Lutero: ¿un reformador o un cruel clérigo alemán?
Todo lo que sea desprestigiar la Iglesia Católica y ensalzar otras confesiones religiosas sumisas a los poderes del momento es tarea favorita de los principales líderes políticos, como el ex-Presidente Obama o como Ángela Merkel, por ejemplo.
En este año 2017 se cumple el 500 aniversario de la publicación de las 95 tesis del anti-héroe Lutero contra la “Iglesia Romana” y lo han celebrado en Berlín. Publicar en las puertas de lugares públicos esas 95 tesis era la forma con la que los caballeros se ultrajaban entre sí en la Alemania de entonces. El deshonor se tomaba entonces muy a pecho. Lutero realizó un acto de desafío a Roma, a la cátedra de San Pedro, y por tanto, eximió a los príncipes alemanes que decidieron seguirle de dar explicaciones a su emperador católico, Carlos V, y al Papa.
Se trata de un acontecimiento que destruyó la entonces Europa cristiana, dividiendo los lazos entre los pueblos según el credo que se profesara. Además supuso el establecimiento de un poder absoluto de reyes y gobiernos para acumular todo poder, político y religioso. Por último significó la persecución de miles de católicos. El Imperio Español católico nunca se acercó ni de lejos al horror de las más de 25.000 supuestas brujas en aquellos años si se quemaron en los estados protestantes. Por otra parte, textos del mismo Martín Lutero contra los judíos sirvieron para justificar las políticas racistas del régimen nazi. Elvira Roca explica todo esto en un artículo interesantísimo que nos hace mirar la historia con perspectiva crítica frente a los dictados del Nuevo Orden Mundial. Lo sorprendente es que sea El País quien publique este artículo tan “fundamentalista”.
Algunas citas destacadas del artículo:
Lutero se pone al servicio de los príncipes alemanes y alienta la violencia brutal con que los grandes señores germánicos acabaron con estas rebeliones de campesinos: “contra las hordas asesinas y ladronas mojo mi pluma en sangre, sus integrantes deben ser estrangulados, aniquilados, apuñalados, en secreto o públicamente, como se mata a los perros rabiosos”.
Martín Lutero dedicó a los judíos párrafos espeluznantes: “Debemos primeramente prender fuego a sus sinagogas y escuelas, sepultar y cubrir con basura a lo que no prendamos fuego, para que ningún hombre vuelva a ver de ellos piedra o ceniza”