¡Fuera el disfraz!: las autoridades sanitarias son responsables
¿Qué ocurre en las residencias de la Tercera Edad en España?
por José Fermín Garralda
Lo que está ocurriendo es una tragedia: la muerte en las residencias por abandono de las autoridades sanitarias de al menos 17.500 ancianos al no permitirse su hospitalización (1). ¿Los responsables?: las autoridades sanitarias. La sanidad no ha funcionado para estas personas mayores. Y el Gobierno no quiere dar los datos, pues los tiene ya que las residencias los envían puntualmente.
Sobre esto, existe un testimonio estremecedor, el de don Ignacio Fernández-Cid, presidente de la Federación empresarial de la dependencia, y de la patronal que une a los propietarios de las residencias en España. Ayer escuché la entrevista que se le hizo en la radio y abordamos aquí.
Antes de abordar la entrevista, digamos que se ha hablado en las Redes del abandono de muchos mayores a su suerte, pero ahora lo escuchamos directamente al presidente de los propietarios de las residencias. “Desde el comienzo nos están abandonando”. Gracias a los entrevistadores: tenemos que enterarnos de esto, y también los eclesiásticos que estos días ruegan misericordia a Dios, y no están enterados.
Creemos que las “animaladas” en el pasado tan justamente criticadas, reaparecen hoy con fuerza delante de nuestros ojos. Es el aborto. Es la eutanasia que viene. Ahora es el abandono delante nuestra y en las residencias, a los ancianos infectados por coronavirus. Estas “animaladas”, que hoy se realizan de forma más sutil que en pasado (antes se hacían grandes fosas), proceden del poder Ejecutivo y las autoridades sanitarias, que no obstante las callan. ¡Fuera ya el disfraz!
Concluimos: es terrible lo que ocurre en las residencias de mayores. Dígase en voz alta, denúnciese porque se CALLA, recúrrase a los tribunales POR SI HAY JUSTICIA, salgamos a la CALLE, y de ahí A MÁS.
Pues bien, ¿qué está ocurriendo según el entrevistado don Ignacio Fernández-Cid? Lo que ocurre es que la Sanidad pública no ha querido funcionar para estas personas mayores. El Gobierno ha decidido olvidarlas y abandonarlas. La Cadena SER ha hablado con 13 Comunidades Autónomas (faltan 4: Euskadi, Aragón, Rioja y .Andalucía… que tiene una enorme población). En ellas, los ancianos que HAN MUERTO en las residencias por coronavirus (Covid-19) o síntomas compatibles con él, suman más de 17.500 (sin incluir dichas 4 CC.AA., pues incluyéndolos ya serían 20.000). Las cifras del Gobierno son 25.857 de fallecidos. O faltan muchos por contar o casi todos han muerto en las residencias. Pues bien, ocurre que, según Fernández-Cid, esos 25.857 no es un dato real, pues deben de ser muchos más. Según el estudio de unos ingenieros las cifras del Gobierno habría que aplicarles un factor corrector de un 176%, con lo cual el total ascendería así a más de 40.000 personas (1).
No es normal que los ancianos mueran en las residencias. Lo normal es que, cayendo enfermos, vayan a urgencias del hospital, y de ahí intenten tratarlos y hasta los ingresen. En las residencias hay médicos, enfermeras/os, fisioterapeutas, pero lógicamente necesitan recurrir a los hospitales. Lo dramático, la tragedia, es que los hospitales no han dejado hacer derivaciones hospitalarias. Es más, ni siquiera han enviado los medicamentos pedidos para curar (retrovirales), sino… ¡morfina y sedación!
Más todavía. Los mayores llevan confinados en sus habitaciones dos meses, sin moverse o deambular ni estar con los demás o sociabilizarse. Tampoco ahora están pasando los test para proteger a los más vulnerables, como son nuestros mayores. Quieren pasar los test a toda la sociedad, las personas sintomáticas tras 9 semanas de pandemia, pero no a las personas asintomáticas ni al personal. O pasan a todos a la vez o esto no sirve para nada. “Algo tan evidente y tan obvio no lo entienden, o si lo entienden les da igual”. Si ahora los cuidadores ya tienen material de protección, necesitarán mucho más cuando los mayores salgan de sus habitaciones.
Además de todo esto, los dueños de las residencias tienen que soportar que se diga que son los malos, los criminales. Les están culpando en el telediario. ¿Culpando de qué? “¿Vd. cuida?, pues a cuidar”. “¿Vd. cura?, pues a curar”. La campaña contra las residencias está siendo brutal.
¿Malos y culpables por ser propietarios de las residencias? ¿Tienen que pasar las residencias al sector público? Pues miren: las residencias no están en manos de fondos de inversiones (sólo el 12%), las empresas está muy atomizadas y pertenecen a la pequeña propiedad, la rentabilidad sobre la facturación es del 8’4%, y quienes invierten son los extranjeros -empresas francesas- comprando Centros, siendo así que si fuesen tan rentables como se dice las comprarían los españoles. Lo que ocurre es que algunos quieren imponer su ideario político a costa de lo que sea, quieren implantar su ideario, incluso falseando datos. Aquí no se trata de público/privado porque el virus no tiene preferencias, los problemas han existido en las dos, cuando los públicos han querido hacer uso del sistema de salud también los públicos se han encontrado con los problemas.
Han fallado garrafalmente las autoridades sanitarias, y el ministerio de Sanidad, no los sanitarios. Han fallado cuando el Ministerio sumió el mando durante días y luego lo volvió a delegar a las CC.AA. También ha fallado el sistema funerario, no las funerarias. Han fallado los políticos y responsables pues nunca han conectado con las residencias ni han llamado, ni se han preocupado. Desde mediados de marzo, ningún responsable del Gobierno ha llamado a las residencias para interesarse. De la noche a la mañana se quedaron sin interlocutores porque hasta entonces eran las CC.AA. En una pandemia 11 días es muchísimo tiempo.
Según lo escuchado, si el Gobierno quiere abandonar a los ancianos de las residencia, nosotros no queremos. Hay que hablar, no podemos callar ni disfrazar.
Estamos en el Via Crucis de la Pasión, se habla de todo (hasta las oraciones de la Iglesia piden por quienes ocupan las cajas de los supermercados), y casi no nos enteramos de lo que pasa con los ancianos.
Ante esto, me pregunto sobre la moralidad de hablar y escribir tanto y de no pasar a la acción. Nuestros padres y abuelos no estarían de brazos cruzados con el ordenador y el bla bla bla. Salvo que nosotros mismos nos metamos en las catacumbas. O salvo que nos aterrorice ejercer hoy como voz profética, como esas voces proféticas clericales que con infinitamente menos motivos surgían vanidosillas en la década de los setenta. Pero ¿quien nos aúna y en torno a quién nos organizamos para la acción? Antiguamente sería el rey de todos en el destierro.
(1) Una vez escritas estas líneas, donde recogemos los datos aportados por don Ignacio Fernández-Cid, leemos “rtve.es” que para el 17 de mayo los fallecidos en las residencias, incluidas las cuatro comunidades como Andalucía, Euskadi, La Rioja y Aragón, asciende a 18.387 personas, frente a los 27.650 del total de muertos en España que remite el Ministerio de Sanidad. No obstante, los datos en la C. de Castilla-León son 2.525 fallecidos en las residencias frente a 1.946 que da el Ministerio, de lo que puede deducirse que los muertos en las residencias no están incluidos en los totales de Ministerio de Sanidad (¿o parte sí?).
Escrito esto, un médico nos dirá después que no se puede sumar los muertos en las residencias y el total que dice el Gobierno. Con lo cual no sería cuarenta y pico mil los muertos.
De nuevo, algo después, el 3 de junio, en un programa fiable de TV se nos dice que las cifras no las sabemos,pero que llegarán a los 50.000 en toda España.