Don Pablo y el último samurai
Por Teresa Garisoain Otero
Hay que ver D. Pablo lo “engañados” que nos tenía, haciéndonos pensar que su imagen externa estaba poco a poco puliéndose (como he dicho poco a poco, tampoco se emocione usted). Pero algo pasó en el transcurso del verano, que no sólo su evolución se estancó, sino que tomó derroteros inimaginables para un “gran hombre” de su talla y posición.
Aludiendo a no sé qué juegos bárbaros por parte de “sus tres cachorrillos”, justificó la presencia de su moño; pero eso sí, la presencia de los cocos que adornan sus orejas, ya no sé si comentó algo referente a su gusto a jugar a los piratas, a disfrazarse de africano para jugar a las pelis de Tarzán, o es que simplemente es un guasón y le gusta hacer de mono. Le aviso que mi marido con siete “cachorrillos” no ha dejado de usar barba, ni se ha hecho cosas estrambóticas en ella para evitar tirones, ni si quiera, se planteó el uso de lentillas o gafas de cartón-piedra.
Sinceramente Don Pablo, yo creo que ha tenido miedo a desterrar lejos de usted, el amuleto de su imagen “de tiradillo” que tan buenos apoyos y resultados le dio en aquellas lejanas épocas del movimiento 15M. Son muchos los frentes que se le han abierto desde que tomó posesión de su cargo (el del casoplón, el del puesto de su “señora pareja”, el del caso Dina, etc, etc, etc…) y claro, usted habrá dudado de sus fuerzas y ha recurrido a su “pata de conejo”, para coger de nuevo confianza y acallar la conciencia y las dudas de los que le apoyaban (sólo pensando así, puedo entender entre otras cosas, la falta de lustre en sus zapatos el día de la Hispanidad, vaya, vaya, vaya…)
De verdad D. Pablo que Usted es la personificación del refrán, “el hábito no hace al monje”; va de tiradillo, pero todo lo que hace y le rodea, es completamente CONTRARIO a la imagen de pobre hombre que quiere dar. Ahora, se nos pone un moño y su figura tristemente dista kilómetros y kilómetros de la imagen del atractivísimo último Samurái, con la que nos deleitó Tom Cruise. Digo tristemente, porque salvo el suicidio ante la deshonra, cosa que no apruebo para nada, el perfil que transmitían esos magníficos samuráis era de coherencia, justicia, sencillez, humildad, delicadeza…Se que las comparaciones son odiosas, pero es que usted nos las pone a huevo Don Pablo. No sé, estuve pensando a quién me recordaba con su nueva imagen y la verdad tras haber pasado por mi mente la figura de un luchador se sumo, de mujer andaluza de Julio Romero de Torres y de choni poligonera…decidí quedarme con la de samurái. Como dicen, la esperanza es lo último que se pierde y yo sinceramente Don Pablo, le voy a confesar una cosa, no he perdido la esperanza con usted. Yo creo que en el fondo, fondo, fondo, usted desea ser feliz y hacer felices a los demás. Si no fuera así, no hubiera tenido una familia numerosa; no hubiera dado la vida a sus hijos, si no es con la idea de ofrecer o por lo menos intentar dar lo mejor de usted. Y yo creo, que aunque todavía está un poco lejos, como le he dicho, la esperanza es lo último que se pierde y vaya usted a saber, a lo mejor efectivamente nos tiene engañados y ese moño que se ha puesto, representa el cambio definitivo y se pone a luchar con fuerza, cual “último guerrero samurái”. Primero contra TODOS SUS PREJUICIOS y después contra aquellos que nada más, actuando por puros “intereses partidistas”, pretenden desunir, anular, empobrecer y someter España.
Ánimo Don Pablo, sin acritud.