Laureano Benítez habla de la Jornada Nacional de Oración y Ayuno (2 de agosto)
El escritor nos habla de una de las últimas iniciativas de Movimiento por España. Es necesario orar y hacer penitencia por la fe en nuestro país y más cuando está tan amenazado. La causa de los males de nuestra Patria radica en la trágica apostasía de nuestro pueblo, que ha caído en una espiral de decadencia y degradación en todos los órdenes por haberle dado la espalda a Dios.
¿Cuando decidió colaborar con Movimiento por España?
Llevaba ya tres años escribiendo artículos periodísticos cuyo estribillo casi constante era la necesidad ineludible de que el pueblo español saliera de su letargo, de su comodidad e indiferencia ante las graves amenazas que se ciernen sobre España, no solo sobre su integridad territorial, sino sobre su identidad nacional, construida en torno a los valores cristianos. En los artículos criticaba que los patriotas y los católicos no hacíamos más que quejarnos y lamentarnos con amargura y esterilidad de la decadencia de nuestra Patria, y les planteaba la necesidad de que era hora de pasar a la acción.
En esto, Pilar Gutiérrez –la líder de Movimiento por España– me comentó que iba a hacer una peregrinación nacional al Valle de los Caídos, y en esta iniciativa vi una magnífica oportunidad para pasar a la acción. Pero si me sumé a ella es porque plantea su compromiso patriótico desde una óptica católica.
¿Por qué estás Jornadas de Oración y Ayuno?
Bueno, en Movimiento por España creemos que la causa de los males de nuestra Patria radica en la trágica apostasía de nuestro pueblo, que ha caído en una espiral de decadencia y degradación en todos los órdenes por haberle dado la espalda a Dios. Desde la Transición, el laicismo en la enseñanza y un feroz adoctrinamiento en la ideología izquierdosa desde unos medios de comunicación dominados por la progresía han extirpado la dimensión cristiana en gran parte del pueblo español. Por eso, hemos estado gobernados por políticos y partidos nefastos que han elaborado legislaciones totalmente en contra de los principios de la fe católica, a los que hemos votado sin dar importancia a la destrucción sistemática de nuestros valores tradicionales. El conjunto de estos valores conformaban la identidad católica de España, por lo cual su desmantelamiento ha acabado por arruinar nuestro patriotismo, pues la idea y el sentimiento de la hispanidad siempre han ido ligados indisolublemente al catolicismo.
En este sentido, la Jornada de Oración y Ayuno es un llamamiento al pueblo español a que recupere sus raíces cristianas, y su sentido profundo consiste en una petición de perdón a Dios por nuestra infidelidad. También tiene como objetivo hacer tomar conciencia de que la lucha contra el sistema que está destruyendo España ha de llevarse a cabo con el auxilio de las fuerzas celestiales, porque, realmente, es lo único que tenemos para el combate, ya que ellos tienen los medios de comunicación, el poder, los centros de enseñanza, los medios económicos… El ayuno es también muy importante, porque sin sacrificio y penitencia no hay misericordia divina.
¿Cuándo será la Jornada, y cuál es su proyección futura?
La Jornada de Oración comenzará el día 2 de agosto, pero no debe limitarse solamente a una jornada, sino que nuestra intención es que los católicos que se unan a esta iniciativa secunden la Adoración al Santísimo, el Rosario y la Coronilla a la Divina Misericordia durante todos los jueves siguientes, hasta que se resuelva favorablemente el contencioso sobre el Valle de los Caídos y la exhumación de Franco. En realidad, esta campaña de oración por España es algo que deberíamos hacer todos los días, pues de la suerte de España dependerá gran parte de nuestra futura existencia como católicos, porque, en el caso de que triunfe la profanación de Franco y la desacralización del Valle, se incrementará la persecución contra los católicos.
¿Qué frutos espirituales se esperan?
Pues, como he comentado, el principal fruto que confiamos conseguir es el arrepentimiento nacional por nuestra apostasía, la toma de conciencia de que sin Dios no podemos hacer nada para combatir las fuerzas de las tinieblas… En definitiva, esperamos que esta Jornada sea un revulsivo que ayude a los creyentes a intensificar sus oraciones por España, a reconocer que solamente si España se pone de rodillas ante Dios podremos salvar a nuestra Patria.
¿Es ante todo una batalla espiritual?
Por supuesto, debemos ser plenamente conscientes de que, como decía san Pablo en la carta a los Efesios, «No tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes». En suma, no estamos ante una lucha entre derecha e izquierda, entre partidos políticos de distinto signo, sino entre el Bien y el Mal, entre ángeles y demonios, en un verdadero conflicto apocalíptico, por lo cual lo esencial de esta batalla debemos librarla, de rodillas ante el Santísimo, rezando el Rosario y pidiendo la protección angélica.
La oración todo lo puede….
Efectivamente. Ya decía san Antonio María Claret que España se salvará por el Rosario, en lo que coincide con la Madre Maravillas. Si España se salvó de la revolución comunista de la República fue porque la sangre de sus mártires clamó a los cielos por ayuda celestial, y este clamor suscitó el Alzamiento Nacional, cuya motivación esencial fue salvar a España de la destrucción de su fe católica.
Recuerdo aquel acontecimiento en el que santa Clara de Asís salvó a Asís de la invasión sarracena saliendo a su encuentro portando el Santísimo en una custodia, y la victoria de Lepanto, a la que contribuyó decisivamente el rezo del Rosario.
Según distintos relatos, mientras la batalla transcurría, el Papa Pío V aguardaba recitando en Roma el Rosario. Durante el rezo, el Papa salió de su capilla y, por aparente inspiración, anunció a todos los presentes y con gran calma que la Santísima Virgen le había concedido la victoria a los cristianos. Así, todos los 7 de octubre la Iglesia católica celebra una fiesta al rezo del Rosario, ya que se atribuyó la victoria directamente a la intercesión de la Virgen María.
Otro hecho histórico que pone de relieve el poder de la oración es que en el cual el Papa León Magno detuvo a Atila en Mantua, en el 452.
Y es que lo afirma el mismo Jesús en el Evangelio: «Sin mí no podéis hacer nada».
Porque, como afirma la divisa del arcángel san Miguel, «¿Quién como Dios?».
¿Quiere añadir algo más?
Pues deseo, en nombre de Movimiento por España, animar a todos los católicos a colaborar con sus oraciones y sacrificios para la defensa de España, por su unidad, por la paz en nuestro país, por el triunfo de la fe católica, y por la inviolabilidad del Valle de los Caídos. Pues, en suma, la batalla que estamos librando por este santo lugar es decisiva para el triunfo del catolicismo, ya que es parte de una persecución de las fuerzas malignas que todos estamos obligados a detener, persecución que ya se lleva realizando desde hace mucho tiempo, pero que, de caer el Valle, se recrudecerá, y a todos los creyentes nos afectarán sus consecuencias.
Una entrevista de Javier Navascués