Un proyecto de Cortes tradicionales valencianas en el siglo XXI
Los carlistas obtenemos reconocimiento habitual cuando criticamos la representación social viciada de los parlamentos liberales, que representan con mayor fidelidad a las direcciones de los partidos que a los ciudadanos, viniendo a constituir una partitocracia antes que una (supuesta) democracia. Menos éxito tenemos cuando somos preguntados por la alternativa que ofrecemos a la sociedad. La invocación a unos principios generales de pacto entre poder y sociedad son incomprendidos en la incultura política contemporánea. Se hace preciso llevar a cabo una labor de pedagogía en nuestros compatriotas para que vuelvan a recuperar aquellos principios políticos naturales que sus antepasados habían conservado de generación en generación y que la revolución liberal ha eliminado casi por completo.
Comenzaremos hoy planteando un proyecto de cortes tradicionales del reino, aplicadas a la actualidad, basadas en la tradición política valenciana, en sustitución del parlamento liberal que usurpa su nombre hoy en día. Por supuesto, se trata de un bosquejo absolutamente personal del autor, falible y discutible.
Como base, comencemos por definir lo que son las Cortes del reino, en palabras del cronista Guillem Raymon Mora de Almenar (1572-1635), en Recopilació de tots los furs de la Casa de la Diputació: “Entre todos se da por sabido y constante, que los tres brazos, Eclesiástico, Militar y Real, representan a todo el Reyno, y que las deliberaciones de dichos brazos en Cortes con el decreto de su Majestad, son leyes paccionadas [pactadas]”. Las cortes, junto al rey, son el gran órgano legislativo del Regne; el poder que hoy llamamos ejecutivo correspondía a la corona, así como la administración del judicial (ejercido a través de audiencias, que provenían de los actos en los que el rey “oía” las quejas de sus súbditos).
Las cortes se convocaban a petición del rey, por medio de su llochtinent (lugarteniente del reino de Valencia) en la época de los reyes de Aragón, y del virrey durante los Austrias, y tenían tres brazos o estados. Su origen remoto eran los concilios de Toledo del reino visigodo, al que acudían los magnates del reino, que monopolizaban el poder militar (de ahí que se le llamara brazo militar o nobiliario), y los obispos y abades, que constituían el brazo eclesiástico. Con el crecimiento y fortalecimiento de las ciudades, sus habitantes (llamados burgueses, que proviene de la palabra germánica “burgo”-ciudad) enviaron también representantes, que por no estar sometidos a señorío, sino a un estatuto o privilegio donado por la corona, eran llamados también brazo real o ciudadano. Los tres brazos representaban a todas las fuerzas del reino, que poseían el patrimonio, la influencia, el poder armado y la riqueza.
Las cortes se reunían durante un tiempo limitado, con un orden de asuntos a tratar muy definido, y se levantaban cuando todos ellos habían sido satisfactoriamente tratados y sus conclusiones reflejadas en un acta que, sanción real por medio, pasaba a engrosar el corpus legal del reino, introduciendo novedades, enmiendas o mejoras. Cada uno de los representantes que a cortes concurrían se denominaba síndico, y era elegido y sufragado por el cuerpo social al que representaba, para la tarea concreta de ese concilio y con la obligación de velar con su participación por los intereses generales del reino, pero sobre todo particulares de aquellos a los que representaba. Si los electores habían debatido sobre un asunto a tratar en cortes, llegando a un acuerdo, su representante debía apoyar toda propuesta en ese sentido, y oponerse a la que fuera en sentido contrario, independientemente de sus convicciones personales. A ello se le llamaba mandato imperativo, y convertía en ilegitimo a aquel representante que contraviniera esos principios. No quedaba limitada su libertad o el beneficio de la discusión en Cortes, pues su criterio le permitía discernir la mejor propuesta concreta para sus representados, y conservaba su capacidad de elección en aquellos asuntos en los que la falta de un criterio común en su cuerpo intermedio se hubiese traducido en una restricción del mandato imperativo. Los síndicos no podían compatibilizar ningún cargo u honor real (salvo puesto administrativos ganados por oposición) con su delegación, evitando su condicionamiento. Así constituidas, las cortes, que debían proponer y aconsejar al gobernante, se convertían en un medio muy eficaz de limitar la acción real, obligando a la corona a tener en consideración las demandas de los distintos grupos de la sociedad (que nunca tienen una sola voz y un sólo interés, contra lo que falazmente han propalado los ideólogos liberales) para poder ejercer su gobierno, puesto que el monarca necesitaba la ayuda de sus súbditos tanto como estos necesitaban un árbitro, un padre y un capitán, es decir, un rey. Con este sistema pactado nuestros antepasados evitaban que monarca o validos se erigieran en tiranos.
¿Cómo trasladar un sistema político medieval a la actualidad? Ante todo, conservando sus principios, y secundariamente, adaptándolos a la realidad contemporánea, pues esa era la esencia de las cortes (no olvidemos que tradicionalismo no es arqueología histórica, como algunos pretenden), la representación real de la sociedad en cada momento. Veamos como podría ser un proyecto de cortes tradicionales del Reino de Valencia, 300 años después de su abolición por el decreto de Nueva Planta.
La realidad actual nos muestra que el brazo nobiliario ha perdido sus dos principales características: el dominio patrimonial (sobre todo rural), y el monopolio de las fuerzas militares. Con todo, un reino agradecido no olvidaría lo que ha supuesto la nobleza en nuestra historia, y un asiento de las cortes debería ser reservado a un miembro de la misma, designado por el consejo de la Grandeza de España (previa revisión de todos los títulos otorgados por monarcas usurpadores).
El brazo eclesiástico también ha perdido enorme fuerza, sobre todo patrimonial tras las desamortizaciones decimonónicas, pero la fe cristiana constituye el fundamento por el que el rey Jaime el Conquistador creó el reino de Valencia (en una campaña militar que, no lo olvidemos, fue una cruzada), y los católicos siguen siendo, pese a las constantes campañas para difundir la confusión y el ateísmo que han llevado a cabo los diversos gobiernos liberales, la mayoría de la población valenciana. Así, tres asientos de las cortes deben ser designados por cada uno de los tres obispos del reino: el de Segorbe-Castellón (que por motivos de practicidad deberá representar a los valencianos dependientes del obispado de Tortosa), el de Valencia y el de Orihuela-Alicante. Conviene que las órdenes religiosas queden representadas en conjunto por el obispo titular donde se halle su casa.
Así, la gran mayoría de los asientos en Cortes quedan reservados para el antaño denominado brazo real. La primera representación social natural debe ser el municipio. Las corporaciones eligen sus representantes a cortes, pero dado que existe una gran diferencia poblacional, los municipios más pequeños se agrupan en comarcas para elegir representante, y las ciudades más grandes se dividen en distritos. Así, para una población de aproximadamente 5 millones de habitantes (censo de 2009), debe existir un representante por al menos cada 100.000 aproximadamente, aunque siempre primando la representatividad de los municipios más pequeños, para que sus intereses no se vean anulados por la mayor población de los más grandes. Veamos un boceto de lista de lista de síndicos elegidos por representación municipial, comarcal o de distritos (un representante por cada uno): Morella-Alt Maestrat (comarcas de Els Ports y Alt Maestrat, 15.000 habitantes); Vinaroz/Benicarló-Baix Maestrat (84.000 hab); Benicassim-Alcalatén (incluye también los municipios de la Plana Alta excepto Castellón, 70.000 hab); Castellón Centro (100.000 hab), Almazora-Grau de Castelló (incluye Castellón sur y Grao, 110.000 hab); Villarreal-Mijares (incluye Onda y Alto Mijares, 85.000 hab); Burriana-La Plana (incluye Nules y Vall D´Uxó, 85.000 hab); Segorbe-Alto Palancia (26.000 hab); Sagunto-Camp de Morvedre (89.000 hab); Villar del Arzobispo-Los Serranos (incluye Ademuz, 21.000 hab); Llíria-Camp del Turia, (145.000 hab); Buñol-Hoya de Buñol (43.000 hab); Requena-Plana de Utiel (incluye Valle de Cofrentes, 51.000); Alboraya-L´Horta Nord (norte del barranco del Carraixet, incluyendo Tavernes Blanques, 132.000 hab); Paterna-Camp de L´Horta (entre Carraixet y Turia, incluyendo Poblats del Nord, 130.000 hab); Aldaia- L´Horta Central (entre Turia y barranco de Chiva o del Pollo, 145.000 hab) Torrent-Vedat (incluye Picanya y Paiporta, 113.000 hab); Valencia-Centre (distritos de Ciutat vella, Eixample y Extramurs, 120.000 hab); Valencia-Mislata (incluye distritos de Campanar y Poblats del Oest, 98.000 hab); Valencia-Oest (distritos de Patraix, Olivereta y Jesús, 152.000 hab); Valencia-Sud (distritos de Quatre Carreres y Poblats del Sud, 99.000 hab); Valencia-Marítim (distritos de Poblats Marítims y Camins al Grau, 123.000 hab); Valencia-Universitats (distritos de Pla del Reial, Algirós y Benimaclet, 103.000 hab); Valencia-Nord (distritos de Zaidia, Rascanya y Benicalap, 144.000 hab); Catarroja-L´Horta Sud (98.000 hab); Picassent-Albufera (incluye Alcasser, Silla, Almussafes, Sollana y Benifaio, 73.000 hab); Algemesí-Ribera del Magre (norte Ribera Alta, 88.000 hab); Alzira-Ribera Alta del Xúquer (120.000 hab); Sueca-Ribera Baixa del Xúquer y Valldigna (Ribera Baixa, incluyendo municipios de la Valldigna, Xeresa y Xeraco, 106.000 hab); Xátiva- La Costera (74.000 hab); Ontinyent-La Vall d´Albaida (88.000 hab); Alcoi-El Comtat (90.000 hab); Ibi-Foya de Castalla (45.000 hab); Gandía-La Safor (120.000 hab); Denia- Marina Alta (incluye Oliva, y valles de Gallinera y Girona, 110.000 hab); Xábia-Marina Costera (desde Xábia hasta Calpe, y el valle del Jalón, 115.000 hab); Altea-Marina Media (Vall de Guadalest y Alfaç del Pi, 77.000 hab); Benidorm- Marina Baixa (115.000 hab); El Campello-Vall de la Torre (incluye sant Joan, Mutxamel y Xixona, 83.000 hab); Sant Vicent del Raspeig-L´Alacantí (incluye Agost, 60.000 hab); Alicante-Norte (distritos 4 y 5, barrios de Juan XXIII, Vistahermosa, Albufereta, Cabo de las Huertas, Playa de san Juan, Villafranqueza, 105.000 hab); Alicante-Centro (distritos 1, 2 y 3, barrios de Casco antiguo-Santa Cruz, Centro, Raval Roig, Ensanche Diputación, Mercado, Campoamor, san Antón, Carolinas, Pla del Bon Repós, Nou Alacant y Garbinet, 110.000 hab); Alicante-Sur (distritos 6, 7 y 8, barrios de san Blas, santo Domingo, Los Ángeles, Rabasa, divina Pastora, Alipark, san Fernando, Florida, Ciudad de Asís, Benalúa, polígono Babel, disperso partidas, 115.000 hab); Villena-Alto Vinalopó (incluye Bañeres, 60.000 hab); Petrelda (Elda y Petrer, 90.000 hab); Novelda-Vinalopó Medio (83.000 hab); Elche Oriental (incluye L´Altet, Torrellano y Santa Pola, 100.000 hab); Elche central (80.000 hab); Elche-Baix Vinalopó (incluye Elche occidental, 80.000 hab); Orihuela-Vega del Segura (incluye Beniferri, Callosa y Bigastro, 120.000 hab); Crevillente-Campo de Crevillente (incluye Cox, Catral y Albatera, 54.000 hab); Almoradí- Bajo Segura (desde Jacarilla a Guardamar, 100.000 hab); Torrevieja- Salinas del Segura (incluye Pilar, san Miguel y Los Montesinos, 125.000).
Un total de 53 representantes a Cortes, elegidos por municipios o distritos.
El hombre no se limita a arraigarse a un lugar concreto, también con su trabajo contribuye a la identidad y prosperidad de la sociedad. Así, las asociaciones relacionadas con la profesión deberán estar representadas. Por los agricultores, tendrán un representante cada una de las tres cámaras agrarias del reino: Uno por la de Castellón, otro por la de Valencia y otro por la de Alicante (que también representará a la Cámara agraria de Alcoy); asimismo, los ganaderos, apicultores y criadores de toros de lidia tendrán un representante, y los pescadores, mariscadores y acuicultores, otro. total: 5 representantes.
La industria y el comercio estará representada por las cámaras de Comercio, Industria y Navegación: uno por la de Castellón, otro por la de Valencia, otro por la de Alcoy, otro por la de Alicante, y otro por la de Orihuela. Total: 5 representantes.
Los profesionales libres con estudios universitarios estarán representados por las asociaciones de colegios oficiales: un representante por Ciencias básicas (física, matemáticas, química, biología, ciencias ambientales, estadística), uno por Humanidades (filosofía y literatura, historia, geografía, antropología, filología, bellas artes, periodismo), uno por Ciencias de la salud (medicina, odontología, enfermería, farmacia, psicología, logopedia, óptica, protésicos e higienistas dentales, veterinaria, fisioterapia, nutrición, tecnología de los alimentos, podología, terapia ocupacional), uno por Economía (económicas, empresariales, administración y dirección de empresas, relaciones laborales, ciencias actuariales y financieras, corredores de comercio, mercadotecnia, publicidad y agentes comerciales), uno por Legislativas (derecho, ciencias políticas y de administración, notarios, registradores de la propiedad, procuradores, censores jurados de cuentas, sociología, criminología), uno por Ingenierías técnicas (caminos, canales y puertos, industriales, agrónomos y agrícolas, telecomunicaciones, informática, obras públicas, aeronáutica, minas, delineación, topografía, forestales, prevención de riesgos laborales), uno por Urbanismo (arquitectos, aparejadores, decoradores, técnicos paisajistas, administradores de fincas, agentes de la propiedad inmobiliaria) uno por Educación (magisterio, pedagogía, educación física, bibliotecarios), total: 8 representantes de profesiones libres universitarias.
Los artesanos están asociados por medio de los gremios: uno por Alimentación (panaderos, pasteleros, confiteros, horneros, carniceros, charcuteros, heladeros, bodegueros y licoristas), uno por los Constructores (albañiles, fontaneros, electricistas, carpinteros, pintores, yeseros, chapistas), uno por Tejedores (sastres y modistas, marroquinería, tapiceros, peleteros, zapateros, comerciantes textiles- antiguos roperos y camiseros), uno por Libreros (libreros, editores, papeleros, ilustradores), uno por Alfareros (ceramistas, fabricantes de áridos, fabricantes de ladrillos y tejas, cesteros), uno por Festeros (artistas falleros y foguereros, pirotécnicos), uno por Pequeño comercio (drogueros y perfumistas, ultramarinos, pompas fúnebres, escaparatistas, bancarios), uno por Artísticos (anticuarios, enmarcadores, mueblistas, joyeros, relojeros, manipuladores de vidrio, campaneros), uno por Automoción (mecánicos, torneros, taxistas). Total: 9 representantes por gremios de oficios.
El mundo del saber debe tener síndicos propios. Un representante por cada una de las universidades del reino, que actualmente son: Universidad Jaume I (Castellón), Universidad de Valencia, Universidad Politécnica de Valencia, Universidad CEU Cardenal Herrera, Universidad católica san Vicente Mártir (Valencia), Universidad de Alicante (Alcante), Universidad Miguel Hernández (Elche). Asimismo, la Real Academia Valenciana de Cultura, la Real Academia de Bellas Artes y las sociedades e institutos científicos no institucionales deben tener un representante cada uno. Total, 10 representantes del mundo del saber.
Por último, la sociedad también queda representada por las asociaciones libres que las personas forman para impulsar actividades de tipo espiritual, artístico, deportivo, caritativo o lúdico, establecidas de forma espontánea. Un representante por Cofradías y asociaciones religiosas (Semana Santa, fiestas patronales), un representante por el mundo de la Fiesta, tan importante en nuestro reino (collas de moros y cristianos, falleros, foguereros, gayateros, bous al carrer), un representante por las Sociedades musicales (bandas, coros y danza), un representante por los Círculos de Bellas Artes (pintura, escultura, grabación) y museos privados, un representante por las Federaciones y asociaciones deportivas, un representante por Caridad (asociaciones de cooperación y solidaridad, atención a los necesitados). Total: 6 representantes de asociacionismo social.
En total, este proyecto de cortes valencianas tendría 100 síndicos representando a los tres brazos y a los municipios, cámaras, universidades, colegios, gremios y corporaciones sociales. Entre cada convocatoria de Cortes, estas se regían por un Consejo Permanente, delegación nombrada por sus miembros, llamada Diputación del General o Generalidad, o Diputación del Reino, encargada de organizar cada convocatoria y mantener una relación continua y fluida con el llochtinent del Regne, aconsejándole en asuntos menores. Esa y no otra era la función de la mal llamada ahora Generalitat, que no es sino en su estructura actual un gobierno liberal regional que usurpa el nombre tradicional. La Diputación del General únicamente asumía funciones de gobierno ejecutivo en situaciones excepcionales de ausencia de autoridad real (por ejemplo, invasión del territorio o conflicto sucesorio).
Este es tan sólo un borrador, probablemente incompleto y con errores, de lo que podrían ser unas cortes tradicionales en nuestra época, verdaderas representantes de la sociedad, por contraposición al despotismo de la casta política de origen doctrinario liberal que padecemos. Concluimos citando aquellas inmortales palabras de Juan Vázquez de Mella a propósito del sistema representativo tradicional: “Consecuencia de esas funciones son la exposición de las necesidades de los pueblos, y la petición de sus remedios, ya por disposiciones particulares o por leyes, y el que no sea impuesta ninguna contribución ni cambiada ninguna ley fundamental sin previo consentimiento; prerrogativas de que se ha hablado antes, y que, con otras menos importantes y la del juramento mutuo al comenzar el reinado, de una u otra manera han existido siempre en las antiguas Cortes españolas cuando llegaron a tener algún desarrollo. De aquí se deduce que dentro de nuestra monarquía es absolutamente imposible toda tiranía. Resulta, pues, que, con nuestro sistema no pueden sufrir menoscabo ni nuestra fe, ni nuestra libertad, ni nuestra Hacienda. Es decir, que en éste régimen, la libertad está en todas partes y la tiranía en ninguna. Viene a ser esto, bien entendido, una Monarquía fuerte y robusta por su poder no parlamentario; representativa, por sus auxilios y limitaciones, y federativa, por las regiones que asocia y enlaza; siendo este calificativo, juntamente con el apellido primogénito de católica, y no el mote de absolutista, el que mejor se cuadra, si se aplican las palabras en su legítimo sentido”.
Artículo publicado originalmente en el Portal Avant! de los carlistas valencianos