Primavera para Hitler
Un empresario teatral, para terminar de hundirse, quebrar la compañía y deshacerse así de las deudas, decide montar el espectáculo más absurdo que pueda concebirse. La obra es Primavera para Hitler y el empresario, Mel Brooks.
El guión acumula todos los disparates en un musical a la mayor gloria de un hitler cantarín. Cualquier extravagancia se acepta con ese fin.
Se dice que la realidad supera a la ficción; y vaya si es así. A algún cabecilla de #juntos-salimos-de-esto, (porque ahora las bandas organizadas se escriben así) ha mirado en su derredor en busca de ideas y, claro, los rostros que ha encontrado no son técnicos ni profesionales sino estrellotas de sus teles (o sea de la tele), mentecatos de ínfulas, grotescos actoruchos y elementos de la farándula social-pedigüeña que juntando su talento han pergeñado el plan: de esta salimos… con una de risas.
Y así han mordido el presupuesto. Sí, ése que no llega para salvar viejos y sin embargo les permite entonar su “luces, cámara, accion” y reírse con nuestros muertos. No “de” ellos, que eso lo aprenden con sus primeras letras y constituye todo su bagaje moral.
Hace muchos años, el repeinado aquél (el otro que tuvimos) salió un día en la tele para contarnos que nos traía un régimen en el que se iba a hacer normal “a nivel del” parlamento lo que era normal en la calle. Y él sabía que en las calles era normal lo que los señores ésos querían que fuera normal, obviamente. Éste es el secreto de cómo funciona el inventito. Para eso manejaban todos los recursos del Estado. Hasta hicieron normal decir “a nivel de”. ¿Qué podía salir mal?
La derecha -por lo que leo hoy- se ha tomado bastante a mal el tema de la serie cómica con nuestros muertos y promete atacar duro. Atentos pues, se prevé batalla de memes. Lo normal en la calle de una sociedad sin virtudes.
Lástima que nuestro disparate no sea además un musical para superar definitivamente a la ficción: Primavera para Sánchez.