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21 de junio de 2020 0

Teleaprendizaje y educación frente un posible experimento social totalitario

por José Fermín Garralda

Experimentos sociales totalitarios“. Se trata de explicar cómo la crisis del coronavirus está siendo un momento propicio para que los partidarios del Nuevo Orden Mundial hagan sus experimentos de totalitarismo integral en el ámbito de la educación y, lo que es más importante, cómo se les puede resistir con éxito. 

El hecho es que la crisis del coronavirus ha podido provocar -y en muchos casos ha provocado- graves males en la educación de los hijos, en las familias y Centros educativos, fruto de la novedad, el aislamiento, lo repentino del caso y la falta de preparación de unos y otros.

Ahora bien… ¿eran estos males algo inevitable? ¿Han ocurrido en todos los agentes educativos? ¿Ha podido y puede ser de otra manera? ¿Cómo evitar estos males, y al mal salvaje de Hobbes y al buen salvaje rousoniano?

Del hecho, pasemos a lo hipotético. Hasta hoy, el cierre físico de los colegios habría conllevado una absoluta  separación entre los agentes educativos, a los que nos referiremos en muchas ocasiones, tales como los hijos, sus padres y la Iglesia, los Centros y profesores, y la administración pública. Asimismo, hubiera perjudicado el conocimiento y la formación de los jóvenes, pues es fácil que las familias descuiden a los hijos ante las tecnologías. Incluso se hubiera sepultado a los Centros de iniciativa social por considerarlos sobrantes y hacerles perder el cobro de las mensualidades. El tema es serio, porquedel cierre total de colegios se habla en USA, y en España algunos particulares ya  expresan sus protestas por el pago de cuotas a los Centros.

¿Pero lo hipotético ha sido real? En unos casos sí, en otros no, a sabiendas que afortunadamente hay formas de resistir tales peligros.

  1. El remedio, nuevas preguntas y problemas.

La pregunta es la siguientes: ¿puede evitarse la separación de los agentes educativos mencionados, el abandono de una enseñanza de calidad, o los perjuicios en la educación de los hijos? Si adelantamos la conclusión de nuestra aportación, decimos que sí, aunque el remedio no sea el mejor y exija que la situación sea temporal.

El remedio está en manos de las familias y la sociedad, y no del Gobierno y Administración pública. Una vez más, el impulso social, y el más sociedad y menos Estado, son las únicas alternativas a posibles “cuarentenas” como la crisis del coronavirus.

Repitámoslo: mantener una enseñanza de calidad, la unión de los agentes educativos y la virtud de la educación, ha estado y está, en un primerísimo lugar, en manos del núcleo social originario que es la familia, apoyada lógicamente por los profesores y los Centros, y muchas veces en España vinculada a la Iglesia. Sin la dedicación entregada de los padres a los hijos, el empeño de los Centros y profesores hubiera caído en el vacío.

Sólo si todos los agentes involucrados han cumplido como los mejores, si han hecho piña y han ido a la par, la formación escolar y educación se habrá podido salvar con éxito en la presente crisis.

Conocemos muchos casos de éste éxito. Ahora bien, de cara al futuro parece algo difícil sostener el esfuerzo realizado, debido principalmente al agotamiento de las familias con hijos en la Enseñanza Primaria, Secundaria y el Bachillerato.

¿Agotamiento familiar? Pues sí, porque las familias no pueden hacer las labores internas de la casa, atender a las personas mayores que viven en ella, mantener la familia con el trabajo presencial o bien on line, estar mucho más pendiente de lo habitual del aprendizaje de los hijos e incluso hacer de profesores particulares. Repitamos: hay padres que han sido verdaderos profesores particulares, y eso no es sostenible ni exigible. La división del trabajo, la externalización de la atención social, la enseñanza y parte de la educación, el debido descanso y el mantenimiento de las costumbres familiares…. es complicadísimo en una “cuarentena” prolongada. Con más 150 días de crisis, las familias sobre todo, así como los Centros que han llegado a la excelencia, están algo así como agotados. Afortunadamente para ellos se acerca el período estival. Suponemos que de cara al siguiente curso escolar, y además de lo aprendido en la práctica de estas trece semanas, los Centros se estarán preparando para mejorar lo realizado y adecuarse a una enseñanza mixta -presencial y on line– ante un posible rebrote del coronavirus. ¡Estamos aviados de nuevo pero ahora super avisados!

En la porción que la crisis del coronavirus haya perjudicado la formación y educación de los hijos mantenida por la familia y los Centros, el mundialismo presentará su verdadero rostro. ¿Cuál es éste? No es fácil imaginarlo, pero lo intentaremos. El controlador fisgón se presentará para que el alumno -si quiere- se instruya, se forme, y se eduque a sí mismo (?), y que además lo haga sólo o principalmente a través de las pantallas, con un exceso de pantallas que, además de perjudicarle, sustituiría a quien debiera educar. Como en tantas cosas, todo al revés.

El proyecto del controlador fisgón es un desastre humano y educativo. En efecto, ¿qué hacer con los alumnos adolescentes de Secundaria y Bachillerato que no quieren ejercer de tales o tienen una voluntad endeble? Pues nada, que se sumen a la generación ni-ni. ¿Cómo evitar los errores científicos, humanos y religiosos, así como el indiferentismo generalizado? Pues no hay manera, aunque siempre hay minorías que se preparan por aquello de la selección de la especie. ¿Es que utilizar sólo pantallas permite la verdadera educación que ayuda al árbol a estar derecho, sano y a crecer? ¿Permite, el sólo pantallas, el desarrollo personal, favorece la sociabilidad, y estimula la creatividad? Más preguntas: ¿no dirigirán las pantallas -hoy día tan deformantes- al candidato?, ¿habrá verdaderamente alumno?, ¿tendremos exámenes que garanticen el saber, pues el sistema on line permite y favorece la deslealtad y la trampa, en la entrega de tareas y la realización de pruebas escritas? …

Si no resolvemos estas cuestiones, podemos imaginar la vuelta al buen o mal salvaje, dirigida por el controlador fisgón que quiera asilvestrar a los jóvenes, que los quiera poco cultos y, desde luego, nada formados. Eso se decía antes: “si ignorantes, manipulados”

Si nos referimos a otros niveles educativos, la Formación Profesional  se hundiría porque necesita de presencia física para desarrollar el saber práctico. La Universidad, formada en principio por  agentes más autónomos y de una mayor madurez que los muchachos con menos de 18 años, sufriría en su saber práctico, carecerá de exámenes realizados con lealtad y necesarios para retener y aprender, verá aparecer  enfermedades psíquicas, e irá  en menoscabo de la creatividad que supone la convivencia y el intercambio…

  1. ¿Qué ha exigido y exige el superar la prueba?

El problema del coronavirus ha sido terrible para los alumnos y la educación. Sin embargo, se ha podido solventar, aunque no haya sido fácil y se haya recurrido a la telemática.

Si cada agente ha cumplido bien sus obligaciones, se habrá evitado la disgregación o separación de los agentes. Se sabe que muchos alumnos han trabajado  con sus familias aún encerrados en su domicilio, los profesores no se han refugiado en el suyo propio sino que se han volcado en las familias, y los Centros educativos han hecho de enlace a través de la telefonía y los medios virtuales.

Ello ha exigido una gran preparación previa en muchos directivos, una singular entrega y seguimiento en los profesores, una absoluta unión entre el  Centro y la familia, y, sobre todo, unas familias muy motivadas y preparadas. Estas virtudes debían estar adquiridas y no se han podido improvisar.  Son las familias quienes han hecho posible que la educación se haya salvado por el momento, a pesar que haber estado muy sobrecargadas, porque los Centros y profesores son subsidiarios, y sólo son los padres quienes lógicamente han convivido con el alumno.

Con estos medios se ha podido mantener la unión y comunicación entre todos los agentes que intervienen en la educación. Muy lejano queda el poder civil -estatal, autonómico y a veces municipal-, lo que se agradece debido a las críticas que recibe su costumbrada intromisión. Pero también -y esto es un gran mal- la Iglesia ha quedado lejos a falta de clases de religión católica, catequesis y pláticas, dirección espiritual y atención parroquial… Por el momento, la Iglesia se ha replegado y ha apelado a que la familia es una iglesia doméstica. En efecto lo es, pero también es verdad que no se habrá manifestado mucho en el actual desierto religioso.

3.¿Cómo ha sido posible no bajar la guardia?

Hay Centros que, una vez vacíos de alumnos, desde el 16 de marzo se han ido llenado virtualmente al multiplicar su actividad diaria  on line con alumnos y padres, unido al seguimiento telefónico de una forma semanal, seria, y siempre con muy buenos resultados. Esto sólo ha sido posible en los Centros y familias que ya tenían una alta preparación, mucha comunicación interna, y todos estaban plenamente involucrados.

La red internauta, en nuestros tiempos de “cuarentena” forzada, ha hecho de puente y hasta de acueducto. Sí, nos referimos a la Red y las pantallas, aunque no sean lo ideal y su utilización sea temporal. La telemática no permite levantar el edificio de la educación, que debe ser un acto mantenido en el tiempo -hoy se dice sostenible-, pero sí desarrollar y acabar con éxito lo ya empezado en los dos primeros trimestres del año.

La Red y el teléfono en tiempos de “cuarentena” han permitido facilitar y seguir el proceso enseñanza-aprendizaje, informar, incidir en la educación, y unir a los agentes educativos. Si  la comunicación fluye, se pueden aunar voluntades para continuar y coronar los dos tercios anteriores del año académico. En este proceder, la administración pública queda muy lejos, salvo para mantener un marco educativo muy general, administrar los Centros públicos, y apoyar a los Centros de iniciativa social.

El trabajo para muchos alumnos ha sido más y mejor que cuatro ejercicios de matemáticas para todo el mes, una página de ajedrez, una sopa de letras, y una ficha. Ha sido mucho más que un “encuentro” de 10 minutos cuatro días a la semana, actividades y fichas de cada una de las asignaturas colgadas semanalmente en la plataforma virtual del colegio, y remitir a vídeos de YouTube. Como todo, los contenidos y procedimientos, y los materiales a utilizar, admiten, en cantidad y sobre todo calidad, una gama muy grande.

Aunque luego lo explicaremos, al alumno se le pueden proponer Guías de Trabajo Autónomo (GTA) semanales y muy elaboradas, con contenidos, procedimientos y actitudes, que completa el libro de texto y le exige la elaboración de un cuaderno sistemático y de calidad. Se le pueden  impartir clases extensas por videoconferencia, y facilitarle el desarrollo de los  temarios en el día a día. La Red permitirá trabajar indirectamente actitudes, virtudes y valores gracias al trato confiado con los alumnos por escrito, las videoconferencias y las llamadas telefónicas semanales a padres y alumnos.

Hemos visto con gran satisfacción que el alumno tímido se crece, pregunta y entra en contacto confiado con el profesor por correo electrónico. El alumno que tiene dificultades conductuales (hiperactividad, TDH etc.) se centra, trabaja más  tranquilo mientras se deja ayudar por quienes tiene más cerca -padres, hermanos-, y omite el interrumpir el trabajo a otros. Se recuperan muchos talentos ocultos, y los alumnos más capaces y los verdaderamente interesados pueden acceder a niveles muy altos de trabajo y conocimiento, gracias al apoyo del profesor y otros agentes.

También existen sus contras, por ejemplo el cumplimiento porque sí de las tareas entre los de 2º de ESO, realizadas con poco interés, y no mediar el profesor directamente. Hay padres que, ante lo extraordinario, han hecho de profesor particular lo que sólo es posible puntualmente. Es difícil evaluar el esfuerzo, el aprendizaje real y la capacidad retentiva. Puede desconfiarse de la ejecución de algunas Guías y exámenes, viéndose el profesor obligado muchas veces a labores detectivescas. Desde luego, sigue siendo imposible recuperar al alumno que no quiere, y es difícil mantener en el proceso de aprendizaje al que carece de ayuda y apoyo familiar. Hoy día cada vez hay más familias desestructuradas -así se dice hoy- y que atraviesan sus propias crisis.

Si dentro de unos meses aparecen los libros digitalizados, porque se escanean unos libro editados papel que ya no conviene utilizar, tengamos en cuenta lo siguiente. No es igual leer en papel y en pantalla, ni escribir en uno u otros soportes. Algo hay -al margen de la falta de costumbre que se suele alegar-, que la capacidad de retener o hacerse cargo del conjunto es diferente ya se trabaje sobre papel ya sobre pantalla. Quizás sea por la faltar el sentido de unidad de todo el texto, por el triunfo la inmediatez, por la vinculación a lo efímero, por ganar en velocidad, por la falta de total concentración al quedar la mente abierta a la idea de manipulación y posibilidades… u otros motivos. Al escribir es evidente que se perfila mejor el pensamiento en papel que sobre la pantalla, también al repasarlo, y lo mismo ocurre al leer. También es cierto que si la pantalla perjudica, el alumno debe utilizar los datos que esa le ofrece pero para realizar su propio cuaderno con hojas de papel, su libro personal, desde donde aprende y estudia.

  1. La didáctica del trabajo autónomo.

Hablemos ahora de las Guías de Trabajo Autónomo (GTA). Este sistema de enseñanza-aprendizaje no es nuevo, sino que ha sido formulado muchos años atrás y se encuentra en los manuales de didáctica general. Incluso hay Centros que lo han llevado a la práctica en sus proyectos educativos durante años. Aunque sea útil y necesario en tiempos de “cuarentena”, el método del trabajo autónomo también lo es y puede utilizarse con éxito en el trabajo habitual de aula.

La GTA se formula por semanas para el mejor control del trabajo y mantener la unidad en el trato de todos los profesores con las familias, aunque en sí misma debiera formularse por Temas o Unidades Didácticas.

En las Guías (GTA) escritas el trabajo es intenso; lo es del profesor para su confección y seguimiento, y del alumno para su desarrollo. Señalan distintos niveles de aprendizaje: uno fundamental y común a todos los alumnos, y otro el individual o voluntario que puede ser de contenidos asignados por el profesor o bien libres en cuanto elegidos por el alumno. Hoy día, las GTA son muy dinámicas y están enriquecidas, pues permiten recurrir a las Web, al correo electrónico, a enlaces externos, con audiciones, podscasts, documentales de youtube, entrevistas, videoconferencias (zoom…), y utilizar Google classroom, chromebooks etc. Siendo trabajo autónomo, el currículo desfila deprisa, porque lo verbal es más lento que lo escrito. Se permite profundizar cuestiones que en el aula sería imposible por carecer del uso individual de la red, por carecer de tiempo suficiente así como un ambiente de concentración, por existir niveles e  intereses variados en el alumno y difíciles de coordinar o hacerlos simultáneos.

Ya hemos dicho que al trabajo semanal de Guías le acompaña una corrección semanal y un informe inmediato semanal y oral a las familias.

La formación, que exige valoraciones, orientaciones y juicios pues no todo da igual, se refleja en la GTA y los materiales utilizados, en la posterior corrección y valoración de los trabajos, en las orientaciones de las videoconferencias en defecto de la exposición en el aula, en la formulación de las preguntas, en las líneas de profundización abiertas… Así, y con el trato directo con el alumno y la familia, se puede llegar a unir la Verdad y las libertades, y la educación podrá llegar a ser lo que es: desarrollar los gérmenes de la perfección.

Se debe reconocer que el uso de la Red es limitado, pues se necesita el trato directo y mantenido vis a vis con el alumno… pero en un futuro incierto se podría llevar a cabo un mix entre ambas vías, ya en el propio domicilio ya en el Centro.

Asimismo, las conexiones online y los e-mails no compensan “ni mucho menos” las clases presenciales, especialmente en las edades más tempranas. Nada sustituye las seis o más horas de aula. Tampoco es igual el esfuerzo de los profesores a distancia que presencial en el aula, y si bien se  ahorran el desgaste personal que tiene el trato directo con los alumnos, y sobre todo con los disruptivos -que son más en número y con situaciones mucho más graves que hace unos años- sin embargo el tiempo de planificación, atención y control es mayor.

Sabemos que en educación no puede predominar lo telemático sobre lo presencial, sobre la convivencia, el vis a vis y la interacción personal. Por eso, no creo que dentro de unos años los maestros on line de otros países de costes más baratos puedan sustituir a los que conocen perfectamente a sus alumnos por haber convivido con ellos en el aula durante años, o bien a sus padres y tutores. Tampoco creo que sufran la innovación y la creatividad en los equipos de profesores, ni tienen por qué  generarse problemas psicológicos de aislamiento o claustrofobia, de realizarse al menos una educación mixta entre lo telemático y el aula presencial, pues se mantendrán momentos presenciales de aula y convivencia laboral.

5. En conclusión:

En la crisis que estamos atravesado, el mundialismo podría presentarse como el controlador fisgón de que el alumno -si quiere- se instruya, forme y eduque a sí mismo. Sería la imposible autoeducación. Si así fuere, imaginemos la vuelta al buen salvaje. Más, niños ingobernables por los padres, sin voluntad ni ilusión, con predominio de lo evasivo y placentero, sin evaluación y control, aislados y con carencia de ayudas externas,… nihilismo éste que conduciría al mal salvaje, y la desaparición de los de Centros educativos… que es lo que pudiera buscar un mundialismo imaginado.

Sin embargo, esto se debe y se puede evitar. Hay no pocos casos que lo han logrado. En las familias y los Centros educativos ha estado el no caer en los graves males que la “cuarentena” de la crisis del coronavirus ha provocado en educación.

Ello se ha debido fundamentalmente a la familia -apoyada por los Centros-, que nunca quiere -ni puede- actuar sola. Ahora bien, el agotamiento que ha supuesto el esfuerzo realizado, hace difícil que este se mantenga largo tiempo.

Hay familias y Centros que estaban y están preparados para superar una crisis que al parecer ya va menguando, pero el reto se agudiza ante los posibles  rebrotes y crisis sucesivas.

Lo incierto del futuro exige reforzar la familia y los cuerpos sociales como son los Centros educativos, ir todos a la una, y mostrarse apasionados en la labor de formar y educar, utilizando con sabiduría los medios telemáticos que nuestro tiempo ofrece.

José Fermín Garralda

Profesor y educador

 

 

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