Éxito en el rezo del Santo Rosario en desagravio por la obra blasfema representada en Madrid
Esta tarde, junto a la entrada del teatro Naves Matadero situada en el Paseo de la Chopera, ha tenido lugar el rezo de un Rosario público en desagravio por la obra blasfema y pornográfica que se está representando en estos días en Madrid.
El acto ha resultado un completo éxito, y ha mostrado el acierto de los convocantes en su determinación de responder al acto de ofensa con un acto de reparación. La asistencia al rezo publico del Santo Rosario, unas 200 personas de todas las edades, supone un número mucho más elevado que el público asistente a la representación blasfema.
Entre los asistentes al rezo se han escuchado numerosas palabras de aliento y se repetía, de forma reiterada, el deseo de que se organizaran más actos públicos de reparación por las blasfemias y ofensas a Dios y a Nuestra Señora que se repiten diariamente en toda España.
A la finalización del acto se leyó la siguiente oración
Oración en reparación por las blasfemias, compuesta por Su Santidad Pío XII
¡Oh, Augustísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, que aun siendo infinitamente feliz en Ti y por Ti por toda la eternidad, te dignas aceptar benignamente el homenaje que de toda la Creación se alza hasta tu trono excelso!
Entorna tus ojos, te rogamos, y cierra tus oídos divinos ante aquellos desventurados que, o cegados por la pasión o arrastrados por un impulso diabólico, blasfeman inicuamente contra tu nombre y los de la Purísima Virgen María y los santos.
Detén, ¡oh, Señor!, el brazo de tu justicia, que podría reducir a la nada a quienes se atreven a hacerse reos de tanta impiedad.
Acepta el himno de gloria que incesantemente se eleva desde toda la naturaleza: desde al agua de la fuente que corre limpia y silenciosa, hasta los astros que brillan y recorren una órbita inmensa, en lo alto de los cielos, movidos por tu Amor.
Acepta en reparación el coro de alabanzas que, como el incienso ante el altar, surge de tantas almas santas que caminan, sin desviarse jamás, por los senderos de tu ley, y con asiduas obras de caridad y penitencia intentan aplacar tu justicia ofendida.
Escucha el canto de tantos espíritus elegidos que consagran su vida a celebrar tu gloria, y la alabanza perenne que a todas horas y en todo lugar te ofrece la Iglesia.
Y haz que un día, convertidos a Ti los corazones blasfemos, todas las lenguas y todos los labios entonen concordes en este tierra aquel canto que resuena sin cesar en los coros de los ángeles: Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios de los Ejércitos. Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria. Amen.