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2 de julio de 2019 1 / /

Sedom (Sodoma)

1984, de George Orwell —inspirada en la novela rusa de Yevgueni Ivánovich Zamiatin, Nosotros, de 1920—, es una conocida novela política de ficción especulativa, publicada en 8 de junio de 1949, que divulgó los conceptos de poder vigilante omnipresente, control social mediante la creación de una “neo lengua”, —que reduce y transforma el léxico con fines represivos— y policía general sobre el pensamiento.

Llevamos ya un tiempo viviendo en lo que se conoce como la tiranía de, lo que Federico Wilhelmsen llamó, la “ortodoxia pública”[1], sociedad donde, por medio de un “neo nominalismo positivista” de obligado uso, sólo deben expresarse ideas ajustadas a la ideología que dictamine el poder, que manipula la información, practicando una masiva vigilancia y represión política y social, promulgando leyes en las que se define qué se puede y qué no se puede pensar y decir.

Esto supone una “re significación” de las cosas. Cuando se ha logrado imponer el uso generalizado de una palabra, comienza a utilizarse con un significado re asignado, diferente al original, con la finalidad de subvertir y anular el “viejo orden” natural y las instituciones naturales fundamentales, dedicando todos los esfuerzos a imponer la instauración de un “orden nuevo”.

No en vano, cuando en círculos íntimos, de amigos y familiares, se expresan determinadas ideas, conceptos u opiniones con la claridad del lenguaje llano y cotidiano, en román paladino, sin tanto eufemismo ni retórica absurdos, se recibe, a menudo, la crítica de que “no se pueden decir las cosas de esa manera”, o que “no se puede hablar así”, haciéndose efectiva, no ya la censura de la “ortodoxia pública”, sino una adquirida “ortodoxia íntima” también. En apariencia, la crítica se centra en las formas, no el fondo de lo que se argumenta, con lo que, en cierta medida podrían estar de acuerdo. El problema estriba en que, en la supuesta fórmula alternativa de “corrección”, según la “neo lengua” reduccionista y de léxico transformado, resulta imposible expresar lo que se tenía intención de expresar. No hay mayor control.

Quien quiera expresar ideas y conceptos ajenos a los prescritos, quien se resista a pensar por su cuenta, se verá obligado a utilizar las palabras de la “vieja lengua” y, por el mero hecho de usarlas, pasar a ser considerado “bulto sospechoso” y peligroso, habrá de ser excluido, perseguido, considerado criminal y, por tanto, poder ser detenido y hasta “neutralizado”. Inmediatamente se le cuelga el sambenito que corresponda, criminalizándolo como “reaccionario”, “carca”, “fascista”, “machista”, “sexista”, “retrogrado”, “intolerante”, “ultra”, o incluso tachándolo de enfermo, como “homófobo” (ejemplo de neo significado impropio, pues literalmente es fobia a lo igual, además, de que toda fobia es, por definición, como poco, un desorden psiquiátrico), etc. La cuestión es amedrentar al pensamiento discordante para que ni “chiste”, ni se “menee”. No son, pues, necesarios argumentos, sino sólo descalificación personal inmediata, usada como reflejo condicionado social, para así no entrar en materia.

Esta metodología no es nada nuevo, ha sido utilizada por socialismos totalitarios, nacionalismos secesionistas y últimamente por todas las nuevas pseudo ideologías de género (también de re significación impropia). De este modo, las ideas totalitarias que imponen las pseudo ideologías de género, se expresan mediante una jerga (“neo lengua”), por la que quien se salga de lo estrictamente dictado como “políticamente correcto”, pasa a ser estigmatizado y vigilado, tomándose medidas represivas “correctivas”, por legislaciones inicuas. ¿Hay mayor integrismo que la imposición coercitiva de una ideología única? ¿Hay mayor intolerancia que tratar de impedir pensar y expresarse libremente sin que la “ortodoxia publica” imponga qué pensar y cómo decirlo? Y hasta a esto se le ha dado una nueva re significación impropia ya que, “intolerancia” está referida a la intangibilidad de un sistema.

Existe, en esta cuestión de las nuevas pseudo ideologías, una serie de contradicciones internas de juicio imposibles. Mientras se pretende que el sexo no es relevante y que lo relevante son únicamente eso, tan cursi, de los “roles sociales”, basado en la teoría del egoísmo, reconvertido en egocentrismo —exagerada exaltación de la propia personalidad, hasta considerarla como centro de la atención y actividad generales—, se abre con ello la puerta a la subversión del orden por la teoría del odio de la “lucha de clase”, entendida como lucha de contrarios, presentándose siempre como “colectivos”.

En primer lugar, se hace del sexo y la sexualidad, cuestión única fundamental, en torno a lo cuál se pretende que gira toda la existencia en la especie humana (que, como es obvio, no es cierto, ya que tiene otras muchísimas facetas), lo que es una premisa (freudiana) absolutamente falsa. Según ésto, se pretende que sea aceptada la falacia de que la homosexualidad es una «condiciónnaturalqueno se puede elegir”».

¿La “condición y orientación” sexual se elige o no? El término “condición” implica, en su significado posible, una situación modificable; pero, además no es, ni puede ser concorde con el orden natural aquello que va contra la propia naturaleza de las cosas (la finalidad natural de la sexualidad, tanto animal y vegetal, en general, como humana, en particular, es perpetuar la especie, en tanto que el diseño y función de los órganos fisiológicos sexuales y de la acción hormonal vinculada, conducen a esa finalidad natural), por lo que tal premisa es infundada. La segunda afirmación falsa de esta premisa, que “no se puede elegir”, se contradice a sí misma, primero, porque, si bien es verdad que el sexo lo determina la naturaleza biológica, estamos hartos de oír que se “reclama poder elegir”, artificialmente, el sexo, apoyado en un emotivismo extremo que sublima el “sentimiento” que, por definición —estado afectivo del ánimo—, es siempre voluntarista y mudable … ¿En qué quedamos?

Segundo, se trata intencionadamente de confundir sexo con sexualidad, como acción (apetito sexual, propensión al placer carnal), dando un significado re asignado impropio a los términos “condición y orientación sexual” (la OMS recomienda oficialmente emplear como término “correcto” el de “orientación”), que se expresa como “sentimientos sexuales”. ¿Es, entonces, esto también aplicable a otros “comportamientos o sentimientos sexuales” que, igualmente, alegan no poder controlar sus impulsos, como sádicos, pederastas, etc.? ¿Acaso no se entiende la sexualidad como algo ligado a momentos, contextos y estados de ánimo determinados, todas ellas cuestiones contingentes, voluntarias y por tanto elegibles?

Otro de esos confusos términos de re significación impropia ideológica es la pretendida diferencia entre homosexualidad y homosexualismo, haciendo analogía con los términos, también impropios, de la pseudo ideología feminista. Estando en el ámbito del lenguaje es la Real Academia Española de la Lengua, como entidad supuestamente independiente, la que puede dar alguna luz sobre los significados. Al menos, de momento, si vamos al Diccionario de la RAE, “homosexualismo”, por influencia anglófila, ésta definido escuetamente como homosexualidad. Esto es, son sinónimos.

Aunque hoy día, no supone ninguna garantía, ya que la presión política del “neo nominalismo positivista” puede obligar a una re asignación de significado para adecuarla al léxico de la “neo lengua” de “ortodoxia pública”, como, por desgracia, ha ocurrido recientemente en algunos casos. Lo hemos visto, p. ej., con la palabra “género”, que comenzó a utilizarse, impropiamente, como sinónimo de la palabra “sexo” (inicialmente considerado como una mala transcripción del término inglés “gender” frente a “sex”). Cuando se hubo logrado imponer su uso generalizado, “género” ya no era sinónimo de “sexo”, sino que apelaba a un “rol social” ligado al sexo.

Admitido ésto y por las leyes promulgadas de “políticas de género” ha pasado a significar, ya con un sentido absolutamente impropio, la designación de uno solo de los sexos, las mujeres, al parecer, a los hombres, se les ha despojado, “por ley” de género alguno, como puede constatarse en la última Circular 7/2019, de 14 de mayo, de la Fiscalía General del Estado, BOE Núm. 124, de 24 de mayo de 2019, sobre las pautas para interpretar los delitos de odio, del tenor literal siguiente (sic):

«h) Razones de género.

»Como recuerda el Preámbulo de la LO 1/2015, la palabra «género» ha de ser entendido de conformidad con el Convenio n.º 210 del Consejo de Europa, sobre prevención y lucha contra la violencia contra las mujeres y la violencia doméstica, aprobado en Estambul por el Comité de Ministros del Consejo de Europa el 7 de abril de 2011.[…]

»No obstante, hoy en día está ampliamente aceptado que la mención al «género» ha de entenderse referida a las mujeres».

No creo que a nadie le resulte extraño ya, la idea de la “discriminación por medio del lenguaje”, sancionada por leyes positivas indignas, utilizadas como criba para “eliminar” la disidencia. Este hecho se convierte, en manos de los victimistas, en norma, siendo esgrimido para obtener, no igualdad como predican, sino privilegios graciosos[2] y privilegios odiosos[3].

Entonces ¿por qué tratar de diferenciar homosexualidad y homosexualismo?

Plantea una falsa dicotomía entre el homosexual como individuo y el homosexualismo como supuesta ideología. La respuesta está en la tergiversación emotivista y sentimentalista de la “neo lengua” y la re significación impropia, trasladando el ámbito argumental al emotivo, pretendiendo que, incluso quien no vea con buenos ojos las aberrantes acciones colectivas, a las que se les concede el carácter de ideológicas, se vean artificiosamente forzados a aceptar el falso concepto de “inclinación” sexual de un individuo como “opción” humanista y verdaderamente liberal, cualidades que se arrogan, quien se oponga es un “enemigo de la libertad y hasta de la humanidad”.

Es una maquiavélica y burda estrategia psicológica que crea una falsa sensación de culpabilidad inexistente obligando a aceptar la práctica homosexual, (incluso por quienes no tienen ninguna tendencia homosexual, pero practican el sexo homosexual). La subversión de principios morales contra el orden natural es la misma.

Otra falacia es pretender la asepsia moral, “debatir esta cuestión sin buscar implicaciones morales”, lo que es del todo imposible pues, por su propia naturaleza lleva aparejado implicaciones morales, de donde surge una nueva acusación como si fuera deleznable:

—“está Vd. haciendo un juicio moral”;

la contundente respuesta debería ser: —Si y ¿qué?

Por supuesto que es una cuestión moral, de moral natural y de moral universal. Claro, los “neo nominalistas positivistas” no pueden aceptar los universales y su moral se reduce a lo que esté aprobado por las leyes, de ahí su obsesión por aprobar legislación en la que basarse para justificar sus posiciones. Un ejemplo de este tipo es la retirada de la homosexualidad de las listas de enfermedades y trastornos psiquiátricos de la personalidad, realizada por imposición ideológica y legal en EE.UU., no por criterios médicos que se utiliza como demostración taxativa extensiva a todo el mundo, como si la legislación estadounidense o de ideologizados organismos internacionales tuviera que ser aceptada como dogma de fe.

Pero para fe ya tenemos una mejor que nos dice que fue inmoral el vicio de Sedom (Sodoma) (derivado de la raíz hebrea sod [secreto]) y para no acudir al AT y ser tachados de antiguos perjuicios judíos nos remitimos al NT, donde sus argumentos aparecen cristalinamente:

Romanos 1

«24Por eso Dios los entregó a las apetencias de su corazón hasta una impureza tal que deshonraron entre sí sus cuerpos;

25 a ellos que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, y adoraron y sirvieron a la criatura en vez del Creador, que es bendito por los siglos. Amén.

26 Por eso los entregó Dios a pasiones infames; pues sus mujeres invirtieron las relaciones naturales por otras contra la naturaleza;

27 igualmente los hombres, abandonando el uso natural de la mujer, se abrasaron en deseos los unos por los otros, cometiendo la infamia de hombre con hombre, recibiendo en sí mismos el pago merecido de su extravío.

28 Y como no tuvieron a bien guardar el verdadero conocimiento de Dios, entrególos Dios a su mente insensata, para que hicieran lo que no conviene:

29 llenos de toda injusticia, perversidad, codicia, maldad, henchidos de envidia, de homicidio, de contienda, de engaño, de malignidad, chismosos,

30 detractores, enemigos de Dios, ultrajadores, altaneros, fanfarrones, ingeniosos para el mal, rebeldes a sus padres,

31 insensatos, desleales, desamorados, despiadados,

32 los cuales, aunque conocedores del veredicto de Dios que declara dignos de muerte a los que tales cosas practican, no solamente las practican, sino que aprueban a los que las cometen».

____________________________

24 Propter quod tradidit illos Deus in concupiscentiis cordis eorum in immunditiam, ut ignominia afficiant corpora sua in semetipsis,

25 qui commutaverunt veritatem Dei in mendacio et coluerunt et servierunt creaturae potius quam Creatori, qui est benedictus in saecula. Amen.

26 Propterea tradidit illos Deus in passiones ignominiae. Nam et feminae eorum immutaverunt naturalem usum in eum, qui est contra naturam;

27 similiter et masculi, relicto naturali usu feminae, exarserunt in desideriis suis in invicem, masculi in masculos turpitudinem operantes et mercedem, quam oportuit, erroris sui in semetipsis recipientes.

28 Et sicut non probaverunt Deum habere in notitia, tradidit eos Deus in reprobum sensum, ut faciant, quae non conveniunt,

29 repletos omni iniquitate, malitia, avaritia, nequitia, plenos invidia, homicidio, contentione, dolo, malignitate, susurrones,

30 detractores, Deo odibiles, contumeliosos, superbos, elatos, inventores malorum, parentibus non oboedientes,

31 insipientes, incompositos, sine affectione, sine misericordia.

32 Qui cum iudicium Dei cognovissent, quoniam qui talia agunt, digni sunt morte, non solum ea faciunt, sed et consentiunt facientibus»].

_________________________

I Corintios, 6

«9 ¿No sabéis acaso que los injustos no heredarán el Reino de Dios? ¡No os engañéis! Ni los impuros, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales,

10 ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los ultrajadores, ni los rapaces heredarán el Reino de Dios».

9 An nescitis quia iniqui regnum Dei non possidebunt? Nolite errare: neque fornicarii neque idolis servientes neque adulteri neque molles neque masculorum concubitores

10 neque fures neque avari, non ebriosi, non maledici, non rapaces regnum Dei possidebunt»].

______________

[1] WILHELMSEN, Federico ;La Ortodoxia Publica y los Poderes de la Irracionalidad; Rialp, Madrid, 1965; 81 págs.

[2] Privilegio gracioso. Privilegio que se concede sin atención a los méritos del privilegiado, sino sólo por gracia o parcialidad del superior.

[3] Privilegio odioso. Privilegio que perjudica a tercero.

 

                       La destrucción de Sodoma

 

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Un comentario en “Sedom (Sodoma)

  1. Sebastián Jiménez

    Elocuente publicación…no exenta de complicada construcción…y exponencial.Pero de clara postura y definición.Att.Sebastián Jiménez

    Responder

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