El problema es la izquierda y la derecha si hay
Artículo de Eduardo Flores
En Venezuela el problema radica en la izquierda y la salida es por la derecha, bajo el uso de la fuerza auspiciado por una intervención militar que nos libere del yugo izquierdista que nos ha sometido por más de 50 años.
Venezuela hoy repite la historia, repite el ciclo vicioso diálogo-electoral, pero esta vez es más grave, esta vez pasamos de tener todas las opciones sobre la mesa, el reconocimiento y apoyo internacional que nunca antes se había tenido ha estar sentados con el dictador, con el asesino, con quien nos humilla y nos somete.
El “gobierno” interino de Juan Guaidó no ha sido más que un co-gobierno con el régimen de Nicolás Maduro, en donde ambas partes cohabitan y se satisfacen mutuamente, el uno traficando esperanza para favorecer al régimen y mantenerlo intacto, mientras el otro complaciendo intereses personales y partidistas del ala de la izquierda ligera (MUD) sus principales aliados. Aquí la “oposición” prefirió hacer lo mismo, ir de viaje gratis, disfrutar exquisitos manjares, compartir risas con sus camaradas del régimen y tomar whisky del bueno en Barbados, para así de nuevo reconocer al dictador como presidente, mientras el pueblo agoniza lentamente y cada día el país se encuentra peor.
Luego de tantos años de traición, engaño, burla, tráfico de esperanza y hasta corrupción, es inaudito si quiera darle el beneficio de la duda a la “oposición”, pues ingenuos no son y tampoco las desgracia que suceden en el país son consecuencia de “errores” o de quien “los rodea” como dicen ellos; pues ya se hace evidente que todo es parte de un plan macabro para mantener al socialismo intacto, siempre ha sido premeditado.
El diálogo
El diálogo es lo peor que le ha podido haber sucedido a Venezuela en estos días, es darle el oxígeno que el régimen necesita para sobrevivir al menos por el resto del año 2019, también es legitimarle y darle al dictador una investidura de presidente.
Este tema es contradictorio y para nada coherente, pues se hace evidente que son falsas la declaraciones de Guaidó: “ hoy el régimen se encuentra solo, aislado y dividido”; hoy el régimen está más acompañado que nunca, está apoyado en una mesa sobre la cual posan sus cámaras de la MUD, dándole oxígeno y tiempo, así como también está respaldado de una u otra manera por el fulano “chavismo democrático”: la razón inicial del problema.
La manipulación
La izquierda ha persuadido la realidad mediante la manipulación y el tráfico de esperanza, principalmente manteniendo al pueblo en un presente continuo que no deja avanzar ni ver más allá de las falacias que ellos indican, así como también diciendo al ciudadano lo que quiere escuchar (mentiras alentadoras) y para muestra de ellos tenemos la actuación de traición histórica de la MUD al manipular con: El 350 ya, la hora cero, la toma de Caracas, el plebiscito 16J y la inepta AN hasta nombrar el TIAR y la intervención en momentos donde se ven con el agua al cuello y necesitan generar credibilidad.
Si hay derecha
La derecha en Venezuela existe y para nadie es un secreto que siempre nos han querido desplazar, negándonos los espacios y tildándonos de cuanta barbaridad se les ocurre, desde G2, divisionista, hasta insultos y pare de contar.
La derecha en Venezuela es firme y bondadosa, cree y promueve la libertad, la propiedad privada, el libre mercado y por supuesto el gobierno limitado y hace vida mediante movimientos políticos como Disobey Venezuela, movimiento libertario, orden el movimiento Nacionalista y muchos más que aunque no sean nombrados aquí todos en conjunto forman parte de la colación política de derecha llamada DERECHA CIUDADANA, quienes han venido realizando un trabajo de hormiga al concientizar, desmentir y combatir al socialismo por todas vías. Allí hacen vida periodistas, medios de comunicación, consultores y analistas políticas, el exilio, influencers y personalidades que día a día le dan una bofetada a la izquierda.
En Venezuela hay soluciones, hay vías y alternativas para ponerle fin a la desgracia, pero no hay voluntad política de quienes tienen la legitimidad (MUD) para erradicar el problema, por el hecho de ser cómplices.