ofrecen nada nuevo; son aburridos y están gastados de antemano aunque tengan tras sí a la mayoría de un país paralizado. También nosotros queremos OTRA COSA, para que España se renueve a sí misma, se encuentre consigo, y recupere las virtudes e instituciones que le hicieron limpia, honrada, y de nobles y grandes ideales.