Los polacos se plantan ante que les califique como cómplices del Holocausto Nazi
Andrzej Duda, Presidente de Polonia, anunció el pasado 6 de febrero que ratificará la ley polémica que permitirá penar con la cárcel a aquellos que acusen al país de complicidad con el Holocausto Nazi o designe a Auschwitz u otros campos como “campos polacos” a pesar de que de hecho estuvieron en sus territorios aunque por la ocupación alemana.
Una ley cuestionable ha difundido La Gaceta. Otros, como El País o ABC, han criticado la deriva totalitaria de Polonia, que en realidad es un invento de las democracias occidentales infiltradas por grupos de poder desafiados por el país del Visegrado.
Nuestra opinión como diario no está clara. Por una parte, entendemos que el Gobierno del Estado de Israel y el mundo occidental ha impuesto una narrativa sobre el Holocausto que, aunque a grandes rasgos puede ser cierta, está impuesta por ámbitos gubernamentales y mediáticos que no deberían de encargarse de escribir la historia a su propio arbitrio. Esta ley, en ese sentido, es un acto de libertad de Polonia contra la colonización cultural occidental. No obstante, el Estado nunca debería, ni en el caso polaco, hacerse a sí mismo juez de la Historia y condenar opiniones acerca de lo que pasó. Otra cosa muy distinta sería que el Estado condenara a aquel que, tras ser denunciado por las autoridades académicas repetidas veces, mantuviera opiniones que responden a una motivación claramente contraria al bien común de la Patria. Pero ahí intervendrían los cuerpos intermedios, los estudiosos, al los que se les podría suponer con la honradez necesaria para salvaguardar el saber de las intromisiones del poder.