Diputados electos acusados de sedición: ¿contradicción del sistema?
Ha trascendido en la opinión pública el registro de las credenciales para ser diputados de Jordi Sànchez y Joaquim Forn; ambos presos de la Justicia de nuestro país por delitos de sedición y prevaricación respectivamente. A efectos prácticos ya son diputados a falta de remitir por escrito la promesa o el juramento de acatar y defender la legalidad española y el Estatuto de Autonomía.
Es interesante la polémica que se ha generado alrededor de esta noticia. Es incomprensible que personas que han conspirado contra la sociedad y sus instituciones (sean estas mejores o peores) puedan ejercer un puesto de representación social. El sentido común contradice a la democracia legalista. La elección por parte de los vecinos catalanes ideologizados no es el problema sino mas bien que haya esa posibilidad de elección. La política protege y sirve a los ciudadanos desde su posición directiva. Que unos presuntos prevaricadores y sediciosos puedan ejercer el poder político de ser diputado es precisamente una contradicción con la política bien entendida. Y si no es una contradicción, es que en el fondo la unidad de España es algo secundario para nuestros jueces y legisladores.