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3 de enero de 2018 0 / / / / / / / / / / / / / / / / / / / /

Resurge el Carlismo del ataque envidioso de los liberales

Liberales contra el Carlismo ante el separatismo catalán anticatalán

Síntesis.

Arremeten contra los carlistas. ¿Pero no decían que ya no existen? ¿O es que sí? ¿Les sabe malo a los liberales que los carlistas estén llevando parte del peso de la resistencia al golpismo separatista en Cataluña?

¿Por qué el Sr. Ramón Parada arremete contra los carlistas sin necesidad alguna en su razonamiento? ¿No se da cuenta que no puede machacar con resultado a los Quijotes carlistas que transmiten y actúan según la verdad de las cosas, la de Cataluña en España y la de España en Cataluña? ¿No se da cuenta que actúa contra lo que dice defender?

Más y mejor diremos: si la tradición o Carlismo busca la unidad en la diversidad, el Liberalismo supone la rotura de España por una falsa unidad (centralista de Madrid o centralista de los Gobiernos de las 17 CC.AA. como delegados del Estado)

Punto de partida. Lo que dice el Sr. Parada.

(Imagen: Banderas tradicionalistas y de España en las manifestaciones de Barcelona por España, 2017)

Partamos de los extractos de Ramón Parada sobre el Carlismo en su ¿Remendar la Constitución para los secesionistas? (“El Mundo” 28-XII-2917).

Los españoles fuimos libres e iguales, pese a los carlistas, durante la vigencia de las constituciones liberales que construyeron un Estado centralizado a imagen y semejanza del Estado francés. (…) Después, la Constitución de 1978 nos hizo de nuevo libres pero profundamente desiguales al introducir los derechos históricos y privilegios forales y una profunda descentralización. Dicho más claramente: cambiamos el modelo francés y liberal patrio por el sueño carlista (…) de modo que, salvada la distancia, retornamos al austracismo del siglo XVII (…) atropellando el Estado de derecho,  (…) al nuevo modelo de organización territorial.

Estamos ante una tragedia nacional, cuyo precio, no nos hagamos ilusiones, pagaremos todos los españoles, tan culpables como los catalanes por haber caminado durante cuarenta años por la senda descentralizadora sin parar mientes, a la vista de sus evidentes patologías, en las experiencias y advertencias del pasado.

En esta argumentación insiste Montero en el Senado, el 28 de enero de 1909, (…) “ al fin ya sabemos que lo que se quiere es constituir Cataluña en una nación, que por ser nación tenga derecho a su independencia a su propia soberanía”. (…): ¿Más descentralización, más desigualdad entre los españoles? ¡No, gracias!

Ramón Parada.

http://www.elmundo.es/opinion/2017/12/28/5a43f5e046163fd5168b45c8.html

¿Qué decir al Sr. Parada?

Lo primero, que para justificar lo que pretende -que no se reforme la Constitución mediante chantaje o para desunir España o los españoles, en lo que estoy de acuerdo con el autor- no necesita  homologar a los separatistas con el carlismo. Le diremos que todo lo contrario. Lo segundo, que es muy contradictorio en lo que dice poniendo “verdes” a los 40 años de libertad liberal.

Lo extraño es que uno que se precie de liberal critique tanto el cómo se ejerce la soberanía nacional, dicen creadora de la verdad pública (¡!), manifiesta además durante estos otros 40 años de una libertad que no obstante tanto extorsiona. En realidad siempre fue habitual en los liberales criticar el ejercicio de la soberanía nacional cuando la llamada voluntad general no coincide con su parecer. Quizás eso justifica la decenas y decenas de pronunciamientos, revueltas, revoluciones, golpes de Estado… que han dado. Pensemos también en el sufragio censitario al que se aferraban muchos liberales conservaduros, equilibrados y muy inteligentes: tenían dinero. Por el contrario, Vázquez de Mella hablará del sufragio universal en aquellos temas propios de la sociedad, los que forman parte de su vida cotidiana, yen lo que les interesa directamente.

También es extraño que el autor haga la crítica como heredero de quienes votaron SI, y con estrepitosos aplausos, a la Constitución de 1978: quizás él mismo votó SI. Y sigue siendo extraño que “El Mundo” mantenga su aplauso y homenaje a dicha Constitución, dicen que de la concordia etc.

También es raro que un liberal haga tanto hincapié en la igualdad, cuando los liberales han hecho hincapié sobre todo en la Libertad (en su caso  individualista, abstracta y racionalizadora), y los socialistas en dicha Igualdad (en su caso igualitaria, tratando igual a los diferentes). El socialismo salió del liberalismo, y ambos son estatistas.

El mal no está en la descentralización (que no es anarquía), ni en los Fueros (derechos propios pre constitucionales o para constitucionales), que son necesarios sobre todo en España. Ya veo que este señor suprimiría los Fueros de Navarra, en los que hay navarros que no creen -nunca han creído- de veras. Ayer UPyD y ahora Ciudadanos van directamente contra los Fueros. Los demás mantienen su apariencia foral por motivos diferentes: servirse de ellos contra Euzcadi o servirse de ellos, tergiversándolos, contra el Estado español y España. El Estado absorbente hace mucho daño, sea uno super grandote o 17 mini Estados. Peor si son 17, porque los males se multiplican y además el control estaría más cerca del ciudadano. No hay que confundir Estado (estatismo hoy) con suprema potestas, que desde luego debe existir para defender particularmente al débil, al oprimido y al que nada tiene.

Mucho me temo que los que se llaman foralistas en Navarra sólo son autieuzcadianos, y que al ser liberales conservaduros conviertan a Navarra en un pequeño Estado, con unos poderes políticos que esa Navarra no tendría si fuese verdaderamente foral. El Fuero exige la aplicación del principio de subsidiariedad (lo que uno mismo pueda hacer, que lo haga libremente, como le de la gana, sin perjudicar a terceros, al derecho o a la moral básica que por naturaleza es universal). De este principio se hace eco el Tratado de Maastrique (1992), aunque aplicándolo al revés a fuerza de centralista que también es. Además, el Fuero público es sobre todo jurídico y no político, y supone el fuero privado. En Navarra, desde el supuesto Fuero público (que no lo es porque funciona de hecho como una delegación del Estado al estilo Estatuto de autonomía) los liberales y socialistas se han cargado todo el Fuero privado, que pertenece directamente a la sociedad.

Precisamente los carlistas se oponían al centralismo estatista en cuanto pérdida de libertades personales, de grupo o sociales, municipales, profesionales, regionales. Ese centralismo decía que nos hacía iguales (mejor igualitarios) pero iguales en la opresión de un Estado absorbente que al final ha mostrado cuasi  totalitario. La descentralización nos hacía diversos como lo era nuestro ser y configuración (no racionalista, con costumbres hechas ley, personalista…), y a todos se nos permitía ser libres porque todos estaban libres del dominio de un Estado, a su vez lleno de empleados, funcionarios chupatintas, enchufismos, chulería, leyes sobreabundantes que nadie cumple conscientemente y muchos incumplen….

(Imagen: banderas de España llevadas por carlistas en la gran manifestación de Navarra por España del 3-VI-2017)

Por cierto, que el Euzcadi de los euzcadianos de izquierdas es tan centralista y absorbente, tan totalitario, como el Estado cubano. Y el de los del PNV casi también por estatista en muchos aspectos: su idealismo nacionalista les hace estatistas e igualitarios aunque no en el dinero, pues tienen mucha “pasta”. El nacionalismo como tal tiene una raíz ideológica eminentemente liberal: soberanía nacional, confusión entre Estado y Nación, absolutizar las criaturas temporales, en Estatismo que deshace las instituciones sociales y las libertades sociales y -al final- las personales, el racionalismo (creación de entes como criaturas de razón… que al final se convierten en pura voluntad), el individualismo del uno aislado o del Uno llamado clase/nación ya como instinto de defensa ya para evitar la soledad radical… la igualdad convertida en igualitarismo que deja a todos y todo a merced del Estado y otras cosillas más.

No sé si el Puigdemont ese tiene ascendientes carlistas, pero aquí en España cualquier político de cualquier signo los tiene. Nos llevaríamos grandes sorpresas. Quien salvó a Sabino Arana (+ 1903) de desaparecer políticamente fue De la Sota, precisamente un millonario liberal de fines del s. XIX.

Sobre este tema podemos ilustrarnos un libro muy ameno, ligero y completo, del sociólogo Javier Barraycoa sobre Historias ocultadas del nacionalismo catalán (Madrid, Libros Libres, 3ª ed., 2011, 365 pp.).

Lo de los golpistas separatistas catalanes-anticatalanes es la caraba: además de rupturistas y separatistas (más que chulicos de salita, se muestran dominantes, absolutos y cuasi divinos), además de insultar a España y los españoles, además de arruinar a los suyos (ya les mentirán diciendo que no, ya), encima quieren ser un Estado independiente, o un Estado independiente-dependiente (¡oh principio de no contradicción!) bajo la cobertura -económica- de España… Además de nacionalistas-separatistas, digo, nos salen estatistas como no podía ser menos. Pues contra todos ellos lucharon y lucharían los carlistas o, mejor, al revés, los carlistas son y serían perseguidos y afrentados por unos y otros. Los separatistas también son lógicamente estatistas reteniéndose como Comunidad Autónoma, pues no en vano un Estatuto de autonomía es una delegación del Estado

Conclusión

El error está hoy en 2018, estaba ayer en 1978, y estuvo en el despotismo ilustrado pre liberal del s. XVIII: todo para el pueblo pero sin el pueblo. ¿Quieren libertades?: no. Sólo quieren imponer su criterio individual bajo el nombre de Libertad (dime de qué presumes y te diré qué careces, o bien en otros la mentira y el engaño por principio) y, por supuesto, que en contra de las libertades concretas y reales. Se lo dijimos a Franco y Fraga, luego a Suárez, se lo decimos a Rajoy y a su cohorte enemiga que como él obedecen a quienes desean desunir todavía más a los españoles y a España.

 

 

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