Anexión de Navarra a Euzkadi
¿QUÉ ESTÁ PASANDO?
El camino y los plazos de una anexión o Anchluss nacional-separatista versus nacional-socialista
LOS PARTIDOS minoritarios y perdedores en las elecciones que ocupan el Parlamento de Navarra -sume Vd. la abstención y que las elecciones no fueron ad intra “constituyentes”-, todos juntos y aliados hoy “en contra” de Navarra -cuyos habitantes nunca fueron nacional separatistas-, escenifican la humillación al viejo Reino milenario.
Lo que ocurre es ridículo y quizás por ello más trágico de lo que pensamos. En esto, los errores del sistema liberal se suman a las trampas de IU y Podemos, y a las trampas y aberración de dividir Navarra permitiendo en sus Ayuntamiento banderas de otras Comunidades.
Ayer hubo bronca en el Parlamento de Navarra, que muestra que nada tiene que ver con las Cortes tradicionales del Reino de Navarra. Hubo bronca entre los parlamentarios, por motivos ajenos a la representación. Vivimos el gran fraude de una muy deficiente representación, de la partitocracia, de las oligarquías, de las intromisiones de realidades ajenas, del miedo hacia el terrorismo callejero y de la tentación de premiar a ETA porque dice que deja las armas. Lo que está ocurriendo me recuerda mucho a las maniobras del Anchluss de Hitler sobre Austria.
Advenedizos en la larga historia de Navarra, historia de una Comunidad Foral que muchos quisieran para sí, los oligarcas de tales partidos del cuatripartito -juntos “en contra”- se proponen arrebatar los signos de identidad de este pueblo milenario que es el navarro, y meter la ikurriña a plazos. Quitan la ley de símbolos, que era muy razonable, para que cada Ayuntamiento haga de su capa un sayo. Como si Navarra no existiera, como si no fuese una Comunidad diferenciada, como si no fuese una síntesis genial, como si quisieran verla partida y dividida y en tal caso vendida.
Componen esta partitocracia Geroa Bai (adaptación de un PNV que nunca ha caído bien en Navarra, sabiendo todos cómo ha alcanzado el poder, a quién se debe y quién le manda), la compone Bildu (los amigos de la sanguinaria ETA), IU (no sabe qué hacer para ganar votos, y por eso se arroja a la Mar Océana por tres migajas apostando con radicalidad cualquier postura “en contra”) y Podemos (partido oscuro y sin un perfil definido, salvo el marxismo de sus jefes supremos y el cabreo de sus respetables votantes iniciales). Es la partitocracia del cuatripartito, que en importantes tema de EuzKadi parecen un solo partido en contra de los electores de IU y Podemos.
En las pasadas elecciones la oligarquía de IU y Podemos, que hoy hipoteca y vende Navarra para lograr la anexión a Euzcadi, no dijo qué iba a hacer lo indicado respecto a la bandera o símbolo de Navarra. Llevamos tiempo sin casi ver ikurriñas, desaparecidas estratégicamente, guardadas para sacarlas de repente a la luz de una forma avasalladora. Ya se sumarán a las que traigan los vecinos, que no al revés. En esta coyuntura, una pregunta curiosa es si los navarros, cuya mayoría no es nacionalista (amén que el nacionalismo sea “antivasco”), tienen en sus casas banderas de Navarra.
Los separatistas son cobardes, pues Bildu ha vivido sembrando el terror, la gente se encoge al oír su nombre como si fuese de “armas tomar”, los del PNV/Geroa Bai han sacudido el nogal para recoger a continuación sus nueces -ya lo dijo el tal Arzallus-, los de Podemos se ocultan en la protesta social -seguramente para que nada cambie salvo la entrega de Navarra a sus peores enemigos- e IU se oculta en la agresión verbal y la exclusión.
Los separatistas también son falsos. Y van por la puerta de atrás y torticeramente. Buscan por los bajines un Frente Popular que permanezca oculto. Hacen y deshacen con trucos, malas artes y triquiñuelas como los tramposos.
Contrarios al progreso de Navarra y los navarros -el agua de Itoiz y el Canal, la autovía Leizarán, el tren TAV, la sanidad y educación, las becas…- , se distraen, manifiestan no poca tozudez, y tienen mucho más presente su gustirrinín partidista y partidario, que la búsqueda del bien común y la voluntad de los navarros del presente y como comunidad transversal en el tiempo. Los hechos demuestran que les importan un comino los navarros de hoy.
Los separatistas se adelantan sin preguntar. Nos quieren meter en Euzcadi a plazos, desde la lucha por los ayuntamientos como si pudiese ondear la bandera de otra Comunidad en cada uno de ellos con independencia de Navarra. Desde luego aprovechan bien que el sistema liberal estimule este caos de una política de minorías “en contra”, que haya paralizado y desarticulado la sociedad, que tengamos miedo en el cuerpo… saltándose además la LORAFNA y la Transitoria Cuarta constitucional -que el Sr. Del Burgo siempre ensalzó para echar un capote al Sr. Suárez-.
La partitocracia u oligarquía susodicha está mandada desde fuera de Navarra, y no llegan a la altura de los guipuzcoanos, vizcaínos y alaveses que invadieron el viejo Reino en 1512. Ya dijo aitaborce Federiko en Ochagavía al nacional-separatista Conchillos (PNV) hacia la década de 1920: “Esos os mandarán desde Bilbao”, y “¿cómo se van a comparar los herederos de Sancho el Fuerte con los de López de Haro?” . Aitaborce, según aita Teodoro, “era navarro, pero que muy navarro”. Los navarros somos, para los separatistas, una ocasión. Y Navarra es un buenísimo bocado por su territorio, su despensa, su frontera con Francia y sobre todo su prestigio político milerario, utilizado con sonrojo al servicio de ese ente llamado Euzkadi, creado por aquel bizcaitarra de ideas al fin exógenas y centroeuropeas llamado Sabino Arana (más separatista que nacionalista), apoyado a su vez por el tal Engracio de Aranzadi que realmente es el inventor de eso que llaman la Nación vasca, como reza su libro refutado hace tiempo.
El sistema liberal -de esencia anti familiar y republicana, amen de secularizador-, incapaz por la debilidad de sus instituciones voluntaristas de vencer en un régimen donde remite el miedo, abre la puerta de par en par a los nacional-separatistas. Como los Witiza, el conde don Julián y los hebreos a los musulmanes en 711. Esto no ha llegado de repente, pues no cabe duda que la decadencia y corrupción han sido provocadas, multiplicando rápidamente sus pésimas consecuencias. Aún dentro del juego liberal, desde hace tiempo llama la atención que en España falte una verdadera representación política, pues la política es oligárquica, de minorías y hoy de unas personalidades políticas de poca monta que hacen y deshacen a su antojo sin saber realmente qué quiere la sociedad y sobre todo los votantes. Su único límite es una posible pérdida de votos medible de forma estadística.
Quieren algo muy sencillo: la ocupación y conquista de Navarra para uncirla paulatinamente a ese ente llamado Euzcadi. Luego, entre ellos se darán bofetadas haciendo de nuevo inmensamente felices a los habitantes de la nueva Arcadia albanesa del Golfo de Vizcaya.
AÑADAMOS que una vez más lo ocurrido pone en evidencia la crisis de un sistema político liberal -contrario a la libertades y la verdadera representación política– que permite que los políticos hagan algo que no anunciaron en las elecciones (Podemos), que prescinden del tradicional mandato imperativo, así como del juicio de residencia. ¡Ay, palomica Barcos, qué prisa te das -permítanme que le tutee- antes de que salga a la luz del día el affaire de las dietas…!
Pues bien, una España foral y no el Liberalismo es lo único que puede poner coto y veto al separatismo, que es “antivasco” porque nunca “los vascos” fueron secesionistas sino lealísimos a España o las Españas, al rey legítimo o tradicional. “Los vascos” eran carlistas en su mayoría, siendo los iniciales nacionalistas ya de origen integrista (Arana) ya de origen liberal (el riquísimo prócer bilbaino de la Sota que salvó al PNV de su desaparición y con dinero le dio fuerza).
Los males empezaron con la pérdida de la Unidad Católica según pronosticó Menéndez Pelayo en el epílogo de su Historia de los heterodoxos españoles. El sistema liberal quebró y atacó la Unidad Católica así como la representación política de la sociedad subordinándolada en este caso al sistema parlamentario o mejor partitocrático. Atacó a los Fueros, haciéndose imposibles en los Estatutos de autonomía, concebidos como una mera delegación del centralismo absoluto de la soberanía nacional. Aquí hay una pérdida de legitimidad del gobernante, sustituida por la fuerza de los votos, por el poder del BON y la policía, y por la astucia para ocupar una sociedad que no quiere en nacional-separatismo.
Vivir para ver. Los pobres de UPN y PP no saben muy bien qué hacer, salvo poner en evidencia que la cosa es seria, así como las actuales deslealtades hacia Navarra y el chanchullo de cuatro oligarcas. No obstante, recordamos a tales que en su día perdieron mil ocasiones durante los años que mandaron, aunque ahora su intención sea maja y leal.
El Fuero no entiende de tales broncas, de dichos precedentes, ni del anexionismo y secesionismo. El Fuero es la condición de España, exige libertades, reconoce a Jaungoikoa como centro -Nor Jaungoikoa aña? dirá San Miguel excelsis- y proclama que el primer fuero es la defensa de la vida del nasciturus. ¿Querrán que votemos antinacionalista aunque estos partidos mantengan el aborto? ¿Pero cuál es el verdadero mal? Para conquistar Navarra primero hay que matarla -de eso se ha encargado el liberalismo-, siendo así que ni Dios Jaungoikoa, ni las verdades, ni las libertades, ni el Fuero puede morir, pues son la condición de cualquier vestigio de vida. Si hoy los perdiéramos no cabría otra cosa que, por favor, recuperarlos.
José Fermín Garralda. Pamplona, 31-III-2017