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5 de mayo de 2021 0 / / /

“Rata Chepuda”

(Por Jose Bustinza) –

La rata chepuda no es sino Pablo Iglesias, inspirador del partido podemos y su rostro más visible.

Aunque uno en la taxonomía del mundo roedor acumula tantos conocimiento como de economía o resto de ciencias, creo poder asegurar que el adjetivo chepudo se refiere a la postura cargada de hombros del político. Mucha play y poco pílora, aquel juego en que la chavalería saltábamos unos sobre otros y que ha resultado -¿qué madre lo hubiera dicho? – estupendo para la fortaleza de las espaldas de los que todavía encontrábamos otros niños en las calles.
Tras una breve averiguación, -que uno debe a sus lectores veracidad en la información- puedo asegurar que en efecto el ex-vicepresidente del gobierno anda algo cheposo. Lo de rata parece apelativo logrado por un cuidadoso desorden del moño.
Ambas circunstancias unidas han colocado al personaje junto a los gigantes y cabezudos y muñecos de pimpampún del circo político patrio. Objeto de odios ajenos y víctima también de los propios, es diana de sus contrincantes políticos y los medios y las redes desbordan de desprecio a su figura. Representar sin vergüenza una ideología que ha provocado cien millones de muertos en la humanidad ayuda, como no.
El hombre ha hecho todos los méritos para ganarse este desprecio, pero quien escribe, que también cuenta con parecidos méritos, cuando mira a Pablo Iglesias no puede dejar de pensar que hay Uno que dio su sangre por él y siendo inocente, pagó con su muerte en la cruz las culpas de su vida y espera, porque también espera en la noche fría cubierto de rocío a las puertas de los casoplones, para abrazarlo amoroso cuando él quiera. Lo rodearía con sus brazos y depositaria su cabeza -y su moño- en su pecho. Si lo hace conmigo, que me perdona y me consuela, qué no haría con él. Transido por nuestros pecados lava con su sangre bendita nuestras heridas.
El día que ETA asesinó a Araluce, presidente de la Diputación de Guipúzcoa y requeté del Tercio de Begoña, su mujer reunió a sus hijos y con el corazón de esposa partido les pidió que rezaran con ella por los asesinos de su padre. Uno de los niños, hoy sacerdote, no ha dejado de hacerlo un solo día. No sé casi casi nada de taxonomía de roedores ni de economía, como ya he dicho,  pero sí sé que ese es el camino. El único: amar a quien nos tiene por enemigos.
Han concluido las elecciones en la CAM y el resultado es que los votos a opciones provida, pro familia, pro bien común no han sumado dos millares. Enemigos para amar, con y sin coletas, hay un montón. ¡Ánimo!
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