Todo es contradicción
En un semanario, complemento dominical de varios diarios, aparece un artículo en el que el autor se lamenta de que en España sea posible celebrar homenajes a los etarras que salen de las cárceles y no se haya celebrado un homenaje a la persona de D. Juan Carlos.
El autor ensalza la acción de éste como factótum de la democracia que rige hoy a España. Y exige que se le rinda el debido homenaje por ello.
Nosotros vemos en el artículo una pura contradicción. Y nada más que contradicción. Elogia la democracia y a quien la trajo. Y se queja de lo que ocurre gracias a la democracia.
El que hoy se celebren homenajes a los etarras excarcelados al cumplir sus condenas es una consecuencia de la democracia que nos gobierna. El mismo autor insiste en que esa democracia fue obra de D. Juan Carlos. Y no escatima sus elogios por ello.
Ya estamos en lo de siempre. En algo tan viejo como el liberalismo gobernando: Tronos a los principios y cadalsos a las consecuencias.
Y en el que los demócratas olviden a las personas que trajeron la democracia es un aspecto más de lo que en otras veces hemos apuntado: “así paga el diablo a los que le sirven”.