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Crónica: Presentación en Bilbao de “En el Requeté de Olite” de Mikel Azurmendi

(Carlos Ibáñez Quintana) –  Se trata de la obra de Mikel Azurmendi “En el Requeté de Olite”. El acto se ha celebrado en una importante librería, con la asistencia de un numeroso grupo de carlistas. Ajenos a la organización de la Comunión Tradicionalista Carlista (CTC) en su mayor parte. Apartados de la acción política actual. Pero que no pueden dejar de proclamarse carlistas.

La presentación corrió a cargo de un desengañado del PP y de otro desengañado del PSOE. Interesante lo de ambos desengaños. Y del autor.

El autor es hijo de un gudari que al terminar la guerra en el Norte, en Gijón se vio constreñido a enrolarse en un tabor de Regulares. Y en tal unidad nacional hizo el resto de la guerra.

Nacido después de ella, en su casa no recibió ninguna noticia. Era un tabú. Así que los conocimientos sobre la misma los fue adquiriendo de boca de los amigos, en la calle. Y lo que de ella le contaban respondía a la versión de los vencidos.

Llegado a la juventud, se unió a ETA. Hubo de exiliarse. Abandonó ETA. Y volvió a España. Ha escrito diversas obras sobre historia y costumbres del País Vasco. La lectura del libro “El Requeté, de las Trincheras al Olvido”, le impulsó a poner su granito de arena, plasmando los conocimientos que ya tenía, completándolos con la investigación en diversos archivos, para dar una idea cabal y verdadera sobre los motivos que llevaron a los requetés navarros a levantarse. Para ello concretó su relato en los requetés de Olite y sus acciones de guerra hasta la liberación de San Sebastián.

Su intención era demostrar que entre gudaris y requetés la única diferencia la marcaban las respectivas ideologías. Por otra parte, resaltar la desgracia que supone una guerra. Recordaba que su padre, a raíz de la rendición de los gudaris en Santoña, había decidido “salirse de la guerra”. Para ello abandonó la unidad a la que pertenecía, y con otro compañero fue andando hasta Gijón, con la esperanza de poder salir de España y llegar a América. La entrada de los nacionales en Gijón se lo impidió.

Ese “abandonar la guerra” lo quiso reflejar en el campo nacional. Para hacer lo posible tuvo que inventarse a un niño que se escapaba de casa y se incorporaba “clandestinamente” a los requetés de Olite. Como era menor, pudo abandonar la unidad después de la toma de San Sebastián.

Estamos de acuerdo con las principales tesis de su novela: la primera, la guerra siempre es una calamidad.

La segunda: nuestra “memoria histórica siempre es injusta. Recordamos únicamente las maldades cometidas por los contrarios. Y tendríamos que recordar las que fueron obra de los nuestros. También los carlistas somos hombres.

La tercera: justifica a los que abandonaron la guerra. Ahí discrepamos parcialmente. Porque la guerra fue indispensable. La obra refleja claramente los justos motivos de los requetés al levantarse. Y entre los requetés no se dio el “abandonar la guerra”. En la novela lo hace uno. Pero es el único personaje de ficción. Que en realidad el autor lo crea para justificar el abandono de su padre de la unidad de gudaris. Abandono que sí se dio.

Y es que, mientras los requetés sabían por qué iban a la guerra, los gudaris fueron engañados; forzados por la disciplina de partido. Y cuando llevaron unos meses de campaña, se dieron cuenta del engaño y se rinden en masa a los italianos.

De todos modos, se trata de un libro que los carlistas leerán muy a gusto. Al final de la presentación se felicitó al autor por la obra. Y, como carlistas, se le dieron las gracias por la justicia histórica que hace a nuestros requetés.

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