A negociar toca: rebajas y ruptura de la Constitución.
Se les va a perdonar el golpe de Estado -que tiene la novedad de que es no de un día sino de un período- por lo mismo que se les ha perdonado de facto el terrorismo a otros. Basta al final “portarse bien” y ser buenos muchachos.
El golpe de Estado se le va a perdonar al presidente de la Generalitat, a todos los suyos, y al “parlamento catalán”.
Comienza a llegar la hora de las rebajas. Ha comenzado el sr. Puigdemont, que está dispuesto a aplazar el 1-O si el sr. Rajoy negocia la consulta. Por lo mismo, los Mossos d’Escuadra acatan la orden de la Fiscalía y ya están investigando -dicen- la consulta, porque -vuelve a decir la Generalitat- la prioridad de la policía catalana es el yihadismo. Se ha celebrado de nuevo la Díada -que nada tiene que ver con el 11 de septiembre histórico- a favor de la secesión, como un millón de manifestantes según la Guardia Urbana y con 350.000 según la Delegación del Gobierno. Las cifras importan, pero estamos acostumbrados a que las partes interesadas las rebajan o amplíen. Utilizando siempre la Díada como elemento de fuerza callejera, sin embargo el gobierno de Puigdemont ya ha advertido que este año ha acudido menos gente que años atrás. Pero no lo ha comentado. Por algo será.
Puigdemont está dispuesto a negociar. Lo malo es que Rajoy se avenga a negociar. Hay temas que no son negociables. Tampoco un golpe de Estado. Ni el medio para sentarse a hablar puede ser el chantaje.
Rajoy dijo el otro día que las Constituciones pueden cambiarse. ¡Ah! he aquí el tema. Podemos temer con fundamento que el PP cuarteará España, y que dirá que España es una suma de naciones. Un lío y una mentira. Así, los españoles de a pie, llevados de nuevo en volandas por los políticos de la partitocracia como en 1978, consentirán de nuevo lo que estos quieran hacer, por aquello de la convivencia, del espíritu de la transición y cosas así. Aunque rechinen los dientes y aunque la artificiosidad nacionalista vaya frontalmente contra la realidad. A todas luces esto no será una reforma constitucional sino una segunda ruptura institucional o constitucional.
Tal como está el ambiente, vamos hacia el guerracivilismo. El espíritu guerracivilista en una realidad en la anti España: el terrorismo, “perdonado” (y los que no condenan el terrorismo ocupan cargos públicos); el golpismo secesionista perdonado también; la doble vara de medir de los mossos d’Escuadra o policía autonómica es evidente y será perdonada; los jueces dan carpetazo y archivan casos y más casos; el apoyo de la oposición del socialista Sánchez a la alcaldesa Colau, aunque ceda locales para la consulta, también será perdonado.
¿Estado de Derecho o bien la dejación, el dejarse llevar, la comodidad del mal gobernante, y la fuerza de los hechos manipulados? Seguramente la Secta no quiere enfrentamientos entre hermanos. Seguramente también los españoles, hartos de los políticos, hastiados y desencantados de la política -esto desde luego que no es bueno- dejarán hacer siempre que les prometan un puesto trabajo, siempre roñica y trabajoso.
Cuando la política y los actos políticos tienen que ir de juzgado en juzgado, es muy mal presagio. Claro está que el guerracivilismo es de la llamada izquierda marxista y secesionista. Con la llamada ley de la memoria histórica van a justificar nuevas barbaridades. Lo promueven ellos y no pasa nada, tienen carta de ciudadanía… lo que está en consonancia con lo que decimos.