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2 de septiembre de 2024 2

Neoestoicos

(Por Javier Garisoain) –

No se si es que los algoritmos de internet la han tomado conmigo o si es que la presente moda de propaganda estoica es tan fuerte como parece. No dejan de llegarme en twitter ristras de consejos básicos para machos alfa y recetas para tener una voluntad de hierro.

Todo eso está muy bien. Es lógico que la evidente blandenguería progre esté dando lugar a una ola creciente de neoestoicismo. ¿Será el típico mecanismo pendular de la historia mediante el cual los tiempos de crisis y decadencia acabarían produciendo hombres fuertes?.

Llegados a este punto es inevitable recordar la ingeniosa y un tanto fatalista cita del ex-marine y novelista estadounidense Michael Hopf“Los tiempos difíciles crean hombres fuertes; los hombres fuertes crean tiempos fáciles; los tiempos fáciles crean hombres débiles; y los hombres débiles crean tiempos difíciles”.

Estas palabras dicen la verdad pero no toda la verdad. Más parecen escritas por un budista oriental que por un cristiano. Lo cierto es que en la historia, en el mundo y en la naturaleza existen muchas cosas cíclicas -el huevo, la gallina, el huevo, la gallina…- pero no todo es circular. Hay un principio y hay un final. Hay una esfera y hay una cruz tal como nos lo enseñaba Chesterton. Hay un alfa y un omega.

Ojo por tanto con la amnesia del alma que nos está haciendo olvidar a Aquel que nos trajo la Gracia y el Espíritu y que se encarnó en la historia para romper con los ciclos de la fatalidad pagana. Ojo con el neoestoicismo. No somos hijos de Marco Aurelio o de Séneca sino de PabloAgustín Aquino. Que el mundo de las ideologías haya enloquecido sobre las viejas ideas del Evangelio no nos da derecho a confiar nuestra vida a la oscuridad de los sabios precristianos.

Los cristianos conocemos bien esa tentación voluntarista, porque hemos tenido y tenemos aún aquí la amenaza del pelagianismo. O la del semipelagianismo, con las secuelas traumáticas que vienen asociadas al rigorismo, al conservadurismo, al puritanismo o, en su versión más extrema, al fariseísmo.

Cuidado con la exageración de la voluntad, el amor propio y la testosterona. Bien están la reciedumbre, la hombría, y el vivir como adultos, pero no olvidemos que al final no nos salvaremos sin confianza, sin fe, sin caridad, sin abandono y sin infancia espiritual. Porque como bien dice la sabiduría del pueblo cristiano, al final de la jornada el que se salva sabe, y el que no, no sabe nada.

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2 comentarios en “Neoestoicos

  1. ME ENCANTA. Enhorabuena, Javier.

    Responder
  2. David Fernández

    Buenos días:

    Me parece acertada su reflexión acerca del papel de este “estoicismo moderno”.
    Es más, el estoicismo está enraizado fuertemente en la mentalidad del liberal. Adam Smith como la mayoría de los liberales clásicos tenían una mentalidad estoica y el protestantismo trae su libertad de conciencia de la libertad del espíritu interior estoica. Es verdad, que la libertad del estoico no es como la liberal porque el estoico no pretende cambiar la naturaleza, más bien abstraerse a ella. No obstante, la mentalidad es compartida hasta el extremo de que los estoicos aprueban el suicidio, ya que creen el ser humano tiene completa propiedad sobre su cuerpo. Algo a lo que nos oponemos los cristianos ya que consideramos que Cristo es nuestro Señor y nuestro cuerpo y bienes deben ser usados según la justicia y su voluntad.

    Tendría una pequeña discrepancia, Séneca como escritor fue muy importante en la tradición cultural y política española, a diferencia del resto de estoicos. Conceptos como la resignación ante la muerte, la brevedad del tiempo, la milicia de la vida o la sabiduría como cúspide de la existencia son connaturales a la tradición española.
    Su influencia es clara en autores españoles como Jorge Manrique, Fray Luis, Juan de Mariana, Marcelino Ménendez Pelayo, Ramón menéndez Pidal etc…

    Un cordial saludo

    Responder

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