Más de un millón de vecinos se declaran catalanes y españoles en Barcelona
Decimos que ha habido más de un millón de personas porque esas han sido las estimaciones de algunas organizaciones. Sin embargo, no es importante el número exacto o los millones, sino más bien que esa gran cantidad estaba compuesta por “vecinos” de Cataluña y de España que se han opuesto juntos a la tiranía separatista. Eso ya es un logro para la tierra, para la patria chica de todos los catalanes. A partir de estos días, la Díada no será la única manifestación multitudinaria en las calles de Barcelona. El hito de reunir un número de 7 cifras manifestándose frente a la rebelión de Puigdemont y compañeros es el comienzo de una larga batalla.
Toda manifestación tiene sus luces y sus sombras, toda reacción popular intenta ser secuestrada por las ideologías. Esta ha tenido sus dos luces importantísimas: en primer lugar la sociedad catalana unida frente el despropósito que se ha producido en las instituciones autonómicas; y en segundo lugar, la expresión libre de la condición catalana y española de cada hombre y mujer. No obstante, también ha tenido su sombra: que Sociedad Civil Catalana (SCC) junto con PP, PSOE y Ciudadanos, se han llevado el mérito de lo que es representación social amplia, más allá de los partidos políticos o de las asociaciones partitocráticas. La imposición de un único tipo de bandera constitucional, la imposición de un único discurso “a favor de la democracia, la convivencia y el diálogo dentro de la ley”, el marketing político de los partidos en medio de la manifestación… ha sido lamentable.
No queremos desanimaros, queridos lectores. Queremos resaltar el triunfo. España ha reunido a personas muy diferentes que todavía creen en ella. Está bien que hayan venido a Barcelona personajes políticos diferentes como Josep Borrell, Josep Piqué, García Albiol, Inés Arrimadas, Albert Rivera, Miquel Iceta… El problema es que se desprecian a los partidos políticos pequeños, a las asociaciones como Somatemps, a las otras ideologías o idearios políticos, a otros líderes representativos como Javier Barraycoa. La ideología democrática es la única que nos obligan respetar, es la única políticamente correcta. Hay luces, claro. Pero también hay sombras. Y las decimos sin ningún complejo.