Ocho cosas buenas que nos trae el coronavirus
Jueves, 12 de marzo de 2020
San Luis Orione, San Maximiliano, San Inocencio I.
(J.G.) Ayer, 11 de marzo, los responsables de la OMS se decidieron a declarar oficialmente que estamos en situación de pandemia mundial por la enfermedad del COVID-19. Esta infección vírica, una más de las muchas que ha sufrido la humanidad a lo largo de la historia, tiene sus características especiales que tienen que ver con la rápida propagación que facilitan los viajes en avión, con las medidas gubernamentales tendentes al control social, con los cambios técnicos habidos en la medicina. No es posible ignorar los males intrínsecos y los sufrimientos que está causando, tampoco los numerosos perjuicios a eso que llamamos “la economía”. Sin embargo, en medio de todo el caos, por encima del dramatismo y de los memes graciosillos hay motivos para la esperanza. Al menos hay…
Ocho cosas buenas que nos trae el coronavirus
1. Una oportunidad para la evangelización. Estamos en Cuaresma. Los católicos tenemos una oportunidad de oro para llevar la esperanza del Evangelio a un mundo que vive aferrado a cosas vanas. Habrá gente de poca fe que no sepa ver en la Eucaristía o en el agua bendita mas que agentes infecciosos. Pero surgirán también, -ya están surgiendo-, hombres y mujeres de Dios que van a llevar consuelo a los enfermos; que van a promover un culto sincero al Dios Padre; que van a poner en nuestra conciencia el necesario “memento mori”; que nos van a llevar a la confesión… y quién sabe si a la conversión.
2. Los temas ideológicos pasan a un segundo plano. Las miserias partidistas, los rifi-rafes entre las ideologías de moda pierden interés. ¿Quién se acuerda en estos momentos del lazo amarillo separatista, del puño morado feminista o de la bandera republicana? Los chiringuitos antiespañoles, aberrosexualistas o de la memoria histórica necesitan dinero público para seguir funcionando. La recesión que traerá el coronavirus podría ser el argumento perfecto para cerrar el grifo de las subvenciones.
3. Trabajar en casa. El llamado teletrabajo es una gran oportunidad porque nos está ofreciendo una vía de retorno al hogar. Trabajar allí donde se vive ha sido visto como un lujo para la cultura urbanita y sin embargo debería ser lo natural. De hecho siempre fue lo natural hasta el establecimiento del capitalismo. Lo que es realmente anómalo es la telefamilia. El separar tanto el tiempo y el espacio laboral del familiar ha hecho que el trabajo haya llegado a convertirse en un elemento ajeno a la vida familiar y vecinal.
4. Educar en casa. Los hijos, como todo el mundo sabe, ni son de los padres ni son del estado. Pero son los padres los responsables de su educación. Gran reto al que se van a enfrentar las familias conforme se vayan cerrando los colegios. Sería deseable que muchos padres aprovecharan para preguntarse ¿cómo estamos educando a nuestros hijos? ¿no estaremos delegando algo que es sólo nuestro y que va más allá de la pura transmisión de conocimientos? Una gran oportunidad sin duda para plantearse la educación en el hogar, el llamado “homeschooling” en el mundo anglosajón.
5. Vivir con menos. La pandemia y las medidas restrictivas que irán llegando de forma voluntaria o por decreto nos podrían ayudar a entender que es posible vivir con menos. Que no hace falta ni la última moda, ni el viaje más exclusivo, ni el tratamiento más costoso, ni derrochar tanta energía para ser feliz.
6. Bajar impuestos. En un panorama generalizado de crisis y recesión económica, con los ingresos de muchas empresas y familias descendiendo considerablemente, sería una locura persistir en las políticas estatalistas de mayor presión fiscal. El presidente estadounidense, D. Trump, lo tiene claro: bajar impuestos y apoyar a las empresas de transporte y hostelería. Es de esperar que cunda el ejemplo.
7. Menos contaminación. El enfriamiento de la economía y la bajada de la producción industrial van a tener un efecto beneficioso en la bajada de la contaminación. Se dice que el parón en China ha supuesto ya un 25% menos de emisiones contaminantes lo cual será beneficioso para la salud. Sería muy presuntuoso concluir de este dato que la pandemia va a favorecer el enfriamiento global. Tampoco es cuestión de pasarse… pues al fin y al cabo la mayoría de las previsiones apuntan a que será precisamente el “calentamiento global” del verano lo que acabe matando al virus.
8. Teorías de la conspiración y espíritu crítico. Estamos asistiendo por último a una interesante proliferación de toda clase de teorías de la conspiración. Sobre el origen del virus, sobre la información que se ha proporcionado a la población, sobre la gestión de los gobiernos, sobre los experimentos sociales que sin duda se estarán haciendo ahora mismo con los metadatos proporcionados por internet. Todos los esfuerzos de los poderosos por borrar las huellas de cualquier manipulación serán vanos. Cada nuevo experimento de control social como el que estamos viviendo -si no en su origen, si al menos en su desarrollo- causa un desgaste en los poderes ocultos que dirigen las grandes líneas del llamado Nuevo Orden Mundial. ¿No podría suceder que, contra lo previsto, saliera cuestionado y bajo sospecha de esta crisis?