Un día cualquiera
(por Javier Urcelay)-
Leo el periódico de hoy. Un día cualquiera sin noticias especiales. Un periódico conservador (ABC 14 octubre 2021) y el semanario católico Alfa y Omega que incorpora. Pura cotidianeidad, reflejo de una simple jornada más del mundo que vivimos.
Se publican los papeles secretos de Manglano, quien fuera jefe de los servicios de información del Estado en años críticos de la transición y primeros gobiernos democráticos. El rey Juan Carlos pagó del presupuesto de la Casa Real el equivalente a 4 millones de euros a ETA a cambio de la liberación de Diego Prado y Colón de Carvajal, hermano de su tesorero de confianza.
También nos enteramos de que regaló a Suarez un millón de euros para que se fuera a casa contento y dejara de molestar una vez que dejó la jefatura del Gobierno. También de que le otorgó el título de duque, que el propio Suarez había solicitado, con el mismo propósito. Ninguna de las dos prebendas bastaron, por lo leído, para saciar la ambición o las ganas de servir a la patria del político abulense, que en lugar de retirarse, fundó el CDS.
Juan Carlos no disparaba con su propia pólvora, sino con los 36 millones de dólares que había recibido de Arabia Saudí para financiar la Transición. Parte de los cuales se dedicaron a este tipo de operaciones -entre ellas la financiación de UCD- y la mayor parte, según los apuntes de Manglano, a incrementar su incipiente fortuna.
Me abstengo de los juicios morales, porque sólo Dios nos juzga. El inteligente lector habrá formado ya su propia opinión sobre la ejemplaridad del monarca, que parece venir de lejos, así como sobre los trapos sucios de la tan alabada Transición y su primer jefe de Gobierno, cuyo nombre se ha dado al principal aeropuerto de España.
Un estudiante irrumpe en el campus de Lejona y dispara 40 cartuchos. Eso, quiérase o no, nos homologa con las democracias avanzadas, porque esas cosas pasaban antes solo en América. Biden debería tenerlo en cuenta, y no dejarnos fuera de su grupo de países de confianza. Y también deberían tenerlo en cuenta los medios de comunicación. Es el “efecto llamada” que tiene la forma de dar hoy las noticias. A lo mejor tiene también que ver con ello tanta violencia machista: cada día hay más cuanto más se habla de ella y más medidas se toman para tratar de atajarla.
Arranca el camino sinodal convocado por el papa Francisco para recoger las aportaciones del pueblo de Dios. El camino sinodal emprendido culminará en octubre de 2023 con la Asamblea Sinodal en Roma.
La Conferencia Episcopal Española se ha puesto en marcha, y ha asegurado que el proceso tendrá también en cuenta la voz de “los alejados y ausentes”, tal y como ha pedido la Santa Sede. Leo que para que los que no están en contacto con la Iglesia puedan hacer sus aportaciones: “queremos que sea una consulta verdadera, no para cumplir el expediente, sino muy amplia e inclusiva”. “Se trata de crear un clima de confianza, pues muchos en esta situación -alejados de la Iglesia- no son escuchados y sienten que no se cuenta con ellos”. Y Monseñor cree que de este diálogo “saldrán sorpresas”, y que, probablemente, “los que están fuera darán más en la diana que los que estamos dentro, que tenemos los moldes hechos”.
Total, que sin necesidad de pensar en el informe Sauvé ni en la filmación de un baile erótico en la catedral de Toledo, cada día parece haber mejores razones para haberse ido.
El responsable del equipo para el Sínodo de la Conferencia Episcopal Española, subraya que la sinodalidad “es el elemento que debe marcar el modo de ser de la Iglesia”. Por eso nos pide que no “insonoricemos el corazón, no nos blindemos dentro de nuestras certezas”.
Este nuevo estilo, continúa el arzobispo emérito de Zaragoza, “nace de la base”, y en él la jerarquía “sirve al pueblo”: “No sé decide desde arriba, sino desde abajo”, de tal forma que una vez concluya en octubre de 2023 el evento central de este Sínodo, “todo el trabajo volverá a las diócesis”, de modo que cualquier cuestión de la vida de la Iglesia “sea abordada en clave sinodal, contando con todos”.
El claretiano Carlos Martínez Oliveras ha dicho en un libro al respecto, con prólogo del cardenal Mario Grech, secretario general del Sínodo de los Obispos, que la gran novedad del Sínodo es la consulta a todo el pueblo de Dios, que “será el que elabore las decisiones que luego tendrán que tomar el colegio episcopal y el Papa. “Quien elabora la decisión, marca la decisión”, ha escrito.
Ya tenemos aquí la ansiada democratización de la Iglesia, merced a un proceso de asambleas ciudadanas, como las llamarían los de Podemos que, como están alejados de la Iglesia, está claro acertaban en la diana mejor que nosotros, católicos trasnochados.
Luego el Papa tendrá que atar esa mosca por el rabo, cuestión que no resultará fácil a la vista del estado de los espíritus, por lo menos en Alemania. No he podido evitar recordar el pasaje Evangélico:
-¿Y quién dicen los hombres que soy Yo?.
– Unos que Elías, otros que Jeremías o alguno de los profetas.
Supongo que habrá que decidirlo en función de los votos que se hayan obtenido en las asambleas.
El nuevo espíritu democrático parece inundarlo todo. En la entrevista a Lorenzo Frazzini, nombrado por el papa Francisco director de la Librería Editora Vaticana -editorial oficial de la Santa Sede- enfatiza el nuevo rostro de la acción misionera de la Iglesia: “La misión es la razón de ser de la Iglesia. La vida de los misioneros es puro amor hacia los más pobres: es construir puentes y no barreras, es diálogo con otros pueblos, con otras religiones…”. Por eso, dice, “hemos publicado libros de autores cuya pertenencia religiosa no era el principal punto de comunión con nuestra línea editorial, como, por ejemplo, Rob Hopkins, ambientalista inglés preocupado por el cambio climático”.
¡Ya estaba tardando mucho en salir el tema!, caramba.
La clave está, como explica Frazzini, en que “el espíritu de diálogo y la apertura son fundamentales en este trabajo. En cambio, el proselitismo es un obstáculo. La verdad siempre nos supera”.
Y luego está el debate en Países Bajos -lo que antes venía siendo Holanda- respecto a las especulaciones sobre qué ocurriría si la princesa Amalia, heredera del trono, pudiera ser lesbiana -con total violación de su derecho a la intimidad, puesto que hasta la fecha no se ha declarado tal- y optara por casarse con una persona del mismo sexo. El matrimonio gay es legal en Países Bajos desde 2001, y la Familia Real no está excluida de esta posibilidad legal. Pero, ¿sería esta posibilidad compatible con ocupar o seguir ocupando el trono? ¿Qué impacto tendría en la ley sucesoria un posible descendiente por inseminación artificial, por ejemplo, de un donante anónimo en un régimen, el monárquico, que se basa precisamente en la sucesión hereditaria de padres a hijos?
Confieso que me he preguntado para mí mismo que pensaría sobre todo ello Don Carlos Javier de Borbón-Parma, al que tan cerca coge el tema familiar y geográficamente hablando.
La cuestión tiene toda la pinta de ser, al menos por ahora, un debate artificialmente creado para la venta de un libro de inminente publicación sobre la princesa Amalia. Pero el periodista de ABC advierte sobre un debate “por el que sin duda van a ir pasando el resto de las monarquías europeas”.
Lo de seguir siendo monárquico a día de hoy -y yo lo soy como tesis en el plano teórico- empieza a requerir en la práctica un cierto grado de heroísmo.
La cuestión, por otra parte, no es baladí, porque como afirma la brillante notaria y agente de cambio y bolsa Isabel Estapé, esposa del eminente psiquiatra Enrique Rojas y exponente de un catolicismo firme…y liberal: “la ley del matrimonio homosexual es absolutamente irreversible. Creo que ha venido para quedarse”. Y en esto de la homosexualidad, no será por falta de proselitismo.
Todo lo cual se mezcla, en este número sin nada especial del periódico y del semanario que hoy leo, con la noticia de la beatificación en la catedral de Córdoba de 127 mártires de la persecución religiosa desatada en España durante el siglo XX, que “no son mártires de la Guerra Civil, sino de la persecución religiosa contra los cristianos que se desató en todo el mundo en este siglo de mártires”, se apresura a aclarar el director del Secretariado para las Causas de los Santos, Miguel Varona. Lo que viene a ser como afirmar que Auschwitz no fue producto del nazismo, sino del antisemitismo que se esparció por Europa en los años treinta.
He compartido con ustedes, lectores, algunas cuestiones surgidas al hilo de la lectura del periódico y del Alfa y Omega que le acompañaba hoy. Un día cualquiera, sin acontecimientos especiales. Un mero exponente de la cotidianeidad que vivimos. Un día, y otro día, y otro día, nada destacable o especial.
Son ustedes muy libres de hacerse una idea sobre la dirección que lleva la cosa. Yo confieso que cuanto más leo los periódicos, más ganas tengo de dejar dehacerlo y volver a “Fascinado por el Absoluto”, el libro que estoy leyendo sobre San Rafael Arnaiz.
Un comentario en “Un día cualquiera”
Francisco Javier Peralta Escribano
Bergoglio el pseudo papa ataca de nuevo, ayudado por sus esbirros de la sinagoga de Satán y por un montón de obispos y sacerdotes progres y bobalicones .
Dentro de muy poco sólo quedará la Iglesia remanente, en el desierto preparado por el Padre para resistir un tiempo,dos tiempos y la mitad de un tiempo.
Viva España y viva Cristo ,Rey.
Sinceramente, no puedo añadir :viva el Rey .