Del pásalo del 11-M al paripé del 1-O
Recibo periódicamente los análisis de Stratford (la marca blanca de la CIA, dicen los cursis) y esta mañana pensaba que se diría algo acerca de Cataluña. Y más aún al comprobar que ilustraban el Brief con una foto de los atentados de Atocha (11-M). Porque mis emociones de hoy son muy parecidas a las que sentí entre el 11 y el 14 de marzo de 2004. También por entonces las noticias falsas y las imágenes sanguilonentas inundaban los mass-media. Los mensajes (entonces SMS) corrían a toda velocidad. Las caceroladas se hacían no solo en el balcón sino en la calle, donde conducir un coche sin tocar el claxon te convertía en objeto de desprecio y odio como si fueras un asesino de niños iraquíes. Ahora, en Cataluña, si no te manifiestas externamente en contra de la brutalidad policial con un gesto de horror en la cara, es que eres un devorador de niños impío. Poco importa que el balance de un día entero de represión policial sea el siguiente: muertos, cero; heridos graves, uno (del que por cierto no se sabe gran cosa). Contusionados (no ingresados) o atendidos por sanitarios: miles (bueno, en realidad menos, pero nadie va a contarlos). Pero en Stratford de lo que hablan es de cómo el terrorismo islámico tuvo éxito con los atentados del 11-M porque provocó un cambio de gobierno y la deserción de la insignificante, aunque simbólica, ayuda militar española. A continuación el Brief de Stratford compara con el atentado semifallido de agosto en Barcelona pero reconoce no saber qué objetivo estratégico buscaban los terroristas. Yo, visto el modo en que está siendo dirigida la Policía Autonómica, los Mossos, no me atrevería a negar que se tratara de una operación artificial para vincular intensamente el afecto del “espectador-ciudadano” medio a un cuerpo policial tan desprestigiado hasta hace muy pocos meses (caso Quintana, caso Bayard…). Un Estado que se precie debe tener un servicio de seguridad secreta poderoso. Sin cloacas no hay Estado. Cataluña debe estar entrenando a sus fontaneros ahora. Con los 30.000 millones de euros que tienen preparados en fondos extranjeros para el primer año de independencia, no sería difícil una pequeña inversión en inteligencia. La cuestión es si quién está detrás es Putin o Qatar. O ambos. Una buena pinza contra la decadente Unión Europea. Un amigo desde El Cairo comenta que allí interpretan los break-news con las imágenes del 1-O como el prólogo de la restauración de Al-Andalus. A ver si al final va a resultar que vamos a pasar de tener a Montilla, el Andaluz, en 2010, a vivir en Al-Andalus en 2020. Y por medio las gloriosas figuras de Puigdemont el Breve y Mariano el Marciano repitiendo desde el mando hipergaláctico que no ha habido Referendum ni nada, solo un paripé.