Lo del animalismo
(Por Javier Garisoain) –
La “Ley de protección de los derechos y el bienestar de los animales” entró en vigor el 29 de septiembre y daba un plazo de un año para acabar con las tiendas de mascotas. Así pues desde este pasado domingo sólo los criadores registrados están facultados para vender perros, gatos y hurones y deben de hacerlo mediante un contrato escrito de compraventa que quedará anotado en el Registro de Animales de Compañía. La ley prohíbe vender animales de menos de dos meses así como la exposición al público de esos animales.
No lo duden, el objetivo de estas leyes y de toda esta ideología de moda no es dificultar la venta de animales sino ir allanando la venta de personas. ¿No estaré exagerando? ¿Cómo llego a esta conclusión? Por una parte porque, modestia aparte, uno va forjando cierto olfato político y sabe que en estas cosas de las ideologías convertidas en ley no se da puntada sin hilo. Por otro lado porque al final todo acaba teniendo su lógica:
1. La ideología animalista humaniza a los animales y trata de confundir a la gente en algo tan evidente como que las personas valen más que los animales.
2. Los poderes ideológicos y económicos mundialistas extienden cada vez más un criterio materialista y utilitarista de la persona. Los débiles o improductivos sobran y alguien envía a Harari para que nos lo diga a la cara, con desparpajo. Y que a los demás sería conveniente tenerlos sumisos y esclavizados.
3. Cada vez más los nuevos adeptos de esta ideología creciente se ven a si mismos como animales y por tanto son cada vez mas propensos a admitir prácticas esclavistas o de sumisión acrítica del ser humano. El desarrollo del discurso lo van a calcar del neofeminismo. Al principio dirán que sólo quieren la igualdad… al final acabarán como suelen acabar estas cosas: sí, somos iguales, pero unos son más iguales que otros. Todo el mundo sabe que los animales domésticos llevan quince mil años sufriendo en manos de los hombres ¿no? Pues ahora nos toca pagar. Así es como se cierra el círculo.
¿Y quién estará promoviendo esta aberración? Espero que alguien investigue acerca de quien financia los chiringuitos animalistas. ¿Qui prodest? ¿A quién aprovecha? Pues eso.
Un comentario en “Lo del animalismo”
Javier
Sí, y a tener en cuenta específicamente el aspecto tecnológico. Ya no puedes tener un perro o una cabra sin microchip, (que por cierto ¡cómo ladra y gime cuando se lo ponen!). Sin duda un paso hacia uso e integración de diferentes tecnologías en humanos.