Demostrada la correlación entre violencia machista y pornografía
Los datos del “III Informe Internacional de Violencia contra la mujer en las relaciones de pareja” nos muestra como los países con más feminicidios –excluyendo los latinoamericanos con gran tasa de violencia por otras causas– son los países donde el consumo de pornografía se dispara. Por otra parte, numerosos psicólogos como Camila Serrano, experta en violencia de género, o la asociación Adavas, también corroboran con numerosos datos y análisis que la violencia y la pornografía están íntimamente relacionadas. Así lo ha publicado y publicitado Forum Libertas.
Actualmente la mayoría de países con un régimen liberal permiten la producción y el consumo de pornografía como parte de la libertad de expresión y la libertad de mercado, dos derechos que consideran inalienables. Sin embargo, los estudios y los testimonios que llegan cada día a asociaciones víctimas de la trata de blancas o de lucha por la dignidad de la mujer nos muestran como la industria del porno se fundamenta en el abuso sexual y en la reducción de la actriz porno a la condición de objeto. El traslado a la realidad de las viles imágenes que los consumidores de pornografía ven en la pantalla es inconsciente. Quizá no brutal en la inmensa mayoría de los casos, pero formatea el cerebro, tal y como ha declarado el doctor de Irala, experto en Salud Pública. La pornografía contraviene la dignidad del ser humano y prohibirla mejora la libertad de expresión, porque los derechos se expresan mejor cuando no se consideran absolutos y no se los deja sin control.
Más que hablar de machismo cabría hablar de la dictadura que ejercen las grandes empresas pornográficas, trasmitiendo una idea acerca de la relación hombre y mujer destructiva.