Ada Colau se gasta un millón de euros para comprarle a los okupas un edificio en Barcelona
Barcelona, una de las ciudades más prósperas de España, gobernada por una alcaldesa que utiliza dos varas para medir. Por una parte acosa al comercio local con ordenanzas municipales que no dejan a las gentes ejercer su trabajo libremente. Es el caso de la panadería del hotel Praktik, que tuvo que cerrar sus puertas por la presión del consistorio. Por otra parte compra un edificio valorado en un millón de euros para regalarlo prácticamente a los militantes de las CUP, Arran y el movimiento de okupación.
La última de las hazañas de Colau es precisamente haber destinado una partida presupuestaria de un millón de euros para salvar el famoso edificio ocupado de la ciudad condal “Bloc 17”. Ese millón podría haber sido destinado para personas con dificultades económicas graves pero han preferido destinarlo a grupos políticos y delincuentes que no contribuyen en nada al bien común. Y no es la primera vez que pasa esto. En el año 2016 se regalaron de hecho 5 edificios para el movimiento okupa, a la vez que facilitaba la instalación eléctrica de algunos de ellos el propio Ayuntamiento. ¿Qué ocurre cuando un movimiento contrario a la ley y al bien común consigue lo que quiere sin hacer nada de lo que más le cuesta? Que sigue haciéndolo y con más fuerza.
La realidad es esta. Mientras gastan nuestro dinero en proteger a los okupas, los recortes de la Generalidad condenan al cierre de 14 centros de discapacitados, que con un salario mínimo, permiten que los minusválidos puedan desarrollarse en el ámbito laboral. Así informó Crónica Global y Dolça Catalunya el año pasado.
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