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24 de noviembre de 2016 1 / / /

La guerra de la Vendée. Una cruzada en la revolución

Reseña escrita por Manuel Antonio Orodea Costa, del libro La guerra de la Vendée. Una cruzada en la revolución, libro de Alberto Bárcena Pérez, de Ediciones San Román, Madrid 2016, 251 páginas.

 

Entre las prácticas inauguradas por la Revolución Francesa que se desarrollarán plenamente con posterioridad hay una que habría de esperar al siglo XX para adquirir su verdadero nombre: el genocidio. Centenares de prisioneros hacinados en barcas que serán fondeadas en el río, “fusilamientos” masivos a cañonazos, asesinatos de mujeres, niños y ancianos, arrasamiento de las tierras y destrucción de los hogares… el fin último de las tropas de la República francesa nacida en 1792 no era combatir la rebelión que estalló en el oeste francés en 1793 y que alcanzaría su mayor virulencia en ese año y el siguiente, aunque persistiendo, ya muy debilitada, hasta 1796: los soldados al mando del general Westermann y, más tarde, las “columnas infernales” de Turreau llevaron a cabo una guerra de exterminio cuya misión, sistemáticamente programada por el Comité de Salud Pública, máximo órgano ejecutivo en ese momento, era conseguir la completa desaparición de los habitantes y poblaciones de Anjou, Poiteau y Bretaña, regiones convertidas, por obra del nuevo mapa trazado por los revolucionarios franceses, que compartimentó igualitaria y cartesianamente Francia desdeñando las provincias y regiones históricas, en cuatro departamentos, dando uno de ellos, Vendée, nombre a todo el territorio sublevado.

Que en las llamadas guerras de la Vendée se produjo un genocidio avant la lettre lo demostró fehacientemente en los años ochenta del siglo pasado el historiador Reynald Secher, valiéndose de un exhaustivo aparato documental, cartas, informes, etc., todo él compuesto de fuentes primarias con el que elaboró una tesis doctoral de gran solidez, luego publicada como libro en Francia en 1986, constituyendo un acontecimiento historiográfico de primer rango, libro todavía, desgraciadamente, no traducido en España. El que aquí reseñamos, La guerra de la Vendée. Una cruzada en la revolución, como señala su autor, doctor en Historia y profesor de la universidad CEU-San Pablo, se basa en el de Secher, suponiendo, en buena medida, una concentrada exposición del mismo. Sin embargo, y aunque, además, el profesor Bárcena advierta del carácter divulgativo de su obra, no falta una tesis personal, razonada y convincentemente expuesta, con la que se aparta de Secher, identificando como factor preeminente de la rebelión vandeana el religioso. La Constitución Civil del Clero, dictada en Francia en 1790 y condenada por el papa Pío VI, que tornaba forzosamente a los sacerdotes católicos en funcionarios estatales desvinculándolos de Roma, daba inicio a una persecución religiosa, progresivamente enconada. Hostigado por la represión republicana, prohibidas sus tradiciones religiosas, privado de los sacramentos y de la posibilidad de oír misa o constreñido, en el mejor de los casos, a practicar todo ello en la clandestinidad, el pueblo vandeano, de honda raigambre católica (no en vano por sus tierras desarrolló una intensa predicación el gran devoto mariano San Luid María Grignion de Montfort (se levantó espontáneamente contra la opresión en 1793, organizándose para sostener una guerra a muerte, con la suficiente pericia como para infligir severas derrotas y poner en jaque a los ejércitos republicanos hasta que  estos, por la fuerza del número y las armas, que no por la de la fe y la valentía, lo abatieron definitivamente a sangre y fuego. Los Horrores, las atrocidades sin nombre, perpetradas por los exterminadores republicanos parecen sugerir al profesor Bárcena, al referirse concretamente a una denuncia que relataba las salvajadas cometidas por el general revolucionario Amey, algo que nos trae al recuerdo la apreciaciones de José de Maistre acerca de la naturaleza diabólica de la Revolución Francesa: “Nada puede describir lo que fue aquel infierno como este breve relato y nada nunca podrá explicarlo, prescindiendo de una fuerza preternatural que parecía presente en toda aquella maquinaria represiva” (pág. 142).

La persecución religiosa, como afirma nuestro autor, duró lo que duró la Revolución, es decir, hasta 1799. Sólo con el Consulado de Napoleón se establecerá una verdadera libertad religiosa. Para entonces en la Vendée habían sido destruidas las escuelas dependientes de la Iglesia. Las ideas revolucionarias se impondrían desde una educación ya controlada por el Estado, que intentaría hacer comprender a aquellos “fanáticos”, apegados a sus ancestrales costumbres, a su Dios y a su Rey, los beneficios a que por su igno
rancia renunciaban oponiéndose a las novedosas Libertad, Fraternidad e Igualdad. Hoy lo llamaríamos ingeniería social. Como explica el profesor Bárcena, aquella persecución religiosa nunca perdió de vista su meta, que no era sino la sustitución del catolicismo por una pseudorreligión, por una religión estatalista y laicista en Francia, y, dado el internacionalismo revolucionario, con vocación de extenderse al mundo entero.

El látigo de la impiedad sacudido mucho antes restalló en la punta del XVIII francés y la heroica respuesta que despertó se debe calificar sin ninguna duda de cruzada. Cathelineau, D’Elbée, Bonchamps, La Rochejaquelein, Lescure, Stofflet o Charette, son nombres que quedan grabados en oro para la causa de la Ley de Cristo contra sus perseguidores. Los irreductibles contrarrevolucionarios vandeanos y “chuanes”, en palabras del profesor Bárcena, “tomaron la defensa del catolicismo como la de sus propias vidas y las de sus hijos; lo pusieron, realmente, por encima de ellas. Compartieron como pueblo un verdadero espíritu martirial; el mismo que se haría visible en todas las persecuciones religiosas del siglo XX europeo” (pág. 246).

Saludemos, para concluir, la llegada de este valioso libro, que viene a llenar un vacío (expresión tan tópica como acertada en este caso), agradezcámoselo a su autor y recomendemos su lectura como óptima introducción a un episodio de la Revolución Francesa con frecuencia orillado, interesadamente, por una gran parte, si no la mayor, de los historiadores contemporáneos.

Resultado de imagen de LA GUERRA DE LA VENDEE UNA CRUZADA

 

Pueda adquirirse en http://www.ociohispano.es/libro/la-guerra-de-la-vendee_1589/

 

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Un comentario en “La guerra de la Vendée. Una cruzada en la revolución

  1. identicon

    Porfirio Gorriti

    Excelente iniciativa la que promueve este artículo. Mediante el reconocimiento del trabajo de los historiadores mencionados, se recuerda al mundo las atroces consecuencias de la Revolución Francesa. En 1789 comienza la Edad Moderna y , con ella, los crímenes contra la humanidad bendecidos por ideologías ateas.

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