Nacionalistas y socialistas: se han homogeneizado
(Por Carlos Ibáñez) –
Un examen de los números del diario Euzkadi correspondientes a los primeros años de la década de los treinta del pasado siglo, nos mostraría las concentraciones del PNV. Y podríamos ver cómo, en todas ellas, ocupaba un lugar preferente “El Ciego de la Patria”. Se trataba de un joven nacionalista de Galdácano, apellidado Ugarriza, que en un enfrentamiento con socialistas había sido herido de gravedad y quedado ciego.
Es un ejemplo de los muchos que podrían llenar un libro y que reflejan el antagonismo de los nacionalistas con lo socialistas y su dirigente Indalecio Prieto.
Un poco después Prieto anunció su propósito de atraerse a los nacionalistas. Y, lo ha conseguido. Paulatinamente. Pero lo ha conseguido
En 1936, con la concesión del Estatuto y el establecimiento del Gobierno de Euzkadi, los jóvenes nacionalistas formaron batallones que pelearon junto a los marxistas durante el año que duró la guerra del norte. Pero la unión no fue completa, ni mucho menos. Entre las unidades nacionalistas y las marxistas hubo grandes diferencias. Los gudaris, donde estuvieron, evitaron toda clase de desmanes contra la Iglesia, sus edificios y sus hombres. En conversaciones con excombatientes nacionalistas hemos oído repetidas veces: “Nosotros evitamos…, nosotros impedimos…”, etc.
Transcurridos tres meses, el desánimo comenzó a cundir, especialmente entre algunos dirigentes. Y comenzaron los tratos con los italianos para lograr una rendición por separado. Rendición que tendría lugar en Santoña (Cantabria) a finales de agosto de 1937.
En el ínterin, había llegado a poder del Gobierno de Valencia, un telegrama que la Secretaría de Estado enviaba a los dirigentes nacionalistas y que demostraba la existencia del plan de rendición en curso. En una reunión del Gobierno se propuso la ruptura con los nacionalistas, como consecuencia de la traición en curso. Fue Prieto, precisamente, el que serenó los ánimos y lo evitó. El dirigente socialista demostró una gran clarividencia. Para él lo más importante era conservar a los nacionalistas en su campo. Y si para ello había que hacer la vista gorda, pues se hacía.
El plan de Prieto ha tenido éxito. Los nacionalistas hoy están plenamente identificados con las huestes de la Revolución. Hemos visto, y oído, a un diputado del PNV, defender en el Parlamento la ley que prohíbe las reuniones de los grupos pro-vida en las proximidades de los abortorios. A quien, como un servidor, ha compartido su vida en la Acción Católica y Congregaciones Marianas, con piadosos seguidores de Sabino de Arana, le parecía soñar. Pues era cierto. El partido que Sabino fundó en defensa de la Religión, hoy está integrado en las filas de la Revolución. Las maniobras de Prieto han tenido éxito.
Claro que los planes de Prieto no han salido como él quería. Profundamente contrario al separatismo, Prieto, si levantara hoy la cabeza, vería su partido convertido en un grupo separatista más.
Tantos años de convivencia democrática han producido, en ambos partidos, un trasvase de ideas y de actitudes. Del mismo modo que en una hormigonera se unen los áridos y el cemento para formar el hormigón.
Un comentario en “Nacionalistas y socialistas: se han homogeneizado”
Ramón de Argonz
Muchas gracias, don Carlos.