¿Atacar de frente la falsa memoria histórica o seguir algo de lado?
Comienzo por mi conclusión. Si hasta ahora, para no echar leña al fuego que el PSOE ha encendido con la “Memoria histórica”, y también para no hacer el juego a los historiadores pro comunistas, ha existido un silencio sobre las barbaridades de los revolucionarios que secuestraron la IIª República -socialistas, comunistas, anarquistas y separatistas-…, ¿habrá llegado el momento de hablar? ¿Convertiremos España en un lugar invivible? ¿Se escudarán la izquierda y los separatistas en el pasado de hace 80 años para esconder sus planes ideológicos y su más absoluta ineptitud para gobernar?
Quien dice la vengativa -y con cómplices- exhumación de los restos mortales de Mola (fue el primer motivo o pretexto de los comunistas y separatistas actuales), de Sanjurjo (al que no podían aplicar lo que acusaban a Mola), y de seis voluntarios –héroes y mártires- del pueblo llano navarro enterrados en la Cripta del monumento de Navarra a sus muertos en la Cruzada, dice las vengativas –y con cómplices- exhumaciones que le han seguido de Francisco Franco y quizás le vayan a seguir de otros “golpistas” o héroes.
Extraigo los párrafos siguientes, en hierática los del autor Pedro de Tena –tomados de Libertad Digital, 6-XI-2019, y en cursiva los fragmentos elegidos por él sobre el libro que comenta brillantemente de Francisco José Soler Gil, Sobre el respeto a la memoria de Francisco Franco: Carta abierta a mis hijos acerca del olvido, la “memoria histórica” y la reconciliación (Amazon, 2019):
(…) “Nuestros padres no hablaron mucho, en general, con sus hijos de lo que ocurrido en la II República y en la Guerra Civil. Parecía haberse aceptado un pacto no escrito para no hacer más insoportable los recuerdos de una violencia que llegó a romper familias, pueblos, ciudades y la propia nación. Por eso, cuando murió Franco y se dio comienzo a la Transición democrática, se siguió el mismo camino de libertad sin ira sin volver la vista atrás. (…) Si antes tal vez fue bueno apostar por el olvido reconciliador, ya no es posible. Es el camino que recorre valientemente en este libro Francisco José Soler Gil. El olvido, tal vez fuera deseable para la reconciliación, pero no fue bueno para el conocimiento de la verdad histórica. Don Julián Besteiro consideraba que en la España republicana se contaba un “himalaya de mentiras” [II] y este “himalaya”, que el filósofo socialista atribuía a los comunistas españoles, vuelve hoy a tratar de amontonarse en unas conciencias para las que los hechos apenas tengan valor de verdad. / La versión de los supuestos “memoriosos” históricos es conocida (…), (buscando ahora) (…)que desde las escuelas, los Institutos y las Universidades se exponga una nueva “historia” oficial donde la reconciliación inicial se convierta en la victoria póstuma de los derrotados en la guerra civil. (…) Su carta quiere darles a conocer la memoria de los excluidos por esta operación hemipléjica que pretende borrar de la memoria a la media España que no quiso seguir aquel camino incivil de la II República (…) Es así, como del olvido tolerante se ha pasado a un intento “de venganza y laminación moral de uno de los bandos por parte de los herederos del otro“(…).
“Yo soy el nieto de un combatiente voluntario en el bando nacional, como tantos otros. Y si los nietos de los combatientes aceptáramos, en pro de la paz, la injusticia que supone la condena póstuma a Franco, y al resto de los sublevados, no estaríamos manchando la memoria de personajes históricos remotos, sino la memoria de aquellos en quienes nuestros deudos depositaron su confianza, y por los que lucharon. Y estaríamos, por tanto, dolosamente, convirtiendo en culpables o invisibles a nuestros familiares”.
La guerra sucedió por algo y los muertos murieron por algo, en uno y otro bando. Pero hay un bando que “ha dejado que la historia del siglo XX la escriba el sector más revanchista de la izquierda. Y el resultado no ha sido la reconciliación, y el comienzo de una nueva etapa, sino el lastre de un complejo de culpabilidad muy difícil de manejar“. Por ello, la derecha en general es la heredera de los “culpables” y “se encuentra inevitablemente en una situación de inferioridad moral con respecto a la izquierda” y no pocas veces trata de renegar de su pasado. Es decir, habrá una parte de España totalmente amnésica y una parte que impone su memoria (…). Para Soler Gil, el respeto por la figura de Franco es consecuencia del fracaso de la II República, cuya deslealtad hacia los derechos, creencias y libertades de los españoles hizo posible y necesario el levantamiento militar. De este modo, el respeto por la figura de Franco “consiste, ni más ni menos, que en sostener que fue legítimo, y bueno para España, que se produjera en esos momentos la sublevación militar. Y que fue bueno que Franco ganara la guerra, y dispusiera luego de varias décadas de tutela política sobre el país, hasta el envejecimiento de la generación de los combatientes“, sentando las bases económicas y sociales de una clase media que finalmente es la que sustenta la democracia española actual. / Pero no es cosa de todo o nada. Ni todo fue justificable ni todo fue admirable ni todo fue admisible. Sin embargo, quienes respetan la figura y el legado global de Franco deben dejar de callar, deben alterar su destino de españoles tatuados por una culpa asignada por otros que sólo podrán “redimir“ aceptando su inferioridad moral y un vasallaje cultural. (…) Por ello, culmina:
“El auténtico estorbo a la reconciliación somos los que aún sabemos lo suficiente de los hechos ocurridos como para aceptar el relato urdido para dar cierre a este episodio histórico. Una vez que nosotros hayamos desaparecido, se habrá culminado la reconciliación“, es decir, la imposibilidad de una reconciliación sincera desde la igualdad en la aceptación de hechos y responsabilidades.
Las derechas españolas, de no enarbolar su visión de los hechos, “seguirán suspirando por un reconocimiento y un perdón que nunca van a recibir del todo… Aplaudirán las películas, los conceptos, las banderas y los temas que la izquierda proponga… pero no dejarán de ser los parias de la política española. Y no diré que no lo tienen bien merecido”. (…)
Selección y composición por Fermín de Musquilda