Una encina con historia
Fuente: LAS PROVINCIAS
El 12 de diciembre de 1834, en los campos de Mendaza, un pequeño pueblo navarro próximo a Álava, el general Zumalacárregui sufrió su primera derrota a manos de las tropas de Isabel II.
Parte de la retaguardia carlista lloró el fiasco en La Laguna, junto a una imponente carrasca milenaria de quince metros de altura y ocho de perímetro, que preside este paraje desde el siglo VIII, cuando el conde franco Roldán murió en la cercana Roncesvalles.
Unos 1.200 años después de la batalla que dio lugar al cantar de gesta más famoso de la Edad Media, El Encino de las Tres Patas de Mendaza, como se conoce a este ejemplar sin par, que tiene un enorme hueco en su base y se aferra a la tierra con los tres contrafuertes torneados en que finaliza su tronco, compite con otros 15 árboles singulares de otros tantos países europeos por ganar la décima edición del Árbol del Año.
«Es la encina más antigua de España, sin duda», asegura Susana Domínguez, portavoz de Bosques Sin Fronteras, la asociación que organiza la fase nacional de este galardón. Lo sabe porque participó en los trabajos para datar el «emblema» de las 301 almas censadas en Mendaza, al que visitan y cuidan con mimo, pues lo consideran como «su orgullo», el vecino más longevo. Y no es un decir, en 2000, dos vecinos, alarmados como el resto por el acelerado declive del encino, le colocaron un cinturón metálico sobre sus patas que lo salvó de un seguro desplome. Su hueco, de más de un metro de alto, ha servido de cobijo durante décadas a las vacas que pastan cerca y su copa fue hace unos meses el altar natural para la boda de dos vecinos.
El encino milenario, para llegar a la fase europea del concurso, se ha impuesto a otros ocho ejemplares únicos españoles. El 17 de marzo, en Bruselas, se dará a conocer el ganador, tras las votaciones por internet –www.treeoftheyear.org– en las que puede participar cualquiera que entre en la web hasta el próximo 28 de febrero.
Los españoles nunca han ganado este certamen, dominado por Rusia y los países del Este, donde la votación tiene una gran tradición. Domínguez está convencida de que el encino navarro «lo tiene todo para ganar: original, viejo, histórico y, sobre todo, amado como un tesoro por sus vecinos». «Creo que este es el árbol de Europa. Es el mejor de todos -asegura-, pero todo depende de que la gente lo apoye más. Ahora vamos los octavos, sobre mitad de la tabla, pero si la gente lo vota aún podría ganar».
Un comentario en “Una encina con historia”
José Enrique Florencio Domínguez
No conocía lo de Zumalacárregui, pero me ha recordado al ahuehuete de la famosa Noche Triste de Hernán Cortés.