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Hungría toma medidas para aumentar la natalidad y España se dirige al suicidio demográfico

Viktor Orban, primer ministro de Hungría

Hungría está haciendo frente ante la situación demográfica del Primer Mundo. Fomentar la natalidad es un imposible en medio de políticas que promueven el divorcio, el aborto y las familias con pocos hijos. Para países como Francia, Reino Unido, Alemania y Estados Unidos, queda la inmigración como la puerta para rejuvenecer la población, con el coste de destruir las raíces culturales que forjaron dichas comunidades políticas. Frente a este parche, Viktor Orban, primer ministro hungaro, está promoviendo la revitalización de la familia como uno de los principales activos económicos y sociales. ¿Cómo lo está haciendo?

  1. Acogiendo encuentros como el Foro Demográfico, que trata sobre el descenso de la natalidad, y el Congreso Mundial de la Familia.
  2. Anunciando que 3,6% del Producto Interior Bruto –la riqueza nacional– lo destinará para apoyar la institución familiar y el nacimiento de más niños en el seno del hogar.
  3. Anunciando el objetivo de que haya 2,1 nacimientos por mujer para el año 2030.
  4. Incrementar las ayudas destinadas a las familias para el segundo y los siguientes hijos.
  5. Exenciones fiscales por familia de 33 euros al mes por un hijo, 82 euros al mes por dos hijos, 322 euros por tres hijos y 430 euros mensuales por cuatro hijos…
  6. Reconocimiento y protección constitucional de la familia.
  7. Ayudas de hasta 30.000 euros para comprar inmuebles para las familias.
  8. Deducciones fiscales para los que se casan por primera vez.
  9. Subvenciones para las madres con niños menores de 3 años a su cargo.
  10. Medidas que permitan una mayor conciliación de la vida laboral y familiar.
  11. Escuela Infantil gratuita y obligatoria y ampliación de plazas en las guarderías públicas.
  12. Comedor gratuito en las Escuelas Primarias y libros escolares gratuitos.
  13. Campamentos de verano gratuitos o subvencionados para las clases más desfavorecidas. 

Hungría ha aprendido la lección de manera traumática y España tendrá que hacerlo para no morir

Foto: lainformacion.com

 

La natalidad en Hungría es muy baja: 1,4 niños por mujer. También ha descendido en 1 millón de personas el número de habitantes en solo 37 años. Frente a esta situación que consagra a la extinción a los húngaros de toda la vida, las autoridades foráneas no quieren quedarse con los brazos cruzados.

En España la situación no es distinta y, de hecho, es incluso más preocupante. El Instituto Nacional de Estadística (INE) indicó que en 2016 se realizó un repunte histórico de la población que no se volverá a repetir hasta 2066. En estos 50 años, el relevo generacional en España será imposible porque los nacimientos no superarán al número de defunciones. Se perderán 5,3 millones de habitantes en medio siglo –más de 10% de la población– a pesar del aumento de la esperanza de vida. No debería sorprender esta dirección de los acontecimientos en un país donde la legislación sobre el aborto es una de las más permisivas en Europa, donde el divorcio es una práctica muy extendida para los matrimonios y donde el nivel de vida y la actual jornada laboral consagra a las familias a tener solo uno o dos hijos a lo sumo.

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