Lo de los funcionarios
(Por Javier Garisoain) –
Uno de nuestros varios problemas políticos, y no el menor, es el desmadre de un funcionariado invadido por la inmoralidad y la falta de vocación. Hay demasiados funcionarios, sí, porque si no trabaja mas que una tercera parte de ellos tendrá que haber muchos para que esa tercera parte sea suficiente.
Si es usted funcionario y se está enfadando conmigo al leer esto significa que no nos estamos entendiendo. Enfádese usted, pero no conmigo. No mate al mensajero.
Estoy hablando de una lacra real. Y ante ella unos -los de los partidos progre-socialistas- huyen hacia adelante y siguen contratando personal pensando que si bien es verdad que no van a trabajar lo que deberían, al menos así se incrementará la masa de estómagos y votantes agradecidos. Otros, por reacción a esta inmoralidad general, caen en la tentación de soñar un mundo sin funcionarios. Grave error. Los funcionarios son necesarios. Son imprescindibles para el buen gobierno de una sociedad compleja. Lo que hace falta es que sean buenos funcionarios, que trabajen motivados, que cobren sueldos dignos… Se les tiene que exigir, lo mismo que se exige a cualquiera en un negocio particular. Y se les tiene que poder echar cuando no cumplan.
¿Quedan aún buenos funcionarios? Sí, y seguramente son más de los que parece. Lo que pasa es que no consiguen trabajar como quisieran porque se tienen que sentar físicamente al lado de compañeros vagos y quejicas. Si yo fuera director general de algo habilitaría una oficina separada para ellos, para los que de verdad quisieran ganarse el jornal.
Y no solo eso, respetaría más su experiencia y su poder de decisión. ¿Soy muy crítico con los funcionarios? Sí, soy exigente… ¡porque quiero que sean ellos los que gobiernen! Creo que debieran ser ellos, personas entregadas, preparadas, con vocación, con afán de servicio, los encargados de llevar el peso del gobierno en el día a día y no lo que tenemos ahora, esas hordas de asesores y enchufados que entran y salen de los ministerios o consejerías, cada cual con su capricho y su ocurrencia, de la mano del partido ganador.
Generalizo, pero no demasiado, si digo que hay departamentos de la Administración en los que el funcionariado es apenas una sombra. Un ejército medio inútil para el que se mantienen las oficinas y sobre cuya inoperancia deciden los políticos electoralistas contratando o externalizando las tareas cuando de verdad quieren sacar algún trabajo adelante. Cualquiera que haya tratado con alguno de los tentáculos de la Administración sabe a qué me refiero.
En realidad lo que ha pasado con los funcionarios es lo mismo que pasó hace dos siglos con los reyes legítimos: se ha producido una usurpación. Lo que se le está exigiendo al funcionario número uno (el jefe del estado), es lo mismo que se espera de todos los demás servidores públicos: que sean como robots, que firmen lo que les pongan por delante, que no rechisten, que cobren y que miren para otro lado. ¿Quién, con un mínimo de dignidad, aguanta eso?
8 comentarios en “Lo de los funcionarios”
Eusebio Nuño
Esta apreciación sobre los funcionarios tiene errores fundamentales pues parte de un primer error, importante, sobre el concepto de funcionario, identificado sólo como “oficinista” o “administrativo”, cuando existen otros muchos tipos de funcionarios y, de este tipo,carencias graves de número y calidad. Podríamos hablar, y hay más, de médicos y enfermeras (se verá con casos graves este verano) o de guardias civiles. ES fácil caer en tópicos y generalidades que desvirtúan la realidad y la verdad, pero no se esperaban aqui.
Javier Garisoain
La falta de vocación en los malos funcionarios y el ninguneamiento que hace el sistema en los buenos sucede exactamente igual en administrativos y oficinistas que en médicos, profesores, policías, militares o inspectores.
El numero de funcionarios es desproporcionado en relación a la población. Y el malestar de los funcionarios de vocación, sometidos a un sistema partitocrático que los robotiza es innegable.
Tanto en una como en otra critica estoy generalizando, logicamente, es normal generalizar cuando se trata un asunto tan complejo. A lo que aspiro es a hacer pensar.
Descontento
Soy funcionaria. Y cierto es que los funcionarios son muchos, no sólo administrativos. Pero esa descripción define a todos, en mayor i menor medida. Por ejemplo, también en educación y en sanidad.
I. Caballero
Estoy de acuerdo con usted y con el “concepto de funcionario”.
Y agradezco su comentario porque cumple con el OBJETIVO de todo comentario que es corregir al autor como lo hace usted educadamente.
Y por otra parte, los Comentarios aportan Conocimiento.
Y en este muy digno diario Carlista, el respeto es la Norma, lo que se agradece y mucho.
Reiterar mi enhorabena por su excelente comentario, Eusebio
Viva Cristo Rey
Que Dios nos bendiga y nos proteja
DIOS, PATRIA y REY LEGITIMO
Javier Garisoain
Así es, se agradecen mucho los comentarios respetuosos como el de Eusebio y que por otra parte son mayoria en ahora informacion.
Por otra parte creo que ya he respondido a Eusebio. Cuando digo funcionarios no pienso sólo en oficinistas.
UN LECTOR
Buenas tardes, don Javier:
Debo confesar que tras leer su artículo he pensado responderle de manera diametralmente opuesta a la que estoy haciendo. Tras reflexionar un rato largo, he decidido reprimir los instintos más básicos y optar por esto. Pero sepa que lo cortés no quita lo valiente. Hay suficientes argumentos de grueso calibre para responder a su texto. Pero esperaré…
Mi modesta aportación es que pondere lo que ha escrito. Le pediría que se tome un tiempo, el que le haga falta, para conversar y recoger información de primera mano, de boca de todos los funcionarios con los que pueda tener la suficiente confianza como para que le confiesen las miserias de la administración. Tómese su tiempo, de verdad, y escriba una segunda parte de este artículo. Se lo ruego…; y no porque escriba la segunda parte, sino porque no tengo duda acerca de que cuanto más profundice en la materia más le va a costar preparar esa segunda parte.
Suelo abusar de una expresión cuando se trata del funcionarizado. A saber. Se suele decir que nadie conoce la guerra si no ha participado en ella; y si ha participado, son pocos los que hablan de ella. No, es más habitual callar. Ejemplo: hospitales de veteranos. Lo suelo extrapolar al funcionariado: nadie que no haya trabajado en la función pública, durante décadas, conoce las tripas de la administración, pero, a su vez, le costará trasladarle a Ud. la información. Son situaciones tan intrascendentes, a veces, que fuera de contexto carecen de importancia, pero sumados y adheridos a la frecuente corrupción y prevaricación, hacen que la descripción den entorno funcionaril se vuelve terriblemente compleja.
Y no es broma. Le recuerdo que la tasa de bajas psicológicas es muy alta en la administración.
Pero le pido ese esfuerzo. Intente redactar la segunda parte.
Atentamente,
I. Caballero
Le felicito y le agradezco su excelente comentario, “UN LECTOR”
Quedamos a la espera de su segunda parte.
Viva Cristo Rey
DIOS, PATRIA y REY LEGITIMO
Javier Garisoain
Hola, no se cuál es el problema. Lamentaría haberle ofendido. O tal vez es que me he quedado corto y pasado de optimista… Es verdad que es un asunto complejo y Dios mediante seguiré pensando en ello, pero tampoco creo que sea un campo imposible de iluminar con un criterio tradicional.
Saludos,