11 de septiembre: El nacionalismo es liberalismo y antitradicional (II)
Por Iván Blanco
Torras i Bages, decía que Tradición y Patria son la misma cosa, y que destruida la primera no podía ser invocada la segunda. ¿Y qué es la patria?
Pues bien, la patria, es la historia de nuestro linaje, desarrollado éste, en la tierra en que vivió. Pero no es la tierra quien ennoblece a quienes la habitan, sino que son sus habitantes quienes riegan los campos y sus montañas con la virtud que ejercen, y así, fertilizada esa tierra con la sangre y el sudor de los antepasados, podemos decir, sus herederos, que aquello es nuestra patria.
Y ese sentimiento entronca con lo que nos decía Santo Tomás de Aquino respecto al cuarto mandamiento, “Después de Dios, es a los padres y a la patria a quién más debemos”. Pero el nacionalismo no invoca a la patria, sino a la nación como colectivo con derecho a una soberanía popular. Un “reino de los fines” que decía Kant. El nacionalista no clama por la patria, pues no puede soportar el peso de la tradición, a la que necesita destronar si quiere que su nueva criatura se instaure. Por ello, el separatismo ha mudado el concepto de patria por el de “la terra”, intentando dar un origen telúrico a ese sentimiento antiespañol, confundiendo así a muchos, siendo que su corazón alberga un amor sincero a la patria y a la tierra de sus padres. El esfuerzo les ha valido la pena, porqué no pocos incautos han comprado ese novísimo concepto con vigor de converso.
Y es ese carácter, antitradicional, el que vertebra todo movimiento revolucionario, pues es la historia sustanciada en esas tradiciones el dique civilizatorio que impide que esas ideas de nuevo cuño prosperen. La Revolución necesita abolir la visión del universo clásica y el modo de ser tradicional del hombre para así consumar el arraigo de otro de signo radicalmente opuesto.
La Revolución es la herramienta del liberalismo, pues de otra forma, jamás aceptaría el pueblo trocar su substancia espiritual en pro de un invento de las élites.
La Revolución de las sonrisas, como se han atrevido a llamarla los nacionalistas, que no es más que la fase final del “procés”, es la etapa amable que necesita el proceso revolucionario para penetrar dónde no lo ha conseguido por la violencia, y así lo describe Corrêa de Oliveira en su opus magna. La idea es suavizar el proceso al estilo girondino para hacerlo más digerible. Que no es otra cosa que lo que viene haciendo la derecha en este país desde finales de los años 70. Sí, la derecha de este país es liberal y en consecuencia, revolucionaria
Pues bien, ¿cúal es la Tradición catalana? Sería un alarde de soberbia intentar definir en unas línias siglos de doctrina, pero el resumen más acertado, en mi humilde opinión, sería “el tomismo escolástico”. Cataluña ha sido tradicionalmente “la terra dels capellans” o la tierra de los curas. El número de seminaristas aportados por Cataluña ha sido siempre enorme y con un caudal doctrinario clásico incontestable, siendo su mayor exponente el Seminario de Vich. Seminario del que han salido nada más y nada menos que autores como Jaime Balmes, Jacint Verdaguer, o San Antoni Mª Claret. Ahí es nada.
El propio Torras i Bages escribió y así se lee en el frontispicio de Montserrat “CATALUNYA SERA CRISTIANA O NO SERA”. Pero la Revolución es esencialmente anticristiana, y es por eso que hoy día al eximio obispo no lo lee ni el tato. Porqué se ha dinamitado desde los cimientos el carácter católico de Cataluña y se ha substituido por otra cosa, por otra doctrina, por una filosofía falaz, es decir, por una ideología. Y en ese esfuerzo de sustitución, comprobamos que Cataluña ha sufrido un proceso radical de descristianización, llevado a cabo por los diferentes gobiernos regionales restaurados, de forma más rápida y con más calado que en cualquier otra región de España. Esa descristianización es absolutamente necesaria para que triunfe el proceso revolucionario, pues éste no acepta el orden natural que le impide determinarse según su voluntad. Esa autonomía de la voluntad como cánon moral que postulaba Kant, se ve imposibilitada por el orden del ser.
¿Y cómo va a acaudillar una autoridad independentista el derecho a la autodeterminación si primero no permite que los individuos se autodeterminen como les salga de sus posmodernas gónadas? Pues haciendo de Cataluña la nave capitana de todas las propuestas progresistas que signifiquen rebanar el orden moral cristiano que reinó durante siglos en esta región.
Fíjese el lector que según el anuario estadístico en Cataluña se ha matriculado en religión católica únicamente al 33% del alumnado. La cifra más baja de todo el país, seguido por Vascongadas, el 40%. Cómo comparativa, en Andaucía esa cifra sube hasta el 75%. Siendo además Cataluña, la región con más ateos y agnósticos, con un 42% de la población, seguido en este caso también por Vascongadas, con el 39,7%.
Mientras escribo estas líneas, me arde el móvil con notificaciones de mensajes. Cataluña, incluye en sus planes docentes la enseñaza del Islam. No me sorprende. Todos los palos revolucionarios se dan cita aquí. Desde que la escuela de Frankfurt se propuso analizar el porqué Europa se resistía a la revolución marxista, uno de los elementos de cohesión que muy bien diagnosticaron, fue el cristianismo. Y desde Reich, Grasmci, etc.. se vio al Islam como una pieza imprescindible del puzzle revolucionario, pues quebraría esa cosmovisión única de la sociedad, que Torras i Bages correctamente postuló como conditio sine qua non para que una sociedad esté unida y en paz. Y Cataluña dejó de estar unida y en paz hace tiempo.
El nacionalismo regional, como fenómeno derivado del liberalismo, niega el pecado original, trasladando el mal accidental que reside en la naturaleza de los hombres a otro ente. Así como el liberalismo concibe al hombre bueno y sabio, y por ello le quiere dotar de libertad para desarrollar su voluntad sin restricciones, concibiendo las instituciones del pasado como las malvadas e instaurando unas de nueva planta, el nacionalismo secesionista proscribe el mal del hombre y lo ubica en el Estado Español. Estado opresor y malo, malazo, malísimo.
Y es que la estructura de todas las ideologías, que no son otra cosa que una compendio de ideas que no tienen en cuenta la realidad, sino únicamente sus fundamentos hiperracionales, se basan en la promesa de la instauración del paraíso en la tierra. Una herejía, vamos. Por ello son todas tan virulentas contra la Verdad de Cristo. Toda ideología debe deponer la esperanza de la Jerusalén celestial para ofrecer ese edén terrenal a los hombres siempre y cuando se sometan a sus preceptos programáticos. ¿Alguien podría decirme que eso no es lo que ha hecho el independentismo desde sus inicios?
4 comentarios en “11 de septiembre: El nacionalismo es liberalismo y antitradicional (II)”
Rafael
Buen artículo no, lo siguiente!
Dani
Buen articulo . Así estamos en Cataluña . Difícil arreglo tiene a corto plazo.
El pladur no es Negro
Sr. Blanco, en primer lugar felicitarle por su artículo el cual aporta una serie de conocimientos que muchos (entre los que me incluyo) desconocíamos y no por lerdos, sinó por falta de conocimiento.
He de decirle que a mí me resulta mucho más difícil escribir estas palabras a la vez que intento no caer en el error de utilizar expresiones malsonantes.
CATALUÑA SERÁ CRISTIANA O NO SERÁ……PERO SÍ QUE ES Y SIEMPRE SERÁ ESPAÑOLA.
Es cuestión de tiempo que vuelvan amansarse las fieras que de forma tan valiente saben inducir a la desobediencia civil y violencia callejera.
Fieras en cubierto que por cierto pagamos con nuestros sueldos.
Quedará para los anales de la historia, la valiente huída en un maletero de un “gobernante” que dejó a sus compañeros de sueños imposibles solos, abandonados y colgados.
Es lo que tiene el cagarse por las patas abajo cuando ves que te van a dar de forma gratuita la pulsera del todo incluido en el Hotel Rejas.
La forma de justificar la huida con la rueda de repuesto como acompañante de viaje no deja de ser cuanto menos sorprendente…”grupos de ultraderecha han pedido mi encarcelamiento y ejecución” (noviembre de 2017).
Otras personas se la jugaron y se arriesgaron mucho más. “Ni un pas enrera” manifestaba con lágrimas como puños.
Y cierto es que cumplió su palabra. No dio un solo paso hacia atrás. Lo hizo hacia delante pero no en un maletero. Se la jugó y lo hizo en tren mientras escribía su carta de despedida observando el paisaje el cual tardará bastante tiempo en volver a disfrutar.
Hace ya algunos años y cuando todavía un servidor era un niño, una sabía persona que le tocó vivir el antes, durante y después de una Guerra Civil me dijo “en esta vida te encontrarás a dos tipos de personas”….joder cuánta razón tenía.
Enhorabuena Sr. Blanco por su artículo.
zuma
Los destructores van calculando los tiempos. Sigamos en la Resistencia.