¿Hacia dónde camina Vox?
Desde Ahorainformacion.es seguimos atentamente la evolución del partido Vox. Esta escisión derechista del PP nació por un desacuerdo con la política antiterrorista llevada a cabo por Mariano Rajoy. A partir de ahí ha ido dando algunos bandazos sin encontrar un eje claro. Desde una posición democristiana-liberal, protagonizada por Vidal-Quadras y Gonzalez de Quirós, evolucionó más tarde hacia posiciones ultraderechistas o semi-identitarias, próximas al Frente Nacional francés.
Por el camino han mantenido una relación estable con la asociación HazteOir y sus plataformas, que en algún momento les han acercado a un americanismo neocon inspirado en el triunfo de Donald Trump. Esta posición les ha llevado a participar junto con Ignacio Arsuaga en el “desayuno de oración” de los protestantes españoles o incluso a adoptar un lema de campaña plagiado de los estadounidenses. Si los podemitas copiaron el “Yes, we can” de Obama, los “voxeadores” hicieron lo propio con el “Make America great again” de Trump. En el momento actual, y ante la crisis catalana, los dirigentes de Vox han sabido aprovechar el crecimiento del españolismo herido para recoger los apoyos que va perdiendo un PP tibio y cómplice de los golpistas. La vía judicial, en la que se han centrado últimamente para combatir a los separatistas, está dando sus frutos y entra dentro de lo posible que alcancen alguna representación significativa en las próximas elecciones.
El programa político de Vox recoge en este momento algunas reivindicaciones muy necesarias que les alejan del discurso políticamente correcto de todos los demás partidos del sistema en materia de memoria histórica o de ideología de género que lo convierten en una opción atractiva para los católicos. El problema es que sus críticas no llegan tan lejos como para cuestionar ni el sistema partitocrático, ni la Constitución, ni la falsa monarquía de don Felipe, ni siquiera, con la radicalidad que el asunto merece, los ataques legales a la vida y a la familia.
Como botón de muestra sirvan estas recientes declaraciones de su presidente Santiago Abascal quien, al fin y al cabo, no puede renegar de sus muchos años de militancia activa en el PP de José María Aznar o Esperanza Aguirre: “Nada sería más bienvenido que un PP que se quite las esposas del sorayismo/rajoyismo y un Ciudadanos que abandonara sus complejos dejando de ocultar bajo la bandera europea la única bandera en riesgo aquí, que es la española. Porque si quienes amamos a España no somos capaces de unirnos bajo el prisma de lo nacional, entonces los enemigos, que son muchos y además internos, acabarán arrasándolo todo”.
Este deseo de unidad para salvar todo lo salvable de España es compartido por muchos Españoles, entre los que nos encontramos. Lo que no tenemos tan claro es que sea acertado empeñarse en una vuelta a la política aznarista, que ha sido, al fin y al cabo, la que nos ha llevado a la situación actual.